viernes, 13 de mayo de 2011

Oscar Wilde cuenta

Oscar Wilde pasa por ser el máximo esteta de las letras británicas, auténtico símbolo del arte por el arte y escritor hedonista atraído desmesuradamente por la belleza. Su aristocrático porte y su artístico elitismo son también una posición contra el burgués mercantilismo del arte imperante de la época, donde uno vale según sus posesiones. Pienso que este posicionamiento estético de apreciar la belleza por sí misma es a la vez una crítica despiadada a la sociedad burguesa que frecuentaba, al esnobismo que valora el arte como una posesión para adquirir una posición. El radicalismo en sus comportamientos, en la estética de su indumentaria o en su brillante ingenio responden a una necesidad de destacar en una sociedad puritana y mediocre. Se podría afirmar que lo suyo es pura pose provocadora.
Pero cuando el genio de Wilde sobresale, la sociedad no tarda en deshacerse de él y olvidarle en poco tiempo. Aquel ingenioso conversador, autor de obras de altura estética innegable y hondura perdurable, es condenado a la ignominia y el ostracismo más funesto. El caso de la decadencia de Oscar Wilde es una de las grandes injusticias literarias y humanas, pues se convierte en una venganza de la que todos participan, donde la envidia se alza poderosa y arremete contra la inteligencia.
De su capacidad innata para inventar y moldear historias nos queda el recuerdo de aquellos que le conocieron y que admiraron su brillantez conversadora. Algunas de sus muchas perlas aforísticas caminan dispersas por sus ensayos y narraciones y siguen siendo repetidas como buen signo de inteligencia; una buena parte de su teatro y sus ensayos siguen estando vigentes y, sobre todo, El retrato de Dorian Gray que se ha confirmado a través de los años como una obra llena de ricos matices.
Aunque es en sus cuentos donde podemos ver todos los Wilde posibles, un catálogo de pequeñas piedras preciosas que, bebiendo de la narrativa tradicional infantil, adaptan a sus bellas maneras temáticas muy variadas. En sus tres pequeñas colecciones de cuentos hay cabida para el humor, el amor, el misterio o la justicia social, pero esencialmente son narraciones impregnadas por una belleza descriptiva y lingüística que los envuelve. Su primer grupo de cuentos es quizás el que le dio más fama en vida y allí encontramos  piezas como El crimen de lord Arthur Saville, una obra que habla del destino desde una clave tragicómica o El fantasma de Canterville, su versión cruel y tierna a la vez de la temática espectral, con una irónica visión de los nuevos norteamericanos incluida.
En El príncipe feliz y otros cuentos se hallan tres piezas maestras de la narración infantil, donde se recoge a la perfección la tradición de los grandes cuentistas y folkloristas románticos, rehaciendo el misterio de la crueldad de los cuentos de hadas en forma de fábula cristiana en El gigante egoísta, de relato moral en El príncipe feliz o de la fatalidad del sacrificio inútil en el espléndido relato El ruiseñor y la rosa y es por eso que se han convertido con toda justicia en piezas fundamentales del repertorio literario infantil.
Pero quizás sea Una casa de granadas su colección más sorprendente, aunque curiosamente más desconocida. De ellos, por el tono fantástico que guarda, me parece memorable El pescador y su alma que viene a ser una reedición de La sirenita de Andersen, pero invirtiendo los papeles y añadiendo la lucha entre el hombre y su alma entregada, representada por su sombra que acabará cobrando vida propia y malignidad por la falta de corazón. Esta historia está emparentada con uno de los grandes cuentos del romanticismo alemán: La maravillosa historia de Peter Schlemihl de Adelbert von Chamisso. Otro de los relatos, El cumpleaños de la Infanta, es terriblemente cruel y muestra al Wilde más perverso, mientras que El joven rey está narrado desde la misma belleza que el muchacho pretende alcanzar, mostrándonos a través de diversos sueños el sufrimiento que supone lograr la hermosura perseguida. Todas las narraciones comparten el prodigio de su elegante y cultivada prosa.
Recuperar las historias cortas de Wilde es recobrar el placer de una lectura que cuida el lenguaje, el humor y la inteligencia.

