- ¡Sálvame! Encontré a la Muerte esta mañana. Me hizo un gesto de amenaza. Esta noche, por milagro, quisiera estar en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
- Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
- No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.
El bondadoso príncipe le presta sus caballos. Por la tarde, el príncipe encuentra a la Muerte y le pregunta:
- Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
- No fue un gesto de amenaza -le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispahan esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispahan.
Este pequeño texto apareció intercalado en la novela de Jean Cocteau Le gran Écart (1923) y enseguida se le adjudicó el título por el que lo conocemos hoy en día. Fue traducido a varios idiomas y entre ellos al castellano, apareciendo en la célebre Antología de la literatura fantástica de Borges, Bioy Casares y Ocampo. La fama de este relato modélico no ha parado de crecer y ha dado pie a diversas recreaciones.
Pero la historia, como se puede intuir por sus características, es mucho más antigua. Se trata de un breve apólogo que con diversos títulos ya aparece en la tradición judía talmúdica, en la musulmana sufí y en diversas colecciones de cuentos y textos posteriores, como certeramente nos apunta el profesor Miguel Díez. Según la versión, los personajes y los lugares de encuentro varían, pero todos mantienen la inexorable certeza de que la muerte cumplirá con el destino.
Uno de los textos más antiguos está en hebreo y aparece como personaje el rey Salomón para cumplir con el carácter didáctico y moralizante de los textos judíos. También la tradición sufí recoge este cuento en diversos textos y en fechas variadas y lo sitúa en ciudades que han tenido mayor fortuna en la repercusión de la historia como Bagdad, Samarkanda o Samarra.
Contra todo pronóstico esta narración no aparece en ninguna de las colecciones de Las mil y una noches, aunque por la forma, personajes y ciudades que se muestran muchos la citan como parte integrante de las noches árabes.
La gran eclosión de este célebre texto llega con la inclusión de una reducida versión en la novela de Cocteau. Poco después, el holandés Pieter Nicolaas Van Eyck publica un poema titulado El jardinero y la muerte, que se hace muy popular en Holanda porque recoge el tema de la predestinación calvinista y que hace pasar por propio, cuando es una copia del de Cocteau. La historia del plagio se resuelve años después y viene recogida en un interesante artículo de Raúl Rossetti, en el que se demuestra que Bernardo Atxaga y su Obabakoak tienen un papel fundamental.
Y es que la historia del mercader, su criado y la muerte prosigue su camino y aparece en diversas obras como cita o comentario de algún personaje. Pero además tanto Bernardo Atxaga en su excelsa Obabakoak, como Juan Benet en una de sus Trece fábulas y media recrean la historia a su manera de forma harto imaginativa y demuestran que esta evocadora narración sigue presente en la literatura.
Jean Claude Carrière, quien también la recoge en El círculo de los mentirosos, dice que "la belleza de una historia procede casi siempre de la oscuridad" en referencia a cuentos anónimos como éste que parecen pertenecer a la humanidad, ya que tratan de forma sutil el tema de la muerte como la única compañera fiel del ser humano, como el exclusivo destino final. La muerte se convierte en un personaje más que se relaciona con los vivos y juega su partida, como en la célebre escena de El séptimo sello, para conseguir arrebatar la vida. Esta lucha ha aparecido desde siempre en pinturas, cuentos, películas o romances -como en El enamorado y la muerte que canta Joaquín Díaz-, pero nunca de forma tan soberbia como en este conciso relato.
Pero la historia, como se puede intuir por sus características, es mucho más antigua. Se trata de un breve apólogo que con diversos títulos ya aparece en la tradición judía talmúdica, en la musulmana sufí y en diversas colecciones de cuentos y textos posteriores, como certeramente nos apunta el profesor Miguel Díez. Según la versión, los personajes y los lugares de encuentro varían, pero todos mantienen la inexorable certeza de que la muerte cumplirá con el destino.
