En una entrada anterior tuve el placer de escribir sobre uno de los grandes ilustradores del siglo XX, el británico Arthur Rackham. He pensado que estaría bien ir presentando a los que más me gustan, pues considero el mundo de la ilustración de libros un arte apasionante, lleno de grandes creadores que nos han hecho soñar con sus imágenes algunas de las mejores historias de la literatura.
Junto a Arthur Rackham, existe un dibujante sobresaliente que compartió los años de gloria en la época dorada de la ilustración, se trata de Edmund Dulac, un autor francés que creció profesionalmente en Inglaterra.
Edmund Dulac, nacido en 1882 en Toulouse, estudió bellas artes en su ciudad y en París donde compartió habitación con un profesor que le daba lecciones de inglés a cambio de retratos. Inspirado por pintores como William Morris o Aubrey Beardsley, aumentó su pasión anglófila hasta el punto de cambiar su vocal "o" de Edmon por la "u" de Edmund, con la que se daría a conocer; hasta en la escuela se le conocía como "l'anglais", una escuela en la que por cierto había estudiado el gran Alphonse Mucha y en la que se matricularía el otro gran ilustrador del siglo, el danés Kay Nielsen.
Tras viajar a Londres, vivió los primeros éxitos de Rackham con sus creaciones para Rip Van Winkle y Peter Pan, que llegaron a exponerse en la Galería Leicester. Allí mismo presentó Dulac sus trabajos y, tras la grata impresión que causó su obra, se le encargaron las famosas acuarelas que ilustraron The Arabian Nights en 1907. Después de este trabajo, Dulac se decantó por las obras de exotismo oriental, mientras Rackham se interesaba por la mitología nórdica y los fantásticos seres pobladores del bosque. De hecho, estuvo tan fascinado por la cultura oriental que estudió lengua y escritura árabes, además de chino, hebreo y persa. No obstante, también es reconocido por sus luminosas ilustraciones de los cuentos de Andersen.
En su gran momento de gloria llegó a firmar un contrato con la Galería Leicester y la editorial Holder & Stoughton para vender sus ilustraciones, pero el inicio de la Primera Guerra Mundial supuso un obstáculo en su ascendente carrera debido a las restricciones de papel.
Después de haber creado fascinantes obras maestras de tono oriental como El Rubáiyát o Simbad el marino y de ilustrar La tempestad de Shakespeare o los poemas de Poe, acabó su carrera realizando caricaturas humorísticas, postales, diseño de vestuario teatral, sellos y billetes.
Como Rackham, perteneció a la edad de oro de la ilustración de libros infantiles y almanaques de regalo, pero mientras el inglés fue un apasionado de la línea, Dulac fue el gran maestro de la acuarela colorista. Sus trabajos con tres colores básicos: amarillo, rojo y azul y sus tonalidades plateadas y oscurecidas le confieren a sus fantasías árabes y a sus memorables dibujos para Andersen una belleza inigualable, acuarelas ricas en pigmentos de color y detallismo que son capaces de crear una atmósfera idónea de cuento y situarnos en el paisaje adecuado.
Posteriormente, fascinado por las miniaturas persas, su trabajo evolucionó y la sustancia de sus modelos y texturas se decantaron por el contorno, por el aplanamiento de la escena y la simplificación de las figuras. Por contra, se adornaron más las superficies con ricos cortinajes y túnicas y su paleta se volvió más luminosa, resaltando los colores con mucha expresividad. Realmente parecía otro ilustrador, pero en todo caso mantuvo esa pasión por el color que lo hizo tan destacable.
Os dejo un vídeo con algunas de sus obras donde un buen lector puede intentar descubrir algunas de las historias que tan bellamente ilustró Edmund Dulac.
Edmund Dulac, nacido en 1882 en Toulouse, estudió bellas artes en su ciudad y en París donde compartió habitación con un profesor que le daba lecciones de inglés a cambio de retratos. Inspirado por pintores como William Morris o Aubrey Beardsley, aumentó su pasión anglófila hasta el punto de cambiar su vocal "o" de Edmon por la "u" de Edmund, con la que se daría a conocer; hasta en la escuela se le conocía como "l'anglais", una escuela en la que por cierto había estudiado el gran Alphonse Mucha y en la que se matricularía el otro gran ilustrador del siglo, el danés Kay Nielsen.
Tras viajar a Londres, vivió los primeros éxitos de Rackham con sus creaciones para Rip Van Winkle y Peter Pan, que llegaron a exponerse en la Galería Leicester. Allí mismo presentó Dulac sus trabajos y, tras la grata impresión que causó su obra, se le encargaron las famosas acuarelas que ilustraron The Arabian Nights en 1907. Después de este trabajo, Dulac se decantó por las obras de exotismo oriental, mientras Rackham se interesaba por la mitología nórdica y los fantásticos seres pobladores del bosque. De hecho, estuvo tan fascinado por la cultura oriental que estudió lengua y escritura árabes, además de chino, hebreo y persa. No obstante, también es reconocido por sus luminosas ilustraciones de los cuentos de Andersen.