27 comentarios:

  1. De Oscar Wilde leí hace muchos años el Retrato de Dorian Gray. Recuerdo que me impresionó aquella historia, tal vez porque era muy joven y la vejez la veía muy lejana y como un castigo, no sé. Luego he podido ver una versión teatral de El abanico de Lady Windermere, en el TNC, y más tarde su versión cinematográfica, y lo que encuentro en común en ambas obras es el peso del tiempo sobre sus personajes, su resistencia a dejarse vencer por los años y optar, en cambio, por el dolor antes que por la serenidad. De sus cuentos infantiles no conozco gran cosa, pero dada la carga ética de sus novelas, imagino que serán tan interesantes y enriquecedores como ellas. Lo que me lleva a pensar que también serán políticamente incorrectos y que, dados los tiempos que corren, no sé si serán la mejor lectura para nuestros hijos, a los que parece ser debemos proteger ante todo, no sea que la crueldad que dices se les contagie. Una pena.

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  2. Pobre Oscar Wilde!, su triste historia debería enseñarse en las escuelas para que los niños y no tan niños entendieran a donde nos pueden llevar los prejuicios. Qué injusticia se cometió con él!, como lo juzgaron, lo maltrataron y lo envilecieron. El relato del final de su vida produce nauseas. Cuando leo esa balada que escribió en la cárcel se me empañan los ojos. Era tan sensible que no podía evitar sufrir cuando veía niños en la cárcel “un niño es capaz de comprender un castigo infligido por un individuo como un pariente o un tutor, y de soportarlo incluso con cierta resignación. Lo que es incapaz de comprender es un castigo impuesto por la sociedad” , esta carta la escribió en la cárcel y en ella pedía piedad para un niño.
    El relato escrito por Rosa Montero es escalofriante, “Tenía prohibido hablar con otros presos; y durante tres meses le mantuvieron incomunicado, sin visitas ni cartas. Hubo un traslado de una prisión a otra; durante media hora le mantuvieron de pie en el andén de una estación, bajo la lluvia, esposado, vestido de presidiario, mientras a su alrededor se arremolinaba la gente y se reía de él: “Después de aquel incidente, lloré cada día durante un año entero”. Yo le he leído sus cuentos a Sofía, pero también le leí el relato de su vida, porque los niños deben saber la verdad, al menos yo interpreto así algunos de los cuentos de Wilde. Sus cuentos son a veces tristes y a veces acaban mal porque así es la vida. Pero a pesar de eso, sus cuentos están llenos de sensibilidad y ternura, así era él. Debió ser un gran padre.
    Me atrevería a decir que nadie que haya leído sus cuentos pueda dejar de conmoverse.

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  3. Imagino que ese detalle del peso del tiempo que comentas Juan Manuel era debido a que una persona como Wilde lo tenía que sentir a la fuerza. La belleza que tanto adoraba en el arte provenía de la eterna juventud, esos cuerpos esculpidos de figuras griegas que tanto admiraba le debían recordar que sólo la belleza de las cosas es eterna.
    Sus colecciones de cuentos son lectura necesaria y yo no dudaría en leérselos a mis hijos, como no he dudado en leerles a Andersen, los Grimm o Perrault, ni toda la tradición española e inglesa de relatos populares. Y bien sabrás que en todos ellos existe ese punto cruel y duro que sorprende pero que no asusta. Las correcciones políticas se las dejo a los políticos y en literatura me fío de los buenos autores.
    Un saludo Juan Manuel.

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  4. He vuelto a leer los escritos de Rosa Montero, Javier Marías, Mauricio Wiesenthal o Luis Antonio de Villena sobre la figura de Wilde y su triste sino Anabel. En todos ellos se desprende la tragedia de un hombre honesto fuera de época y, como dices, provoca enorme tristeza. Es por ello que debo recordar la belleza de sus textos y el ingenio y la inteligencia que desprendían.
    Sus cuentos deben ser leídos sin temor a encontrar crueldad, pues la literatura infantil siempre la tuvo. Quiero recomendar el gran texto escrito por Rebeca Tabales en su blog al respecto de la historia de "El ruiseñor y la rosa". Yo vuelvo a insistir en la lectura de "Una casa de granadas" para recuperar la figura del gran Wilde.

