Jacques Tourneur fue un director francés de nacimiento que realizó casi toda su obra en Estados Unidos. Es probable que su nombre haya pasado desapercibido para muchas generaciones y aún hoy necesita un reconocimiento de urgencia porque su injusto olvido no hace desmerecer una obra llena de tantas luces que hasta sorprende que no tenga mayor consideración. Quizás la losa del mal llamado artesano que trabaja en pequeños estudios ha podido más que sus sabios métodos creativos, pero a tenor de las obras maestras que nos ha legado en varios géneros, uno se cuestiona si no nos encontramos ante un verdadero creador de mundos que supo acercar el cine a su forma de hacer, a sus planteamientos. Tourneur realizó algunos meritorios westerns como Tierra generosa o Wichita, algunos clásicos del cine negro de serie B como Nightfall y la que considero pieza cumbre e insuperable del género, la soberbia Retorno al pasado. También dio muestras de su sabia manera de hacer en el cine de aventuras con la dinámica El halcón y la flecha o con la oscura La mujer pirata, pero sobre todo se le reconoce como un maestro del cine fantástico donde nos entregó al menos tres títulos memorables: La mujer pantera, Yo anduve con un zombie y La noche del demonio.
Es quizás la menos conocida de sus cumbres fantásticas la más destacada para mí. Me refiero a La noche del demonio, película que parte del relato El maleficio de las runas del gran creador de fantasmas Montague Rhode James. La historia nos habla sobre el escepticismo científico enfrentado a las atávicas creencias en lo sobrenatural que han perdurado durante siglos, como demuestra esa imagen de un protagonista que duda de sus firmes convicciones científicas al leer un misterioso mensaje escrito en caracteres rúnicos en un escenario tan indescifrable como las ruinas de Stonehege.
Jacques Tourneur, que siempre tuvo muy claro que en el fantástico el poder de la sugerencia era básico y por tanto siempre fue partidario de no mostrar sino sugerir, se enfrentó aquí a los productores que acabaron por imponer una figura demoníaca real. Después de crear una película de atmósfera inquietante, con sabios contrastes lumínicos, con amenazadores sonidos, llena de oscuridad y de palabras que nunca crean certeza, los productores introdujeron un demonio al principio y final de la película con lo que el poder de la sugerencia se desvanecía un poco, pero afortunadamente conservaba gran parte de su fuerza. Si obviamos esta injerencia, percibimos la obra de Tourneur como una de las mejores aproximaciones realizadas al tema demoníaco y de las creencias sobrenaturales; una historia con un final abierto y lleno de incertidumbre donde el protagonista, un psicólogo americano interpretado con maestra sobriedad por Dana Andrews, acaba abandonando su inicial escepticismo y afirmando sobre lo ocurrido que "tal vez sea mejor no saberlo". De hecho, la película propone a través de imágenes y palabras, un viaje a la duda, al cuestionamiento de todo, a la sabia introducción de lo inexplicable en el seno de la normalidad como mandan los cánones del fantástico. Las creencias son a veces más poderosas porque están enraizadas y es por esto que un periodista le espeta al protagonista, quien ha venido a investigar desde la ciencia sobre hechos sobrenaturales, que "sea amable con nuestros fantasmas, los ingleses estamos muy orgullosos de ellos".
Es quizás la menos conocida de sus cumbres fantásticas la más destacada para mí. Me refiero a La noche del demonio, película que parte del relato El maleficio de las runas del gran creador de fantasmas Montague Rhode James. La historia nos habla sobre el escepticismo científico enfrentado a las atávicas creencias en lo sobrenatural que han perdurado durante siglos, como demuestra esa imagen de un protagonista que duda de sus firmes convicciones científicas al leer un misterioso mensaje escrito en caracteres rúnicos en un escenario tan indescifrable como las ruinas de Stonehege.
Jacques Tourneur, que siempre tuvo muy claro que en el fantástico el poder de la sugerencia era básico y por tanto siempre fue partidario de no mostrar sino sugerir, se enfrentó aquí a los productores que acabaron por imponer una figura demoníaca real. Después de crear una película de atmósfera inquietante, con sabios contrastes lumínicos, con amenazadores sonidos, llena de oscuridad y de palabras que nunca crean certeza, los productores introdujeron un demonio al principio y final de la película con lo que el poder de la sugerencia se desvanecía un poco, pero afortunadamente conservaba gran parte de su fuerza. Si obviamos esta injerencia, percibimos la obra de Tourneur como una de las mejores aproximaciones realizadas al tema demoníaco y de las creencias sobrenaturales; una historia con un final abierto y lleno de incertidumbre donde el protagonista, un psicólogo americano interpretado con maestra sobriedad por Dana Andrews, acaba abandonando su inicial escepticismo y afirmando sobre lo ocurrido que "tal vez sea mejor no saberlo". De hecho, la película propone a través de imágenes y palabras, un viaje a la duda, al cuestionamiento de todo, a la sabia introducción de lo inexplicable en el seno de la normalidad como mandan los cánones del fantástico. Las creencias son a veces más poderosas porque están enraizadas y es por esto que un periodista le espeta al protagonista, quien ha venido a investigar desde la ciencia sobre hechos sobrenaturales, que "sea amable con nuestros fantasmas, los ingleses estamos muy orgullosos de ellos".
