No me vienen a la memoria muchas parejas literarias destacables cuya obra haya perdurado en el tiempo, aunque existen casos concretos como el de los dos primos que firmaban sus historias detectivescas con el nombre de su personaje Ellery Queen o los relatos criminales del tandem francés Boileau-Narcejac, pero en ambos la calidad literaria no va pareja a la altura de sus ingeniosos argumentos. Por otro lado estarían las colaboraciones esporádicas entre autores de prestigio en pos de la creación de obras de menor enjundia pero con un alto componente de diversión y entretenimiento, aquí encontraríamos asociaciones inmejorables como las de Wilkie Collins y Charles Dickens o la de Borges y Bioy Casares, parejas unidas por la pasión del misterio y el suspense.
El hecho de que no existan muchos casos de escritores trabajando a cuatro manos es indicativo de la dificultad que supone encauzar ideas desde egos dispares, a no ser que se trate de obras sin mayores pretensiones como la novela de misterio, donde lo importante es entramar un armazón argumental sólido que haga encajar la historia para la resolución eficaz del secreto. Sin embargo, parece ser que los trabajos de redacción en común fueron una constante en oficios como el de guionista cinematográfico, donde lo habitual era encontrar a una pareja que dividía sus tareas: uno sentado redactando y el otro de pie aportando ideas y entre ambos puliendo el texto, por lo que es probable que el trabajo literario en pareja también tuviera similares maneras, aunque no tan declaradas.
En el campo de las letras, los hermanos Grimm ocupan un puesto de honor, aunque deberíamos referirnos a ellos más propiamente como investigadores de la lengua y reconocidos recopiladores del rico acervo de cultura popular. Sus métodos de trabajo y su unión hasta el final de sus días en pos de una pasión común, sí que los convierte en una pareja de laboriosa producción, aunque también entregaran muchos estudios filológicos en solitario.
Pero si se ha de destacar a una auténtica pareja creativa cuya obra se mantenga con el paso de los años en un lugar preeminente de las letras francesas, esa es la de Emile Erckmann y Alexandre Chatrian, quienes son confundidos muy a menudo con un solo autor al encabezar sus libros con los apellidos separados por un guión. La obra de estos escritores comprende piezas de teatro, novelas de gran éxito en la época como Un recluta de 1813, Waterloo o El amigo Fritz, pero esencialmente un conjunto de narraciones breves recogidas en varias colecciones como en la fascinante Cuentos a la orilla del Rhin, editada recientemente en la editorial Reino de Redonda (a los que debemos añadir la gran selección de sus historias fantásticas editadas por Valdemar).
Parece ser que el elemento creador de la pareja era Erckmann, quien se encargaba de redactar todas las historias, mientras que Chatrian aportaba diálogos (él era el autor de las obras teatrales). Ambos compartían el trabajo de las tramas y éste último se encargaba de buscar editores y todo el trabajo de carácter más administrativo. Su relación acabó como tantas otras tras cuarenta años de unión, pero se puede afirmar que mientras duró fue muy fructífera y un buen ejemplo de complementación.
Sus historias breves son un retrato certero de aquellos paisajes de la Alsacia-Lorena y alrededores que tan bien conocían, donde se recogen ambientes de taberna, caminos serpenteantes, bosques frondosos, albergues sorprendentes, famosas cervecerías o posadas añejas y donde aparece un retablo muy variopinto de personajes enigmáticos y curiosos como viejas brujas, cabalistas, estudiantes, soldados o hidalgos. Sus argumentos se mueven entre el misterio y la fantasía con gran habilidad, con una extraordinaria capacidad para crear atmósferas nocturnas, como les reconocerá el mismo Lovecraft. Asistimos a la presentación de unos lugares que se nos muestran como legendarios pero sin artificios, pues Erckmann-Chatrian tienen la enorme capacidad de convertir la literatura en parte de la historia. En sus narraciones los personajes son creíbles y uno acaba sintiendo que las historias que nos cuentan son parte de la tradición popular.
De todos sus relatos, el más desgarrador y probablemente uno de los cuentos que más a plomo cae sobre el lector es La ladrona de niños, una historia que deja una sensación de permanente angustia, ya que Erckmann-Chatrian dominan como pocos la creación de atmósferas opresivas, como se desprende de otras narraciones suyas tan meritorias como Hugo el lobo, Las tres almas o El ojo invisible. La figura de una triste y enajenada mujer en busca de su hija es de una dureza extrema y consigue hacer cómplice al lector de su desgracia. La historia avanza en torno a la figura de esta mujer, dirigiendo sus pasos hacia un final de infarto que deja un recuerdo amargo, pero con la sensación de haber leído una historia poderosa como la vida.
Sorprende que Erckmann-Chatrian no sean autores más reconocidos, teniendo en cuenta la brillantez de sus historias y la calidad de sus textos.