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  5. Mi comentario sobre los cuentos era irónico, Carlos. Pienso que no hay mejor lectura para un niño que la que le puedan aportar los clásicos, con toda su crueldad y su terrorífica visión de la existencia, pues pienso que no hay mejor escuela para un niño que la que no le pone ante los ojos un velo de estupidez. Venía al caso mi comentario porque sufro esa corrección política en mi oficio y procuro luchar contra ella, así que si se ha interpretado mal mi comentario, lo corrijo. Aprovecho para preguntarte si existen versiones cinematográficas a la altura de la obra literaria de Wilde, pues creo que ha sido fuente de inspiración para algunos directores. Hace un par de años se estrenó una versión moderna de El retrato... que creo no tuvo demasiado éxito de crítica, y que existe una más antigua que es considerada una gran versión, con George Sanders como protagonista. ¿Las has visto?

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  6. Ya me imaginaba yo que no podías ser tan políticamente correcto amando la literatura como la amas. Me imagino por donde vienen las limitaciones a las que te enfrentas en tu oficio.
    De las versiones cinematográficas recuerdo gratamente la de George Sanders, pues creo que es la única buena (además tiene un retrato final impactante). La moderna de "El retrato de Dorian Gray" no la he visto, pero aunque sea por ver lo que han hecho con la obra la veré. Existen versiones antiguas de "La importancia de llamarse Ernesto" y de "El fantasma de Canterville", pero ninguna muy destacable. Se han llevado más obras a la pantalla pero las desconozco.

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  7. La clase de hoy me es muy familiar. He leído a O.W. con auténtica fruición. Ya sabes que en la Biblioteca de Babel vienen unas estupendas traducciones de muchos de esos relatos -cuentos-.
    Me hice con sus obras completas, de Aguilar, y ya no paré.
    La lectura que me impresionó enormemente fue "De Profundis". Cuántas envidias, cuánto dolor y cuánta vergüenza. Para haberse suicidado.

    Hablar de O.W. y no desempolvar alguna de sus citas parecería sacrilegio. Así, que busco una en mi florilegio:
    "Prefiero las personas a sus principios, y prefiero antes que nada en el mundo a las personas sin principios" ( El retrato de D.G.)

    Magnífica entrada y acertada recomendación -"Una casa..."- hasta hay toros y toreros.

    Un abrazo, profe.

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  8. Definitivamente me quedo con la Balada de Reading, ahí es donde aparece realmente él mismo.

    Un abrazo.

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  9. Maestro, a Wilde sólo se le puede leer con fruición porque escribió para deleitarnos y hacernos reflexionar.
    "La vida no es compleja. Los complicados somos nosotros. La vida es algo sencillo, y lo sencillo es lo correcto" (Carta a Robert Ross desde la cárcel de Reading).
    Un abrazo señor Thornton.

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  10. He vuelto a la balada de la cárcel de Reading y ciertamente es impresionante. Wilde se desnuda totalmente. Es fácil sentir cariño por este ingenioso y tierno personaje.
    Un abrazo Ataúlfa y un grato placer volverte a leer.

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  11. Grande. Cómo me gusta siempre recuperarte a ti también... ¿Sabes? Hace un par de años leí otra obra excelsa de Wilde: las actas de su primer juicio. Literatura y vida se funden, se mezclan, se ensucian mutuamente. Ahí lo vi muy claro: era un chulo respondón con cero inteligencia emocional. Le sobraba de la otra, pero esa otra no siempre nos lleva a calas calmas.

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  12. Acabo de leer el interrogatorio al que haces referencia Ramon y para mí es un dechado de inteligencia e ingenio contra la estupidez de unas acusaciones sin sentido. De hecho me parecen mejor que cualquier guión cinematográfico sobre tema jurídico posible y las recomiendo vivamente (publicadas ¡como no! en Valdemar con el nombre de "El arte del ingenio" y acompañadas de un florilegio de su extraordinaria inventiva). Ante un ataque tan frontal no cabía otra respuesta, aunque finalmente esa boca le perdiera. Para la literatura ha quedado su genio.
    Un abrazo Ramon y feliz de reencontrarte.

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  13. "Los secretos del arte se aprenden mejor en sigilo, y la belleza, lo mismo que la sabiduría, ama al que le rinde culto en solitario."

    No fue capaz de aplicarse sus propias palabras y esa necesidad de destacar en una sociedad puritana y mediocre le acabó pasando factura. Y no porque su actitud fuera incorrecta o censurable, sino simplemente inapropiada en ese entorno en que le tocó vivir que conviertía los méritos de los sobresalientes en incómodos estorbos que silenciar y de los que deshacerse. No creo que hayan cambiado tanto las cosas desde entonces, y no lo digo sólo por el comentario irónico de Juan Manuel.