No he visto "La noche del demonio"-ya está encargada- otras sí.
ResponderEliminarLa última que he visto de Tourneur es "Berlín Express". Qué imágenes más reales y qué tristes, Berlín en ruinas. Me gustó.
En otra de sus películas, no recuerdo cual, un ganster a otro le dice al ver pasar a la rubia de turno: "qué caramelo". Ese es ya nuestro grito de guerra cuando vemos un bombón.
Estupenda entrada. Sigues manteniendo las dos estrellas Michelín.
Un abrazo.
Thornton me alegra poder regalarte esta película que surge de un relato de tu admirado (creo) M.R. James.
ResponderEliminarNo se quien es tu abastecedor de películas, aunque supongo que en estos casos debe ser el mismo que el mío. Si es así, pídesela en V.O.S. que también existe.
Me gusta que adapteis una frase tan cinematográfica cuando os regalais la vista. Menuda pandilla de bar.
En este caso me fio del catador y asumo las estrellas con humildad.
Un abrazo para un tipo grande.
Conozco algo disperso (disperso es, de momento, mi conocimiento de la mayor parte de épocas de la historia del cine, me temo) sobre la obra de Tourneur. La mujer pantera, claro, y creo que El halcón y la flecha. Me gustará acercarme a esta historia de sugerencias y de misterios, de mundos enfrentados y de leyendas que cobran vida. Un abrazo.
ResponderEliminarVeo que tu dispersión es cada vez menor pues cuando te introduces en un tema profundizas con rigurosidad. De Tourneur te recomiendo efusivamente Retorno al pasado y esta que comento por todo lo que yo aprecio en este tipo de historias. Un abrazo.
ResponderEliminarMantienes muy alto el nivel de tus entradas.
ResponderEliminarConozco "Retorno al pasado" y "La mujer pantera". Si destacas "La noche del demonio" habrá que ponerse con ella. También me ha interesado mucho "Berlín Express" que apunta Thornton.
Ya ves que no pierdo la amabilidad con tus fantasmas. Ellos también son muy amables conmigo.
Un abrazo.
Te estoy haciendo entrar en un terreno sombrío y eso es toda una responsabilidad. Por suerte el maestro Thornton se encuentra en casi todos los pasos que doy y eso te puede dar seguridad, aunque vaticino sobresaltos en el camino.
ResponderEliminarSi de verdad apreciaste esas dos películas, creo que La noche del demonio (obviando lo comentado)te resultara fascinante. Un abrazo
Paso de puntillas. Sólo he visto "La mujer pantera", y me encantó.
ResponderEliminarBesazos, profe.
Gracias por pasarte tan delicadamente y tomar nota. Un abrazo para ti.
ResponderEliminarsaludos, amigo
ResponderEliminarPaco
No vas a tener más remedio que darme la Matrícula de Honor y que chinchen Jose, Isabel, Ramon y cia.
ResponderEliminarYa he visto "La noche del demonio". La vimos juntos Farallón y yo, nos pareció magnífica. No le quito ni una coma a tu entrada.
Efectivamente las dos apariciones del demonio sobraban, especialmente la última que me recordó a King Kong.
M.R. James es otro grande: "Me arrellano en mi sillón, junto a la chimenea, con la copa de coñac en la mano derecha y la izquierda caída descuidadamente, acariciando la cabeza peluda de mi perro...hasta que recuerdo que no tengo perro"
(Más o menos este inquietante texto aparece en MrPoynter).
Un abrazo, querido profe.
Ya no me sorprende lo aplicado que eres Thornton y además acabas enredando a tus amigos. Sabía que estando M.R. James por medio no te la debías perder. Me encantaría saber por donde andan tus gustos en la literatura fantástica, aunque veo que todo lo que traigo te gusta y eso me hace suponer que se escoger buenos textos y películas. Sabiendo que has tocado las colecciones de Siruela y Valdemar, debo suponer que sabes más de lo que nos haces creer. Guíame maestro. Un abrazo.
ResponderEliminarProfe, díle a Thornton que no chinche cual vulgar empollón.
ResponderEliminarJose, ya sabes en qué categoría entra el Presi en el colegio.
Jajaja.
Besos a todos de una irresponsable cinematográfica.