Uno de los textos más antiguos está en hebreo y aparece como personaje el rey Salomón para cumplir con el carácter didáctico y moralizante de los textos judíos. También la tradición sufí recoge este cuento en diversos textos y en fechas variadas y lo sitúa en ciudades que han tenido mayor fortuna en la repercusión de la historia como Bagdad, Samarkanda o Samarra.
Contra todo pronóstico esta narración no aparece en ninguna de las colecciones de Las mil y una noches, aunque por la forma, personajes y ciudades que se muestran muchos la citan como parte integrante de las noches árabes.
La gran eclosión de este célebre texto llega con la inclusión de una reducida versión en la novela de Cocteau. Poco después, el holandés Pieter Nicolaas Van Eyck publica un poema titulado El jardinero y la muerte, que se hace muy popular en Holanda porque recoge el tema de la predestinación calvinista y que hace pasar por propio, cuando es una copia del de Cocteau. La historia del plagio se resuelve años después y viene recogida en un interesante artículo de Raúl Rossetti, en el que se demuestra que Bernardo Atxaga y su Obabakoak tienen un papel fundamental.
Y es que la historia del mercader, su criado y la muerte prosigue su camino y aparece en diversas obras como cita o comentario de algún personaje. Pero además tanto Bernardo Atxaga en su excelsa Obabakoak, como Juan Benet en una de sus Trece fábulas y media recrean la historia a su manera de forma harto imaginativa y demuestran que esta evocadora narración sigue presente en la literatura.
Jean Claude Carrière, quien también la recoge en El círculo de los mentirosos, dice que "la belleza de una historia procede casi siempre de la oscuridad" en referencia a cuentos anónimos como éste que parecen pertenecer a la humanidad, ya que tratan de forma sutil el tema de la muerte como la única compañera fiel del ser humano, como el exclusivo destino final. La muerte se convierte en un personaje más que se relaciona con los vivos y juega su partida, como en la célebre escena de El séptimo sello, para conseguir arrebatar la vida. Esta lucha ha aparecido desde siempre en pinturas, cuentos, películas o romances -como en El enamorado y la muerte que canta Joaquín Díaz-, pero nunca de forma tan soberbia como en este conciso relato.
Conocía el breve texto pero me quedé ahí. Ahora, con tu completísima entrada me he doctorado. La cultura es eso, relacionar, y tú lo haces de maravilla.
ResponderEliminarCarlos, no sé cómo decirte lo que me agradan y me enseñan tus entradas sin que pienses que es por simple amabilidad bloguera. No me gusta dar la coba ni que me la den, pero cuando algo tiene talento me rindo ante él y tus escritos lo tienen.
Te digo esto porque veo que me repito una y otra vez en el halago. Seguiré haciéndolo a riesgo de que mis envidiosos compañeros de pupitre, además de llamarme empollón me tilden de pelota. Me da igual.
Un abrazo, profe.
Pues debes saber que yo te lo agradezco enormemente, porque si yo disfruto escribiendo estos textos y hago disfrutar de vez en cuando, el placer es doble y me anima a continuar. Como bien dices, desde mis modestos conocimientos, intento relacionar e indagar siempre dentro de los límites de un blog. La única certeza que he tenido con este pequeño rincón es que se han doblado mis ganas de aprender y que he empezado a conocer gente que me está aportando más de lo que yo pensaba.
ResponderEliminarComo eres tan grande maestro, te voy a anticipar una buena noticia editorial. Valdemar sacará en breve en su colección Gótica, la reedición de El horror en la literatura de Lovecraft, con jugosos añadidos (por fin la podremos tener en una edición respetable).
P.D. Acabo de comprar en La Candela (Murcia) la Historia natural de los cuentos de miedo de Rafael Llopis, probablemente el mejor y casi único ensayo sobre el tema que se haya hecho en España.
No conocía el texto y es de una inteligencia enorme. Un texto magistral, sin duda.
