El mundo es observable desde muchas perspectivas y la posibilidad de las diversas miradas sobre un mismo elemento da un excelente juego narrativo. En sus dos primeros viajes, Gulliver se enfrentaba a una aventura similar desde dos perspectivas bien diferentes, lo cual implicaba también una postura distinta para adaptarse a cada medio.
También el cine, que ha sabido nutrirse de las fuentes narrativas, ha asimilado muy bien esa jugosa temática del ser humano en un mundo extraño que es el suyo propio, pero en una dimensión distinta. Existen varias películas de humanos reducidos por motivos diversos que se enfrentan a un espacio que en un principio les es cercano, pero que en función de la nueva forma adquirida constituye un mundo nuevo, lleno de peligros y sorpresas desconocidas hasta entonces. Esta temática de raíz fantástica ha sido explotada con mayor o menor acierto en varias películas, como las que aquí presento.
Dr. Cyclops (1940) de Ernest B. Schoedsack es una simpática película sin grandes pretensiones que explota el tema del científico loco y visionario, un sabio iluminado con sed de conocimientos pero sin consideraciones éticas de ningún tipo, que consigue reducir a seres vivos a través de sus experimentos. Se trata del doctor Thorkel, el cíclope al que alude el título, pues tiene una figura semejante y una ceguera que lo emparenta con el mitológico personaje de La Odisea y además retiene a sus oponentes en un reducido espacio semejante a la cueva en la que se ven inmovilizados Ulises y sus compañeros de viaje. En esta obra los objetos cotidianos adquieren fuerza dramática gracias a que tienen nuevas utilidades debido a la variación de proporciones. La película conserva un regusto naif, pero en ningún momento adquiere la maestría de sus dos grandes obras en colaboración, su épico King Kong y su terrorífico El malvado Zaroff.
Viaje alucinante (1966) de Richard Fleischer supone otra variante científica de la reducción de humanos. En este caso, se reduce a conciencia a un grupo de cinco miembros con el objetivo de explorar, embarcados en una nave submarina, un espacio muy próximo pero totalmente desconocido: un aventurero viaje hacia el interior del cuerpo humano. La película se convierte en una especie de documental, con la estética pop del momento, que trata de mostrarnos a gran escala el funcionamiento de nuestro organismo. Pero por suerte, debemos agradecerle a Fleischer -un director muy bien curtido en trabajos con ritmo de aventura, como lo demuestran sus maravillosas 20000 leguas de viaje submarino o Los vikingos- que la película sea coherente con el cine fantástico que representa y que su misión continúe manteniendo los buenos ingredientes de una obra de aventura espacial, es decir, una misión peligrosa, un villano en la tripulación dispuesto a echarla a perder, un espacio que ofrece múltiples dificultades y peligros y una buena dosis de tensión a ritmo de reloj con cuenta atrás. En este heterogéneo grupo, el doctor Duval se encarga de dar el punto filosófico al viaje, disertando sobre el infinito y el alma humana y pronunciando frases del tipo : "Los filósofos medievales tenían razón. El hombre es el centro del universo" o ante el éxtasis producido por la entrada en el cerebro citando aquello de "Y sin embargo todos los soles que iluminan el universo lucen apagados ante el resplandor de un solo pensamiento, proclamando en incandescente gloria la sin igual mente del hombre".
El increíble hombre menguante (1957) de Jack Arnold es una película basada en una pequeña novela de Richard Matheson, autor encargado también de guionizar la obra. Este film ha ido adquiriendo prestigio a lo largo de los años y es que, a pesar de ser una realización de las denominadas serie B, conserva el encanto de su temática y sus sorprendentes efectos especiales. La historia trata sobre un personaje que, afectado por una nube tóxica, comprueba como se va reduciendo de tamaño hasta una dimensión imperceptible. De hecho, en los últimos momentos se da cuenta de "que próximos están lo infinitesimal y lo infinito". Si Viaje alucinante era una exploración interior que defendía la idea del hombre como centro del universo, El increíble hombre menguante parece salirse de la limitada dimensión humana y como Matheson narra en los tramos finales de la novela: "Para un hombre, cero centímetros significaba nada. Pero para la naturaleza, el cero no existía. La existencia continuaba en ciclos infinitos".
Desde el punto de vista del fantástico, la película de Arnold es ciertamente muy atractiva, pues nos introduce en el género a partir de la manipulación del punto de vista. La alteración del espacio cotidiano que se va produciendo para un personaje que mengua, es una idea explotada soberbiamente, pues ese cambio de perspectiva al que aludía al principio es el que acaba provocando la tensión narrativa requerida. El director y el guionista nos muestran con sutileza las pequeñas alteraciones que se van produciendo en el entorno y en los objetos que rodean al protagonista y hacen que nos vayamos identificando con su tragedia. Lo que más aprecio de esta gran película es su capacidad de viajar de lo más pequeño a lo infinito sin abandonar el sótano de una casa.
