domingo, 3 de enero de 2010

Bomarzo: un jardín escrito


El 13 de julio de 1958, Manuel Mujica Lainez acompañado del poeta Guillermo Whitelow y del pintor Miguel Ocampo visitaba por primera vez el fabuloso parque de Bomarzo, cercano a Roma. Después de la fascinación que le produjo la visita a los jardines decidió novelar la historia del príncipe Vicino Orsini, el creador del Parque de Bomarzo. La redacción de su obra más célebre le ocupó más de dos años y la gloria del príncipe jorobado, del cultivado y alquimista señor comenzó a renacer.
Es una novela de corte histórico pero con una mayor profundidad para lo habitual en el género, que pretende ser el retrato de una época, de un Renacimiento por el que desfilan grandes personajes y hechos memorables, pero es sobre todo un relato íntimo del personaje, una especie de autoanálisis que intenta justificar el porqué de la creación del sacro bosque de Bomarzo. El príncipe se embarca en un proyecto que se convierte en una autobiografía en piedra, porque es un príncipe estudioso de la alquimia y el parque es una suerte de retrato simbólico de su existencia y su devenir.
La obra tiene un lenguaje con regusto clásico, manierista y recargado en muchas ocasiones, pero de una exquisitez cercana a lo sublime. Aunque el lenguaje pretende ser lo más cercano a la época, su vocabulario está repleto de anacronismos conscientes, pues el autor pretende escribir desde la mirada del siglo XX, sabiendo que el príncipe Orsini es un ser intemporal.
Esta fascinante obra y su autor han caído en el olvido. Se lee poco a Mujica Lainez porque injustamente se le siente un escritor fuera de moda, conservador y con un estilo anticuado. En 1962, año de su aparición, obtuvo el Premio Nacional de Literatura y compartió en 1964 el Premio John F. Kennedy con Rayuela de Cortázar, quien le propuso publicar la obra conjuntamente con el título de Ramarzo o Boyuela. Así como la obra de Cortázar ha ido atrayendo a los jóvenes lectores de varias generaciones por su carácter experimental y libre, Bomarzo y su autor han sido ignorados (por no hablar del resto de su obra que aguarda a ser rescatada de las librerías por gente amante de la buena lectura).
Por suerte, yo tuve la oportunidad de recuperarla y degustarla con infinito placer. Su lectura hizo que me dedicara a la búsqueda de imágenes de ese parque mal llamado de los monstruos -debe entenderse en su origen latino, es decir del verbo monstrare y por tanto lo que vemos en el parque se nos muestra y nos aclara conceptos-. Unos años más tarde, en una de mis visitas a Roma, decidí buscar el parque para comprobar in situ el origen del libro. La visita del jardín de Bomarzo supone un espectáculo asombroso, un grotesco cuento mitológico lleno de alegorías y simbolismos: personajes de la mitología griega tallados en la roca de tamaño descomunal, edificios con sorprendentes características, máximas escritas con hermetismo, arroyos y árboles sin continuidad de unidad parecen intentar transmitirnos un camino iniciático, una reflexión sobre el destino del ser humano (recomiendo la lectura aclaradora de Los jardines del sueño. Polífilo y la mística del Renacimiento de Kretzulesco-Quaranta).
Esta sorprendente creación fue obra del príncipe Pier Francesco Orsini, que tuvo a sus órdenes a arquitectos como Pirro Ligorio y que estuvo dedicada a la memoria de su primera y más amada esposa, Giulia Farnese. Durante casi treinta años, entre 1552 y 1580, Orsini llenó este jardín de elementos simbólicos y esotéricos con la intención de mostrarnos el camino hacia la eternidad.
Mi viaje significó cerrar el círculo con Mujica Lainez y su Bomarzo. Este escrito y el vídeo musicado, la crónica de todo ello.

16 comentarios:

  1. Me has fascinado con esta entrada. Ciertamente, Mujica Lainez jamás despertó ni mis simpatías ni mis afectividades. Era un personaje demasiado confuso, demasiado poliédrico. He oído cosas, generalmente buenas de Bomarzo, ahora convertida casi en novela mítica pero durante un tiempo algo menospreciada frente a propuestas más contemporáneas. La verdad: no he leído la mítica novela, ni he visitado tampoco los jardines, y eso que yo soy romano pues Roma es la ciudad de mis constantes fascinaciones.

    Tu entrada consigue dos cosas. Que se ponga en marcha mi yo viajero ("dame tú, Roma, a cambio de mis penas/ tanto como dejé para tenerte") y que se ponga también en marcha mi yo lector. Un abrazo.

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  2. Me sonrojan tus agradables palabras. Lo cierto es que es un escrito que reposaba en mi cabeza y quería poner punto final a la búsqueda. Te animo a encontrar ese paisaje casi olvidado de guías y caminos, escondido en la maleza del tiempo y a reconsiderar tus simpatías por Mujica Lainez. Un fuerte abrazo también para tí.

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  3. Carlos, yo sí que profeso una gran admiración a Mújica Laínez, sobre todo a la novela que comentas. Alguna vez, creo recordar, la he mencionado en mi blog.