ResponderEliminarY tampoco conocía el trayecto, o la historia del tema. Me parece interesantísmo. Leyéndote pensaba en la necesidad que tiene la humanidad en volcar a los fenómenos más inexplicables los atributos de los hombres; de poner formas antropomórficas y facultades estrictamente humanas a todo lo que nos produce incertidumbre, como la muerte, como la vida en otros planetas, como los fenómenos naturales en las mitologías de medio mundo...
Curioso también que para muchos creadores, la muerte sea masculina aunque su nombre es femenino. Excepto la señora con la guadaña, la imagen más universal. Hay alrededor de la muerte un mundo de símbolos y alegorías muy interesante, muy rico, que me gustaría conocer, como mil cosas más, pero !qué poco tiempo tenemos, dios!¡qué corta es la vida! Menos mal que algunos tenemos el privilegio de conocer el blog de El Buscador de Tusitalas, que nos facilita tantas cosas interesantes.
Aunque, por otro lado, bien pensado, nos muestra puertas en las que antes ni habíamos reparado, y ... ¡qué estress!
¡salud Carlos!
Hablador, tu si que sabes extraer potencialidades a cada imagen o palabra. Estoy totalmente de acuerdo con lo que apuntas, esa necesidad humana de dar forma y explicación a lo que se nos escapa como han hecho desde siempre las religiones. Pero quizás el arte y la literatura en este caso lo hacen con imaginación desbordante y muy creativa (aunque de hecho las religiones nos han traído los más sorprendentes relatos de la humanidad); el género fantástico nos permite esa escapada y la posibilidad de jugar incluso con algo tan difícil de abordar como la muerte.
ResponderEliminarEl tiempo, otra imagen humanizada, nos agobia a todos en nuestra constante necesidad de querer saber y aprender más. Aunque es bien cierto que encontrar gente con la que compartir hace mucho más llevadera esa sensación. Un placer como siempre sentir tus lúcidos comentarios.
-Esta mañana ¿por qué hiciste a nuestro jardinero un gesto de amenaza?
ResponderEliminar-No fue un gesto de amenaza –le responde- sino un gesto de sorpresa. Pues lo veía lejos de Ispaham esta mañana y debo tomarlo esta noche en Ispaham.
-Esta es la segunda vez en un mismo año que te llevas a uno de los míos.
-La muerte llega cuando ha de llegar, ya deberías saberlo.
-Sin embargo, ¡es tan buen jardinero! ¿No podrías esperar y dejar que termine su trabajo en mi jardín?
-No veo por qué no, si ese es tu deseo volveré pasada la primavera, sólo que quizás entonces vuelva a por otro.
La muerte se dio la vuelta y se alejó del lugar dejando al príncipe angustiado por lo que acababa de escuchar.
Después de dos semanas regresó el criado, pues se sentía a salvo. ¡Qué tonto he sido! –pensaba- . Ahora estaba seguro que la muerte había venido a por otro, ¿tal vez su señor? Sí, eso era, la muerte venía a por su señor y él se había atravesado. ¡Pobre amo! Era tan bueno, ¿dónde encontraría otro como él?
El príncipe le vio regresar y por primera vez en su vida, su corazón se lleno de una fuerza tan mala que hasta él mismo se asustó.
Noche y día seguía los movimientos de aquel estúpido criado. ¿Por qué se había entrometido? No era más que un miserable, su vida no valía nada, era un simple criado sin alma, un desgraciado. ¿Para qué quería alguien así la vida? Le deseaba la muerte con todas las fuerzas de su corazón y más de una vez se sorprendió a sí mismo planeando su muerte, una muerte lenta y dolorosa, propia de un ser vacío y anodino como aquél.