Estas son películas que han crecido con el tiempo y necesitan el rescate de los buenos aficionados.
Dr. Cyclops (1940) de Ernest B. Schoedsack es una simpática película sin grandes pretensiones que explota el tema del científico loco y visionario, un sabio iluminado con sed de conocimientos pero sin consideraciones éticas de ningún tipo, que consigue reducir a seres vivos a través de sus experimentos. Se trata del doctor Thorkel, el cíclope al que alude el título, pues tiene una figura semejante y una ceguera que lo emparenta con el mitológico personaje de La Odisea y además retiene a sus oponentes en un reducido espacio semejante a la cueva en la que se ven inmovilizados Ulises y sus compañeros de viaje. En esta obra los objetos cotidianos adquieren fuerza dramática gracias a que tienen nuevas utilidades debido a la variación de proporciones. La película conserva un regusto naif, pero en ningún momento adquiere la maestría de sus dos grandes obras en colaboración, su épico King Kong y su terrorífico El malvado Zaroff.
Viaje alucinante (1966) de Richard Fleischer supone otra variante científica de la reducción de humanos. En este caso, se reduce a conciencia a un grupo de cinco miembros con el objetivo de explorar, embarcados en una nave submarina, un espacio muy próximo pero totalmente desconocido: un aventurero viaje hacia el interior del cuerpo humano. La película se convierte en una especie de documental, con la estética pop del momento, que trata de mostrarnos a gran escala el funcionamiento de nuestro organismo. Pero por suerte, debemos agradecerle a Fleischer -un director muy bien curtido en trabajos con ritmo de aventura, como lo demuestran sus maravillosas 20000 leguas de viaje submarino o Los vikingos- que la película sea coherente con el cine fantástico que representa y que su misión continúe manteniendo los buenos ingredientes de una obra de aventura espacial, es decir, una misión peligrosa, un villano en la tripulación dispuesto a echarla a perder, un espacio que ofrece múltiples dificultades y peligros y una buena dosis de tensión a ritmo de reloj con cuenta atrás. En este heterogéneo grupo, el doctor Duval se encarga de dar el punto filosófico al viaje, disertando sobre el infinito y el alma humana y pronunciando frases del tipo : "Los filósofos medievales tenían razón. El hombre es el centro del universo" o ante el éxtasis producido por la entrada en el cerebro citando aquello de "Y sin embargo todos los soles que iluminan el universo lucen apagados ante el resplandor de un solo pensamiento, proclamando en incandescente gloria la sin igual mente del hombre".
El increíble hombre menguante (1957) de Jack Arnold es una película basada en una pequeña novela de Richard Matheson, autor encargado también de guionizar la obra. Este film ha ido adquiriendo prestigio a lo largo de los años y es que, a pesar de ser una realización de las denominadas serie B, conserva el encanto de su temática y sus sorprendentes efectos especiales. La historia trata sobre un personaje que, afectado por una nube tóxica, comprueba como se va reduciendo de tamaño hasta una dimensión imperceptible. De hecho, en los últimos momentos se da cuenta de "que próximos están lo infinitesimal y lo infinito". Si Viaje alucinante era una exploración interior que defendía la idea del hombre como centro del universo, El increíble hombre menguante parece salirse de la limitada dimensión humana y como Matheson narra en los tramos finales de la novela: "Para un hombre, cero centímetros significaba nada. Pero para la naturaleza, el cero no existía. La existencia continuaba en ciclos infinitos".
Desde el punto de vista del fantástico, la película de Arnold es ciertamente muy atractiva, pues nos introduce en el género a partir de la manipulación del punto de vista. La alteración del espacio cotidiano que se va produciendo para un personaje que mengua, es una idea explotada soberbiamente, pues ese cambio de perspectiva al que aludía al principio es el que acaba provocando la tensión narrativa requerida. El director y el guionista nos muestran con sutileza las pequeñas alteraciones que se van produciendo en el entorno y en los objetos que rodean al protagonista y hacen que nos vayamos identificando con su tragedia. Lo que más aprecio de esta gran película es su capacidad de viajar de lo más pequeño a lo infinito sin abandonar el sótano de una casa.
Estas son películas que han crecido con el tiempo y necesitan el rescate de los buenos aficionados.
Otra entrada acertadísima. Y van...
ResponderEliminarNo conozco "Dr. Cyclops" pero la veré inmediatamente.