En su gran momento de gloria llegó a firmar un contrato con la Galería Leicester y la editorial Holder & Stoughton para vender sus ilustraciones, pero el inicio de la Primera Guerra Mundial supuso un obstáculo en su ascendente carrera debido a las restricciones de papel.
Después de haber creado fascinantes obras maestras de tono oriental como El Rubáiyát o Simbad el marino y de ilustrar La tempestad de Shakespeare o los poemas de Poe, acabó su carrera realizando caricaturas humorísticas, postales, diseño de vestuario teatral, sellos y billetes.
Como Rackham, perteneció a la edad de oro de la ilustración de libros infantiles y almanaques de regalo, pero mientras el inglés fue un apasionado de la línea, Dulac fue el gran maestro de la acuarela colorista. Sus trabajos con tres colores básicos: amarillo, rojo y azul y sus tonalidades plateadas y oscurecidas le confieren a sus fantasías árabes y a sus memorables dibujos para Andersen una belleza inigualable, acuarelas ricas en pigmentos de color y detallismo que son capaces de crear una atmósfera idónea de cuento y situarnos en el paisaje adecuado.
Posteriormente, fascinado por las miniaturas persas, su trabajo evolucionó y la sustancia de sus modelos y texturas se decantaron por el contorno, por el aplanamiento de la escena y la simplificación de las figuras. Por contra, se adornaron más las superficies con ricos cortinajes y túnicas y su paleta se volvió más luminosa, resaltando los colores con mucha expresividad. Realmente parecía otro ilustrador, pero en todo caso mantuvo esa pasión por el color que lo hizo tan destacable.
Os dejo un vídeo con algunas de sus obras donde un buen lector puede intentar descubrir algunas de las historias que tan bellamente ilustró Edmund Dulac.
Carlos, otra entrada bellísima, elijo el adjetivo a conciencia.
ResponderEliminarSiempre me han deslumbrado las ilustraciones. Creo que aquellos libros de Bruguera "Colección Historias" que ya anunciaban en la portada "con 250 ilustraciones", me marcaron.
Las ilustraciones de Dulac (Rubaiyat...), Wyeth (La flecha negra...),Pyle (El libro de los piratas), Rackham (Alicia...) Las tengo en lugar destacado en mi biblioteca.
Ya he visto en el vídeo a la princesa y el guisante, el ruiseñor, el traje del emperador...
Un abrazo, profe.
Deliciosas ilustraciones. ¿Y por qué llamarlos ilustradores y no pintores? La modestia hace mayores aún a los grandes artistas.
ResponderEliminar¿Se me levanta ya el castigo, profe? Es que así, contra la pared, he tenido que ver la proyección reflejada en los vidrios de la ventana.
Un abrazo y felicidades por otra entrada formidable de la que tanto se aprende y tanta curiosidad me despierta.
Thornton se que es bellísima porque Dulac es pura delicatessen. Como siempre no dejas de sorprenderme con tu biblioteca y tus conocimientos porque veo que estas en todo (cuanto me gustaría colarme como ratoncito en tu biblioteca y chafardear a gusto).
ResponderEliminarP.D. No estoy seguro pero creo que hay fallos con la música (el maldito programa).Como conprenderas, las piezas también suelen estar elegidas con meticulosidad y por eso me duele.
Jose tienes razón. Son tan pintores como el que más y de hecho exponían sus obras en galerías, lo que pasa que esas obras eran parte de libros y por tanto es más justo catalogarlos como ilustradores.
ResponderEliminarSólo espero que hayas recapacitado sobre Tourneur y el fantástico porque va a ser materia mientras esto dure. Un buen abrazo amigo.
Ténía un libro en casa con unas ilustraciones hermosísimas y lo he perdido. Era una recopilación de cuentos rusos. Cuando he leido tu entrada y he visto las ilustraciones me he puesto a buscarlo como un loco, ¡y no está! las ilustraciones eran obra de EDmund Dulac, no me cabe ninguna duda. Es inconfundible. Revolveré hasta el último rincón a ver si doy con él. O cogeré la agenda y llamaré uno a uno a los depositarios de mis prèstamos.
ResponderEliminarPor cierto, ¿tiene algo que ver Hergé con Rackham ? ¿Se querían, se odiaban, se conocieron siquiera.? ¿Hergué lo admiró, le influyó...? Lo pregunto por "Tintin y el Secreto de Rackham el rojo"
¡Salud Carlos!