Pero un buen día, el príncipe se contempló a sí mismo y en lo que se había convertido. Desde aquel fatídico día no había conseguido ser feliz ni un solo instante. Se daba cuenta que su vida giraba en torno a su jardinero y de que sólo vivía para desearle su muerte. Se había convertido en un ser lleno de odio, en un verdadero miserable. Se avergonzó de sí mismo y por primera vez deseó su propia muerte y la muerte como siempre acudió a su cita.
El jardín estaba hermoso, las flores ya habían florecido. Pronto se acabaría la primavera.
Bueno, no sé si te gustará este final. Lo he escrito para ti, hacia ya un tiempo que te tenía abandonado. Por cierto, la inspiración se la debo a Bernardo Atxaga. Me encantó su final. Y a ti sólo decirte que vuelvas a traer a la muerte por estos lugares.
Un beso
Que regalo más hermoso Anabel. Has hecho crecer esta entrada por encima de su valor y has conseguido que vea a la muerte con buenos ojos. Ya tenía razón El pobrecito hablador cuando te pedía más historias. Un gran beso para tí.
ResponderEliminarMe vais a matar del gusto.
ResponderEliminarCarlos, Anabel, os salís.
Voy a ver el enlace y vuelvo.
Por cierto, Anabel, tengo que ir a tu casa. Llegaré, aunque sea tarde, que hay histirias que me he perdido y eso no puedo ser.
Thornton, no seas chinche.
Ahora vengo.
Genial el artículo. Da para una novela de suspense literario. Olé por Atxaga. Lo mejor, lo del holandés, jajaja. ¡Menuda cara debió ponérsele, jajaja!
ResponderEliminarConocía el cuento y estoy segura de que se trata de una fábula antiquísima, perteneciente a la tradición oral. Como dices, encajaría a la perfección en "Las mil y una noches".
En todo caso, es hermoso y diamantino, evocador y lleno de la zozobra que a los hombres nos invade ante la muerte. Juega con nuestro máximo miedo y, por eso, sacude de tal forma.
Ay, yo cuando sea mayor quiero escribir así.
Uf, Bergman y "El séptimo sello", cómo conmueve también. Vi esa película hace muchísimos años y aún la tengo grabada. La imagen que sacas la recuerdo de maravilla.
Conclusión doble: lo que nos impacta, permanece y no se va de nuestra memoria.
¡Viva la buena literatura y viva el buen cine! ¡Viva Carlos, que nos los trae documentados! ¡Y me trae a mi reverenciado Juan Benet al hilo para más vivas!
Pues, ea, un beso, que te lo mereces.
P.D.- ¿Qué es eso de que Murcia? Prohibido venir sin avisar, oiga.
...la hora ya está cumplica, rezaba el romance. Esta personificación de la muerte resulta tan densa, forma tanto parte de ese inconsciente colectivo... en películas y en poemas, en cuentos. Muy interesante también el texto de R.R. al cual remites. Y me encantó esa referencia a la oscuridad del magma del cual salen muchas historias y al cual vuelven en forma de tradición popular o de relato oral. Investigar eso es imposible pero, tan apasionante!
ResponderEliminar¡Menudo rastreo, Carlos!
ResponderEliminarPor lo demás, Cocteau era bastante terrible (en el peor sentido).
Ignoraba que el cuento pasase a Benet y Atxaga.
Ese romance que citas es uno de mis preferidos. Un ex alumno también le puso música y quizá algún día le saque una entrada.
Un abrazo!
Vaya Isabel, enormes también tus palabras. Es cierto que es un relato tan corto pero tan bien urdido que corta el aliento por su intensidad.
ResponderEliminarRespecto a Bergman, te he de decir que ese relato siempre me ha traido la imagen de la muerte de Bergman, ese icono de la partida de ajedrez es absolutamente genial.
Y Viva la buena literatura de Isabel. Leete la historia de Benet y de Atxaga que son cortas y no tienen desperdicio.
P.D. No te apures que si voy a Murcia te lo haré saber. Es un libro que he pedido vía internet a una librería de tu tierra.