Vi "Viaje alucinante" hace mucho tiempo, la había olvidado y pienso rescatarla - mi chica es catedrática de ciencias naturales y se alegrará-
"2000 leguas..." "El increible..."y "los vikingos" son tres recuerdos de mi infancia que aún permanecen. Acabo de comprar precidsamente "Los vikingos".
Eres un artista escribiendo entradas. Ya lo he dicho varias veces: eres muy joven para ser tan sabio.
Un abrazo.
P.D. Te leí que por fín iban a editar de forma respetable "El horror según Lovecraft" en Valdemar. La pregunta va sin segundas: ¿La edición del "Ojo sin parpado" con traducción de Molina Foix y otros, te parece poco afortunada?
Thornton,es que aprendo rápido al rodearme de gente que sabe más.
ResponderEliminarDe las tres que os traigo, Dr. Cyclops sería la más prescindible porque le falta el ritmo que si tienen las otras, pero bueno, es una curiosidad. Viaje alucinante fue una de esas películas de infancia que me marcó, por lo que suponía de sorprendente, de ese viaje por el interior del cuerpo humano. Ahora he podido rescatar algunos detalles más. El increíble hombre menguante siempre la he considerado una gran obra maestra sin más.
P.D. Maestro me refería a El horror sobrenatural en la literatura, un ensayo escrito por el mismo Lovecraft sobre literatura fantástica que es lo más agudo que se ha escrito (traducción de Molina Foix). El que tu citas es una selección de cuentos de Molina Foix, teniendo en cuenta los gustos que Lovecraft nos mostraba en este ensayo. Son dos obras complementarias.
Hasta ahora se podía encontrar el mismo librito en Alianza editorial, pero ahora Valdemar le ha dado honores de gran clásico con edición del mismo Molina Foix en Gótica, incluyendo jugosos apéndices como otra serie de textos del mismo Lovecraft sobre literatura y una necesaria y completísima relación bibliográfica de todos los textos citados (con las ediciones existentes y encontrables en inglés y castellano). Si tienes pasión por el fantástico (que la tienes) este libro no puede faltar en tu espléndida librería.
Un gran abrazo maestro.
¡Qué delicia Carlos.! Cuando he acabado la entrada me he sentido como cuando estás ante un manjar y una buena botella de vino.Al llegar al último bocado y al último trago, uno se hace el remolon para alargar el placer.
ResponderEliminarHe visto la mayoría de películas que citas y de las que hablas con tanto cariño. Y curiosamente las vi hace muchos muchos años, en aquellas sesiones de tarde de los sábados de los 70. Ahora mismo pongo a trabajar a Emule para bajármelas y poder verlas de nuevo. Me viene el gusto a pan con chocolate, que es lo que mi madre nos daba de merendar los sábados a esa hora.
Por cierto, ¡qué pequeños somos.!
¡Salud!
Sé que no pretendes empequeñecernos con estas entradas grandiosas, pero ahora mismo te veo enorme.
ResponderEliminar"El increíble hombre menguante" es una de mis películas favoritas de siempre. De niño me pareció terrorífica. Me gustará mucho revisionarla ahora.
"Viaje alucinante" me parece más casposa. Fui a verla no hace mucho a la Filmoteca y todavía tengo pesadillas con la escena en la que todos aprovechan para meter mano a Raquel Welch para quitarle no sé qué bacteria maligna del cuerpo. Me ha extrañado que no menciones a Asimov. La novela me gustó muchísimo más, y aunque me sepa mal decirlo, como película casi me quedo con "El chip prodigioso" que también está inspirada en estos argumentos intravenosos.
Las frases que citas son memorables, de esas que se aprecian en toda su magnitud con unas buenas jarras de cerveza.
Un fuerte abrazo que, hoy más que nunca, a buen seguro se queda pequeño.
Jugosísima entrada, querido Tusitala. Empieza por el estimado Gulliver y sus viajes a países que le cambian la percepción de las cosas por su tamaño (por mayores o menores) y aterrizas en el cine.
ResponderEliminarTe tengo que querer, pues consigues devolverme a mi juventud casi siempre, aquí con estas películas. De las tres que citas, he visto dos, y hace mucho tiempo: "Viaje alucinante", cuyas imágenes impactantes del cuerpo humano desde dentro aún recuerda mi memoria (ay, esa nave y sus aventuras por el torrente sanguíneo), y "El increíble hombre menguante", una película que me gustó a rabiar y que me puso el corazón en la garganta, pues aunque sea de serie B tiene el regusto de las buenas historias y, tal es así, que mi mente aún la ve y la vive, como me ocurre con las buenas novelas.
Petons, resalao.