    Magnífico personaje. Magnífica su prosa y su poesía. (Aunque he leído los relatos recomendados de "Una casa de granadas" y me ha acabado rechinando el exceso de moralina y sobrecargado misticismo que rezuman.)

    Magnífica entrada.
    Un abrazo.

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  14. Jose, no dejan de ser cuentos infantiles pero precisamente en esa colección la moralina no la veo yo pues son finales duros y crueles a veces.
    Finales (Spoiler):
    "El cumpleaños de la Infanta": -En el futuro, cuidad de que mis compañeros de juego no tengan corazón.
    "El pescador y su alma": Pero en el rincón del Campo del Batanero nunca más volvieron a brotar flores de ninguna clase, sino que el campo permaneció estéril como antes.
    "El niño estrella":Pero no reinó mucho tiempo, porque su sufrimiento había sido grande, y tan riguroso el fuego de su prueba que al cabo de tres años murió. Y el que le sucedió gobernó mal.
    Recargado sí que lo era a veces, pero también sus palabras podían alcanzar la gloria literaria por momentos. Probablemente pecaba de inmodestia, pero ante tanto ignorante que se creía superior pues no me extraña.
    Un abrazo.

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  15. Que sean finales duros no significa que en el relato no pueda subyacer una moralina, y pienso que esto sucede en los tres que he leído, justificándose tal vez por tratarse de cuentos infantiles.

    En "El joven rey" es en el que más evidente me ha parecido, y además con final angelical. "El cumpleaños de la infanta" me ha interesado por encima de los demás, y la conclusión es magnífica, pero aún así el mensaje moralizante se manifiesta explícitamente de principio a fin. En "El pescador y su alma" insiste reiteradamente y con parábolas interminables en comparar amor y sabiduría, amor y riquezas, amor y carnalidad...

    Me has animado a leer "El niño estrella", pero trataré de hacerlo con los ojos de un niño.

    Un abrazo fuerte.

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  16. A pesar de tus pesares "El pescador y su alma" me parece magnífico. En todo caso me alegra saber que has vuelto a compartir buena lectura conmigo y comprobar que eres un lector muy atento.Oscar Wilde por encima de todo.
    Abrazos.

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  17. Carlos, qué placer compartir contigo y con el resto de comentaristas el gusto por la lectura de Oscar Wilde, un hombre lúcido, irónico, ingenioso, inteligente, siempre preocupado por la belleza de su prosa, lo que no le impidió nunca perder de vista los contenidos, criticar la puritana sociedad en que le tocó vivir y decir, decir muchísimo, porque su alma era fértil y captaba todos los matices, todas las verdades que se escondían bajo las máscaras.
    Como ya han señalado otros comentaristas (Anabel, Thornton...) sufrió demasiado. No se lo mereció, como nadie se merece el sufrimiento.

    El primer libro que leí de él fue "El retrato de Dorian Gray". Llegué hasta él impresionada por esa versión antigua de la película a la que hacía alusión Juan Manuel González Lianes. Recuerdo que la vi en Segovia, con apenas 14 años, en un cine que había en la calle Real (el Juan Bravo). Sus imágenes aún perviven en mi mente, porque quedé profundamente impresionada. Un poco más tarde conseguí el libro y Wilde me atrapó con su prosa exquisita y llena de contenido.
    Poco después, leí algo de su teatro: "La importancia de llamarse Ernesto", "El abanico de Lady Windermere"... Aquí, el ingenio de Wilde se despliega sin sonrojos y, con no escasas dosis de humor, no deja títere con cabeza en cuanto a las rancias costumbres de la clase acomodada de la Inglaterra de aquellos años.
    Con el tiempo, cayó "De profundis", palabras mayores sin duda. Impresionante.
    Sin embargo, los cuentos que indicas no los he leído. Y, claro, has despertado mi curiosidad y, sobre todo, mis ganas. Tratándose de Oscar Wilde, nunca hago ascos a nada. Es un autor que me hipnotiza con su forma de contar, describir, narrar, criticar...

    Decía Wilde: "Ningún crimen es vulgar, pero toda vulgaridad es un crimen". Y tú, que no eres un criminal en el sentido penal de la palabra, tampoco los cometes en las playas complacientes de la vulgaridad. Por eso me gusta venir y leerte, siempre disfruto.
    Un abrazo enorme, querido amigo (Guy te manda otro de su parte)..