Bien cierto Ramón, la muerte (esa señora aunque con figura masculina como apunta hablador)está presente en tantas buenas historias de todas las artes que atrae casi por necesidad.
ResponderEliminarEl romance aludido que tu bien conoces es tremendo y te aseguro que la entonación conseguida por Joaquín Díaz es la ideal. Un abrazo.
Gracias Ana, ha sido pura diversión para mí. No he querido abusar pero Borges podía salir por muchos lados (parece que todos los caminos pasan por ese peaje).
ResponderEliminarLo de Cocteau será por sus películas imagino ¿o sabes algo más?
Las historias de Atxaga y Benet, como he comentado, estan a la altura del original cada uno a su manera.
Te doy la razón con el romance porque tiene una belleza muy especial. Como le dije a Ramón, lo conozco en la versión cantada de Joaquín Díaz y te puede erizar la piel. Un abrazo.
Se me olvidó comentarte que hace una semanas compré doble CD de Nino Rota. Una delicia.
ResponderEliminarBesos de una responsable musical.
(Ah, y que chinche Thornton, aquí en línea aparte para que lo lea bien).
Me alegra que disfrutes con Rota y que nos lo comentes.
ResponderEliminarGrandiosa entrada y comentarios a la altura. Al leer el de Anabel he pensado que nos transcribía la parte del texto que Carlos omitía. Bien Isabel, Ramon, Thornton, Ana...
ResponderEliminarNivelazo, igualito que el senado oigan.
Que no se preocupen tanto por nosotros que, aquí al menos, en los pupitres de esta clase, ya sabemos cuidarnos.
Un abrazo.
En verdad que enriqueceis las entradas con comentarios jugosos. Hoy te has quedado de espectador Jose, pero me quedo con tu apunte final.Cada vez me lo haceis pasar mejor, vaya lujo. Un abrazo.
ResponderEliminarHas nombrado la bicha del expolio y vengo deprisa a decirte que yo también pasé una hora en un bus urbano hasta el final de Harlem porque había oído hablar de The Cloisters. Del expolio, decíamos. Me pareció curioso cuando lo leí en una guía y fuimos. Me dejó indiferente porque el románico trasplantado no es lo mismo: prefiero verlo en su hábitat natural. A ellos les flipa, claro.
ResponderEliminarLo que me flipó a mí fue constatar los cuatro o cinco claustros llevados a Manhatan y reedificados piedra a piedra. O el patrimonio entero de los condes de Urgel expuesto en los sótanos y las salas. Me gustaría saber cuánto dinero sacó la ensotanada alma que lo vendió todo, que vendió el patrimonio que era nuestro. Como ves, los curas siempre nos dan disgustos, la verdad.
De dinero me imagino que no demasiado, pues los negociantes siempre son más listos. Hay un documental en canal historia titulado "Piedras perdidas" que nos habla del listillo traficante Arthur Byrne (especialista en arte y becado por la Hispanic Society) que se puso a trabajar a las ordenes del multimillonario William Randolf Hearst (si, el mismo que retrata Welles en su Ciudadano Kane)y como hizo un repaso de la península con sus buenas "artes".
ResponderEliminarhola me pueden decir de q se trata este texto y sus personajes xq no lo compprendo y necesito hacer una tarea de lengua
ResponderEliminarNecesito saber: Los protagonistas
ResponderEliminarEl hecho q causa el conflico
q piensa el jardinero q le puede pasar
porqué falla la comunicación entre el jaerdinero y la muerte?
y qué estado de ánimo se apodera del jardinero al ver la muerte?
POR FAVORR AYUDENMEN ESTE TRABAJO VA CN NOTA Y NO LO COMPRENDO AL TEXTO.. SE LO AGRADECERÍA MUCHO.
¿Cuál es la moraleja?
ResponderEliminarComo lo interpreta el jardinero a el texto?
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