Pues yo nunca había oído hablar de ellos, pero parecen muy interesantes. Me encanta la atmósfera y el estilo que se adivina en tu excelente entrada. Reino de redonda suele proporcionar muy gratas sorpresas.
ResponderEliminarEn cuanto a parejas literarias reconocidas, se podrían añadir a la lista los suecos Maj Sjöwall y Per Wahloö, pioneros del thriller psicológico; o los rusos Ilf y Petrov, autores de la magistral sátira Las doce sillas. Y seguro que si incluimos a mujeres a la sombra de sus maridos, la lista podría alargarse bastante más.
Un saludo.
“En 1817 podía verse a diario, vagando por las calles del barrio Hesse-Darinstadt, en Maguncia, a una mujer alta, lívida, de chupado rostro y ojos huraños: imagen espantosa de la locura. Esta desgraciada, antigua colchonera de oficio, que se llamaba Cristina Evig, había perdido la razón a causa de un suceso terrible cuando vivía en la callejuela del Petit-Volet, detrás de la catedral.”
ResponderEliminarRecuerdo una conversación que tuve hace unos años con una maestra. Ella me contaba que en los años setenta las cosas por aquí andaban francamente mal para la profesión y que en poco tiempo se quedó sin trabajo, viuda y con un hijo al que mantener. Desesperada buscó lo que pudo y al final le ofrecieron enseñar en un instituto de Brooklyn, donde el 90% de la población era negra, cualquier película americana sobre high schools puede ilustrar la escena perfectamente. La cosa es que ella pensó que tenía que hacer algo o sino aquellos salvajes la iban a devorar. Miró los libros de lectura que había en la escuela, Jane Eyre, Matar a un ruiseñor…, en fin, el peligro de entrar al salón de clase con esos títulos era evidente. Un día se fue buscando por las librerías y puestos callejeros, tenía 30 dólares. Al final encontró un título para aquellos muchachos La muñeca asesina, a dólar cada ejemplar y además tenían los treinta que ella necesitaba. Al lunes siguiente llegó con el libro, los estudiantes se rieron pero les gustó, lo leyeron y decidieron darle una oportunidad a aquella maestra que ya tuvo las puertas abiertas para enseñar Jane Eyre y lo que quisiera. Bueno, la verdad es que yo soy un poco como esa maestra, siempre empiezo mis clases con algo que les impacte y nada mejor que La ladrona de niños para metérmelos en el bolsillo (bueno, para que me quieran aunque no paren de joder). La ambientación es sin duda una autentica maravilla y ese comienzo… La verdad es que este cuento consigue que uno suelte el libro con asco, es algo así como la confirmación de todas las pesadillas infantiles que hemos tenido y que no sabemos explicar qué es pero que nos aterroriza. Trataré de encontrar los otros títulos.
Para mi vergüenza, debo decir que yo también pensaba que Erckmann-Chatrian era una sola persona. Gracias por llenar esa laguna y por el magnífico comentario sobre parejas literarias. Gracias también a Ms. Frutos por la bonita historia sobre la maestra de Brooklyn.
ResponderEliminarHombre, Carlos, te olvidas de la pareja española más notable:
ResponderEliminarOrtega y Gasset ;)
Dos escritores en una misma obra es tan poco habitual como ver dos cociner@s trabajando en la misma cocina. O como poner a vivir en un mismo piso a la suegra y a la nuera. Demasiado ego en tan poco espacio
Niño vampiro me descolocas con los suecos que nombras y estoy seguro que hablando de escritores a la sombra y negros varios la entrada sería más amplia todavía.
ResponderEliminarMe considero un buen lector de narrativa breve (y por eso la suelo traer por aquí) y te aseguro que esa pareja son realmente buenos y merecerían ser más reconocidos.
Reino de Redonda se puede considerar una editorial exquisita con algunas cosas muy interesantes y muy bien publicadas, aunque algo elevada de precio. Mis cuentos del Rhin son de una edición de Bruguera más asequible, pero como no son fácilmente localizables hay que acudir a la única edición existente en la actualidad. La edición de Valdemar también es una gozada. Un saludo.
De nuevo me sorprendes al descubrirme autores que desconocía existieran.
ResponderEliminarQuisiera aportar un tándem español a la lista, el formado por los hermanos Machado, que al unísono escribieron y estrenaron alguna que otra obra teatral.
Respecto a la historia que cuenta Ms Frutos, me parece, eso, de película. Una suerte que a ciertos maestros y profesores les salgan bien este tipo de estrategias. Yo lo he intentado, proponiendo componer un cuento fantástico a mis alumnos, y lo he conseguido a medias. La apatía reinante entre el alumnado es de juzgado de guardia. Tal vez busque el cuento que recomiendas, Carlos, y lo haga leer, a ver si los atrapo de algún modo.
Anabel, este blog gana calidad con tus historias. Siempre tienes algo que contar acerca de la unión entre literatura y vida y la de hoy es también encantadora.