Si era un libro con ilustraciones de Dulac fuiste un insensato al dejarlo en préstamo. Este gran dibujante vale su peso en oro y no creo que se encuentren muchos de sus libros ilustrados.
ResponderEliminarNo me cabe la menor duda que el inteligente Hergè conocía la obra de Rackham porque fue muy influyente y no me extrañaría que fuera todo un homenaje pues el álbum fue publicado cinco años después de la muerte del gran ilustrador inglés.
Un abrazo Hablador.
Querido profe, vengo a la carrera antes de salir para Galicia. Ayer, cuando vi tu entrada, me puse a buscar una joyita y no la encontraba. Y hoy, con el coche ya cargado, me apareció: "El libro mágico de Edmund Dulac", una preciosidad de libro (físicamente hablando), con prólogo de Carmen Bravo-Villasante, con traducción de Silvia Komet, perteneciente a la Biblioteca de Cuentos Maravillosos y edición de José J. de Olañeta, editor, Palma de Mallorca.
ResponderEliminarEs un libro bellísimo, de cuentos de hadas, ilustrado por Edmund Dulac, una maravilla que adquirí en Madrid en el año 1996. Los cuentos, una delicia. Las ilustraciones, de una belleza aplastante.
Sé que a mis compañeros de pupitre se le pondrían los dientes largos si lo vieran. Los cuentos son hermosos y se recogen de diferentes puntos del planeta. Las ilustraciones de Edmund Dulac, delicadísimas.
Magnífica entrada, como siempre.
Un besico, que salgo de inmediato de viaje (de Sur a Norte y de Este a Oeste).
Bueno Isabel, me alegro doblemente pues tienes un libro maravilloso en tus manos, con la calidad de referencia de esa editorial y además vas a realizar un viaje de mucho placer.
ResponderEliminarEspero que disfrutes estos días por tierras galegas y no te preocupes tanto por tus compañeros.Un abrazo.
Que dibujos más bonitos hizo este ilustrador. Se nota que tenía una imaginación extraordinaria. Gracias por leerme tantos cuentos maravillosos durante tantas noches. Un beso papá.
ResponderEliminarEspero que dibujos como estos y libros como los que te he leído queden para siempre en tu memoria como recuerdos de esos buenos momentos. Gracias a ti por escucharlos tan bien y un besazo.
ResponderEliminarBueno Carlos, ya he descubierto la forma de poder escribirte comentarios: firmar como Anónimo, pero no soy anónima, soy Rebeca. Enhorabuena por esta entrada y gracias por colgar ese maravilloso desfile de ilustraciones que me ha alegrado el rato. Un abrazo
ResponderEliminarMe alegro mucho de verte de nuevo por aquí Rebeca. Era evidente que todas estas ilustraciones son de tu gusto, viendo como tus entradas rebosan de estas y otras de gran nivel. Yo también disfruté escogiéndolas para vosotros.
ResponderEliminarPreciosa entrada, Carlos, hace tiempo le dediqué una reseña a Rip Van Winkle (Washington Irving), del cual poseo una maravillosa edición ilustrada por Rackham.
ResponderEliminarA Dulac sólo tengo el gusto de conocerlo a través de internet, pero me encanta.
Volveré para leer la entrada de Rackman.
Un saludo.
Dulac y Rackham dos maneras de entender las ilustraciones pero las dos tan hermosas que se siguen trayendo en los buenos libros que se editan. Como alguien decía por aquí, fueron grandes pintores dedicados a la literatura. Un saludo Andromeda.
ResponderEliminarYo descubrí a ambos hace muy poco tiempo, precisamente buscando en la red nombres de ilustradores de cuentos. De todas formas no sería extraño que hubieran ilustrado algún que otro de los libros que de niña fueron mis tesoros, pues tuve unos cuantos.
ResponderEliminarEncantada de pasar por aquí, aunque debo confesar que desde la última y primera vez que te visité perdí el enlace a tu blog de forma inexcusable. Por suerte, nunca es tarde si la dicha es buena, recordé cómo había conseguido llegar aquella vez y repetí :)
Te agradezco la búsqueda Wara y me anima para seguir escribiendo sobre mis pasiones.
ResponderEliminarIlustradores hay muchos y grandes. De hecho me gustaría fijarme en los famosos ilustradores rusos, en algunos modernos que también me hechizan, pero creo que estos dos y Kay Nielsen son realmente irrepetibles. Yo los he descubierto en las lecturas con mis hijos y digamos que a ellos se lo agradeceré. Hasta en alguna pared de mi casa han cobrado vida sus dibujos en forma de mural.
Un abrazo amiga.