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  18. Tengo a Oscar Wilde por una de las personas (públicas) más inteligentes que han campado por las islas británicas. También de las más sensibles, a pesar de todo el artificio de l que le gustó rodearse. También de las más tristes. Lo de una de las más ingeniosas vviene de regalo. Los cuentos de mi tocayo han estado en la estantería de mis hijas junto a Grimm o Andersen y especialmente "El gigante egoista" ha sido un preferido de la pequeña mucho tiempo. Además los cuentos de Wilde tienen una ventaja. Walt Disney no hace películas con ellos y los finales adulterados de las mismas no se mezclan en la cabeza de los niños con la historia original. Hay que pararse a explicarle al niño que el que el gigante bueno se muera es normal, pero para eso esta una madre/padre. La alternativa es lo que sería en Disney. El Gigante se hace bueno e inmediatamente fundido a negro y final de la peli, antes de que haya que dar más explicaciones.
    Admiro mucho, mucho a este escritor, entre otras cosas por la ingenuidad que mantuvo toda su vida y que le costó la salud y la misma vida.
    Ah, y en contra de lo que decía un amigo mío, los niños entienden perfectamente la crueldad de "El cumpleaños de la Infanta". Lo se. Lo he probado.

    Saludos y gracias por recordarmelo, voy a releerme alguno de sus cuentos para cuando mañana acueste a mi hija.

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  19. Ah, y si se me permite, aunque no va de cuentos, pondre una frase de Wilde que lei ayer mismo:
    "Si usted quiere saber lo que una mujer dice realmente, mírela, no la escuche"

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  20. Isabel, parece que siempre despierto tus lecturas ya pasadas pero que sabes guardar en tu privilegiada mente de lectora contumaz.
    Me falta mucho por leer de Wilde, pero descubro que cuanto más leo más me gusta porque con su escritura despierta la mente continuamente, su ingenio no cae en balde si estas dispuesto a dejarte llevar por la inteligencia de su prosa. Sus poemas son palabras mayores.
    Abrazos.

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  21. Oscar, interesante tu aportación sobre la imposibilidad de dejarse adaptar por Disney, aunque no olvides que con otros libros difíciles o poco correctos como Pinocho o Alicia también lo han hecho sin ningún problema, desvirtuándolos totalmente.
    En todo caso, siempre estamos nosotros para leerlos y leérselos y así mantener la gran obra de Wilde siempre viva. Lo evidente es que sus cuentos siguen agradando generación tras generación y eso sólo se consigue sintiendo desde dentro lo que narras. Pero además Wilde tenía un dominio del lenguaje exquisito.
    Esa frase que nos traes encaja perfectamente con otra de "El crimen de lord Arthur Savile" que dice: "Si una mujer es incapaz de hacer que sus errores sean fascinantes, no es más que una hembra".
    Un saludo Oscar.

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  22. Uf!, menuda frase. Si yo fuese mujer, no sería tan ingeniosa para decirle al excelso Wilde cuatro cosas, pero sí que sería rotunda y explícita, y muy castiza, vamos.

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  23. Oscar Wilde acabaría camelándose a cualquier contendiente en el cara a cara.
    Un abrazo.

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  24. Maravilloso Oscar Wilde y como no, maravillosa entrada que nos hace recordarlo. Yo, como Isabel, tuve el mismo recorrido literario, solo que después de "La Importancia de LLamarse Ernesto" vino "El Fantasma de Canterville". Sin embargo no he leído sus cuentos, situación que intentaré remediar en cuanto me sea posible.
    Hay una cita que me gusta mucho de Wilde y que durante varios años tuve escrita en mi agenda, además puede venir a colación a la de las mujeres: "A mí dadme lo superfluo, que lo necesario lo tiene todo el mundo"

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  25. Errata: quise decir: no he leído sus otros cuentos.

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  26. Alicia, es un gustazo recuperar a un autor que siempre debe permanecer en nuestro bagaje cultural para que este sea más rico. Disfruta de sus cuentos.
    Lo cierto es que Wilde pasa por ser el gran aforista de las letras británicas y en sus frases queda plasmado todo el genio de su inteligencia, por lo que hemos de acudir constantemente a ellas para reafirmar tantas cosas. Un saludo y bienvenida.

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