ResponderEliminarComo bien debes recordar, este cuento me lo hiciste leer hace algunos años. Al cabo del tiempo ha vuelto a mi cabeza esta dramática historia (o repulsiva según dices) y he pensado que era digna de entrar en una buena colección de cuentos. Los libros de Erckmann-Chatrian andaban por casa desde hace tiempo esperando su momento y, de repente, decidí darles su oportunidad. Ha sido como redescubrir unas buenas sensaciones que habían quedado semiocultas. Es un placer siempre, remover de sus tumbas a los olvidados y a veces siento conseguirlo con lectores tan atentos como vosotros.
Elena, estoy seguro que conoces muchas más parejas literarias que yo y no te preocupes porque ese nombre induce a error comúnmente. Estoy de acuerdo en que la historia de Anabel es lo mejor. Un saludo.
ResponderEliminarHablador ese sería otro tema interesantísimo. El desdoblamiento de los escritores, o como se puede escribir una cosa y otra diferente a la vez sin caer (o cayendo con todas las de la ley) en el absurdo. Se podría hablar de evolución o involución según quien opine. Un saludo.
ResponderEliminarBien traído Juan Manuel, los Machado como buenos hermanos también supieron trabajar juntos (aunque mucho mejor por separado).
ResponderEliminarBueno, todos descubrimos autores constantemente y es muy difícil seguir el ritmo de lecturas con tantas cosas apetecibles por ahí.
Los cuentos de este tipo impactan a los jóvenes más de lo que nos pensamos y deberías seguir intentando trabajar ese tema porque a la larga pueden salir cosas muy interesantes. Te lo digo por Anabel que sé que siempre le han funcionado estos textos y todo lo que se mueve alrededor y por mi mujer que también da lengua y literatura y a la que nutro constantemente con relatos de este tipo y por lo que me cuenta los chicos casi siempre están deseando leer y escuchar más e incluso se lanzan a trabajar el fantástico directamente. La emoción del terror o el suspense tienen siempre buena salida en los chicos jóvenes y, si además son de calidad...
Un saludo.
Ya que se ha hablado de Ortega y Gasset, no hay que olvidarse tampoco de Ortega y Frías, ni de Ramón y Cajal, por supuesto, aunque estos últimos en otro campo.
ResponderEliminarTusquetes Editores y su colección de La sonrisa vertical son, a buen seguro, los responsables de que haya más lectores una mano que escrtores a cuatro.
Finalizado el desparrame humorístico, paso a felicitarte por esta brillante entrada que añade títulos, como es habitual, a mi lista de lecturas pendientes, a dos manos.
Un abrazo fuerte.
Carlos, de ti siempre aprendo mucho...
ResponderEliminarEn cualquier caso, más que las biografías probadas, me conturban las especulaciones sobre el doble, los tándems no materializados.
¡Cuéntanos, por favor!
Siempre disparando ingenio Jose. En cualquier caso me gusta el mano a mano que llevamos desde hace tiempo.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Ana, yo también creo que las parejas no materializadas dan más juego, aunque esta se debía rescatar. El doble literario también es muy interesante y espero traerlo pronto.
ResponderEliminarAquí, el que más aprende soy yo.
Un abrazo.
Amigo mío, me desborda tu conocimiento. Siempre es una gozada leerte.
ResponderEliminarPaco
Gozada es tenerte por aquí cerca Paco y leer tus emocionantes versos. Un abrazo.
ResponderEliminarCuento inquietante como pocos, Carlos.
ResponderEliminarMe gusta cómo has desarrollado la entrada, porque bien cierta es la dificultad de escribir a cuatro manos. No obstante, dos manos pueden multiplicarse y llegar a ser cuatro, seis, ocho y, así, hasta el infinito. El tema del doble que Ana apunta y que, también, me apasiona.
La historia que cuenta Anabel es deliciosa. Lo que tienen que hacer los profes para lidiar con los alumnos...
Un fortísimo abrazo.
Inquietante y que provoca cierta nausea por la temática.
ResponderEliminarA pesar de que en las escuelas siguen empujándonos para que escribamos los trabajos a cuatro o más manos, en literatura se hace muy difícil mantener una relación perdurable con buenas obras.
Un abrazo querida Isabel.
Hola, Carlos, y enhorabuena (y gracias) por tu blog. He visto un comentario tuyo en otro sitio sobre Shirley Jackson y aprovecho para invitarte a mi blog
ResponderEliminarhttp://comounametafora.blogspot.com
donde tengo varios artículos sobre su obra. En concreto aquí:
http://comounametafora.blogspot.com/search/label/Shirley%20Jackson
Un saludo!
Pablo
Gracias a ti Pablo. Agradezco tus links y paso a leerlos. Shirley Jackson es un reciente descubrimiento y he catado poco, pero todo bueno. Un saludo.
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