    "Bomarzo" fue un flechazo para mí desde que empecé a leerla hasta que la concluí. Disfruté muchísimo con ella. Y considero, como tú, que es una gran novela. Para mí, ha superado la prueba particular que tengo para la literatura: si tras muchos años de haberla leído, persiste en mi mente como un hallazgo, si recuerdo el lenguaje usado, si rememoro personajes y situaciones, es que es muy buena. Y "Bomarzo" es "muy buena" según mi propio criterio. Por fortuna, veo que tú compartes esa admiración hacia un autor un tanto olvidado; según mi parecer, injustamente.

    Por lo expuesto, he disfrutado como una chiquilla con tu magnífica entrada. Y no veas con las imágenes que nos regalas. Con decirte que, en mi próximo viaje a Roma (espero que sea para mayo), además de la Villa Adriana, iré a Bomarzo. Por las imágenes que nos muestras, no tiene desperdicio.

    Enhorabuena, amigo Carlos.

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  4. Con el buen criterio que demuestras constantemente, es un placer compartir gustos contigo. Seguramente Bomarzo es una novela que los que la han leído nunca hablaran mal, porque como tu dices persisten en el recuerdo sus grandes y buenos momentos.
    Espero que disfrutes de ese viaje tan literario y artístico en que te vas a embarcar. Un abrazo fuerte por tu generosidad.

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  6. Una vez más coincidimos en nuestros gustos, Bomarzo y El Unicornio han sido lecturas de referencia pera mí.
    Si escribes estas entradas tendrás que aprender a no sonrojarte, porque recibiras numerosos halagos. Tu texto está escrito con buen gusto, sin prisas, cuidando el estilo. Y el vídeo final es como una guinda. Te había avisado que te ibas a sonrojar. Paciencia. Un saludo.

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  7. Glups, ya no sé donde mirar. Mientras sepa que vosotros teneis tan buen gusto literario y cinematográfico, me siento motivado a compartir y aprender.Humildemente agradecido.

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  8. Cierto lo que apunta Thornton. "El unicornio" es otra inmensa novela de este autor. También me gustó mucho.
    "Bomarzo", renacentista. "El unicornio", medieval.
    Y eso, a sonrojarse, pero es que te lo mereces, Carlos.

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  9. Veo que Mujica Lainez sigue teniendo fieles lectores. Da gusto sentirse acompañado en las reivindicaciones literarias y comprobar que medio ocultos aguardamos sus admiradores para defenderlo y demostrar que su obra sigue siendo luminosa.

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  10. Este libro está entre mis favoritos, la prosa de Mujica Láinez es completamente deslumbrante. Leí también El escarabajo, pero no me enganchó de la misma manera que Bomarzo. Pienso continuar con El unicornio.
    Otra entrada estupenda, felicidades por el blog.
    Saludos.

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  11. Gracias de nuevo a tí Andromeda por tu buen gusto literario. Ciertamente Bomarzo es una novela muy especial y quien se acerca a ella la guarda para siempre.

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  12. Mújica Laínez nos ha regalado una grandiosa evocación del Renacimiento. Todavía guardo en mi memoria ese sentimiento de entusiasmo que me embargaba mientras leía esta novela, y estoy de acuerdo con Isabel, Bomarzo supera la prueba del tiempo con creces.
    Es además, como ya hábeis dicho, una novela psicológica. Ese príncipe que carga sobre sus espaldas una joroba llena de odio y de las sombras de un ser implacable y a veces inmundo.
    Carlos, no sé si sabes que esta novela inspiró a un compositor argentino, Alberto Ginastera, una Cantata y una Opera. Yo había leído algo sobre eso, pero nunca las he escuchado, quizás tú lo hayas hecho ya, si no es así a lo mejor te interesa investigar.
    Por cierto, las fotos y la música sobre el jardín de Bomarzo atrapan al lector de esta entrada. Después de esto ¿quién se puede resistir a leer la novela? No es difícil imaginar que Mújica Laínez se sintiese atrapado en aquel viaje ya mítico para sus lectores.
    Chapeau

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  14. Ya sabía que esta novela era algo especial para tí y compruebo que para mucha otra gente. Conozco la historia de la ópera de Ginastera, de la cual escribió el libreto el mismo Mujica Lainez, pero no la he oído.
    El montaje fotográfico-musical, que por supuesto le debo a Isa, pretendía atrapar como tu bien dices. Ya lo hizo con Mujica, también con nosotros y espero que algún día lo podamos revivir juntos.

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  15. ¡Joder Carlos! ¡Qué grande! Ni idea del origen del libro, ni de que el jardín existiese realmente. Para mi, descubrir esa maravilla después de leerlo a través de tu entrada y con el video ha sido como si la lectura que he hecho tuviese poder creador, físico, real. ¡Todo, en suma, mágico!

    Muchas gracias, de verdad.

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  16. Me alegra haberte ilustrado tu libro con tales imágenes. Y repito, es un jardín-bosque digno de ser visitado y leído. Un saludo.

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