Hablador, yo también tengo recuerdos de las sesiones dobles en el cine con muchas películas infumables y otras geniales como estas y de las gloriosas tardes de sábado ante el televisor. Todo aquello ha quedado almacenado en mi memoria y cuando las repesco tienen un sabor especial, pues me traen como a ti buenas sensaciones. Me alegra poder despertarte esas nuevas ganas de visionarlas. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias Carlos por la aclaración. Creí que te referías a esa antología del "ojo..."y me extrañaba que no la aprobaras. Una vez aclarado, iré esta misma tarde a por él.
ResponderEliminarGracias otra vez, profe.
Un abrazo.
Jose, es todo lo contrario, pues yo me sentía empequeñecido ante vosotros y el subconsciente me ha exigido una entrada a la altura.
ResponderEliminarEstaba seguro que respecto a El increíble hombre menguante compartiríamos las buenas sensaciones (fílmicas) que nos produce. Lo de Viaje alucinante no lo tenía tan claro (a pesar de tus casposas aficiones), pero creo que se merece una oportunidad ante las nuevas generaciones (yo se lo la he dado con mis hijos). No he mencionado a Asimov porque no lo he leído, pero si no me equivoco el autor escribió la novela a posteriori, es decir, la película parte de un relato corto de otros autores y sobre el guión realizado para esta, Asimov escribió la novela.
Yo también quede de pasta de boniato al ver como toda la tripulación le metía mano a la escultural Raquel con la intención de quitarle anticuerpos (imagino que la escena se repetiría varias veces por problemas de fijación de los anticuerpos).
Lo del Chip prodigioso, como lo de Cariño he encogido a los niños,etc pues entretenimientos sin más. No las puedo equiparar, aunque quizás juega a favor la nostalgia.
Muchas gracias por tus elogios pero más aún por tus comentarios. Un abrazo.
Y tu como siempre Isabel fijándote en todos los detalles pequeños (por lo de Gulliver).
ResponderEliminarYa te he dicho muchas veces que la ilusión es mía, por rejuvenecer tus recuerdos. Estas historias son muy grandes, pero además contienen reflexión (algo improbable en películas de entretenimiento de hoy en día). Un abrazo con cariño.
A sus ordenes maestro. Me alegro de haberlo aclarado y suscitar un interés tan veloz (contento tienes a tu librero). Un abrazo.
ResponderEliminarSiempre que te leo me siento pequeñita y sumamente afortunada precisamente por tener la oportunidad de leerte.
ResponderEliminarRecuerdo perfectamente la pelicula Viaje alucinante, yo era muy joven y quedé clavada en mi asiento hasta el final, supongo que ahora me parecería menos "importante", y con el Hombre menguante pasé miedillo
Vosotros, a diferencia de estos personajes, continuáis siendo grandes porque sabéis expresaros de maneras muy diferentes. Lo bueno de estas películas es que quedan grabadas en la retina por un motivo o por otro y que son de recuerdo fácil (cosa que puede indicarnos su calidad o al menos su grado de satisfacción en el momento). Agradezco tu paseo nocturno por aquí y te envío un abrazo.
ResponderEliminarA mi me parece que con las enormes fortunas que se dedican a cualquier película, es una pena que se haya perdido imaginación y con ello la facultad de sorprendernos con una historia; los efectos especiales por alucinantes que sean ya se sabe que cada día se superan.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bien lo dices Wara,la imaginación y las buenas historias han sido sustituidas por un carrusel de efectos especiales e incluso algunas buenas historias cargan con el lastre de los mismos, por no haber prestado demasiada atención a lo que se explicaba. Los efectos no son buenos ni malos, son una herramienta que puede ayudar en el desarrollo, pero nunca deben sustituir a la misma historia. Me molesta también que la gente se queje de los efectos de cada época (aunque los del hombre menguante son francamente buenos) porque son fruto de eso, de una época y sobre todo de mucha imaginación (para muestra, el bueno de Harryhausen). Un abrazo
ResponderEliminarHaS citado algunas de mis películas preferidas de cuando era joven. Me fascinaba Gulliver, más aún el viaje alucinante, y el hombre menguante lo mismo (sus múltiples versiones... al crecer me di cuenta que no todas eran buenas). Es el misterio cotidiano que nos alcanza, incluso a edades tempranas. Implica ver lo que vemos cada día desde otra óptica. Soy un fascinado de ello, y estas películas no sé si son excelentes pero sé que desde que las vi no las he olvidado. Un abrazo.
ResponderEliminarPara mí El increíble hombre menguante es la que mejor ha resistido el paso del tiempo (y creo que no soy el único que lo piensa). El resto, como tantas otras, son fruto de una época pero aún se dejan ver y como dije se pueden extraer todavía buenas ideas y pensamientos o sencillamente buenos momentos. Un abrazo.
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