Una reciente película pone de nuevo en circulación al más genial de los detectives, a un personaje que ha traspasado la ficción y se ha convertido en el paradigma del raciocinio para la solución de enigmas enrevesados. De hecho, hace unos años aparecía una encuesta en Inglaterra que nos informaba que más de un 30% de los encuestados creían que Sherlock Holmes había sido un personaje real.
Supongo que el aire mítico que ha conseguido el personaje con el paso de los años, no le disgustaría tanto a Conan Doyle como lo hizo cuando todavía su pluma se veía forzada a sacar historias -los suculentos honorarios y la insistencia de su madre también ayudaron a mantener al personaje más allá de la muerte-. Era consciente de que Holmes eclipsaba al resto de sus obras, por las que sentía un mayor aprecio y la historia parece darle la razón, pero cualquier lector atento sabe que Arthur Conan Doyle no fue autor de un solo personaje y que sus novelas de aventuras, sus novelas históricas o su gran variedad en el relato corto nos muestran a un escritor enorme, con una gran destreza fabuladora y capaz de hacernos felices en la lectura.
Sherlock Holmes nacía de una mezcla entre las aficiones y algunas particularidades del mismo Conan Doyle -fumador de pipa, desordenado con sus documentos o propietario de una enorme lupa- y de las características de su antiguo profesor de medicina, el doctor Joseph Bell, hombre de gran capacidad deductiva. "Bell era un hombre muy notable física y mentalmente. Enjuto, nervudo, moreno, de rostro afilado y nariz poderosa, ojos grises penetrantes, hombros angulosos y andares renqueantes (...) Su punto fuerte era, sin embargo, el diagnóstico, y no sólo de la enfermedad sino también de la profesión y carácter del paciente" nos explica Conan Doyle en Memorias y aventuras, como si estuviera describiendo al mismísimo detective.
El personaje se haría popular desde casi su mismo nacimiento y durante sus cuatro novelas y 56 relatos cortos que componen el Canon. Pero su fama y mitificación no provienen tan solo de esa capacidad racional para resolver problemas; existe algo que se nos escapa, quizás esa pose pedante pero que sabe destilar humanidad, pueden ser sus excéntricas aficiones o es el misterio del mismo personaje, del cual tan poco sabemos sobre su pasado. Ni el propio Conan Doyle entiende el secreto de su creación y comenta: "No quisiera ser desagradecido con Holmes, que ha sido para mí un buen amigo en muchas ocasiones. Si a veces he estado a punto de cansarme de él es porque su papel no admite tonos ni matices. Es una máquina calculadora...".
Sherlock Holmes se ha independizado de su creador y cobrado vida propia. Sobre su figura se han creado multitud de pastiches en base a supuestos manuscritos descubiertos del doctor Watson, con mejor o peor suerte y así lo hemos visto enfrentarse a Jack el destripador, Drácula, Freud,... Incluso su mismo hijo, Adrian, escribió en colaboración con el gran John Dickson Carr un libro de doce relatos titulado Las hazañas de Sherlock Holmes sobre casos comentados de pasada en las obras originales.
El cine también sucumbió al personaje en más de 200 ocasiones, destacando las quince películas que rodaron en los años 30 Basil Rathbone como Holmes y Nigel Bruce como Watson, aunque sus argumentos se fueron alejando paulatinamente de las obras del Canon. Una de las mejores adaptaciones que recuerdo es la versión que Terence Fisher hizo sobre El perro de los Baskerville, con el mejor de los Holmes posibles en el cine, el gran Peter Cushing que lo recuperaría después en varios capítulos de una serie para la BBC. La aproximación más acertada al personaje provino, contra todo pronóstico, de Billy Wilder en La vida privada de Sherlock Holmes, quién supo dar el tono de humor distante adecuado para la desmitificación y a la vez rendir el justo homenaje al personaje.
Pero por encima de todas, quiero destacar aquí la serie creada por Granada TV, probablemente única e irrepetible producción, que intentando ser lo más fiel posible al Canon sherlockiano, adaptó 41 de sus historias. La serie tiene una ambientación, un vestuario y unos guiones que la convierten en modélica, pero sobre todo tiene la interpretación de Jeremy Brett como Holmes. Es curioso saber que Brett aceptó el papel de Holmes gracias al aviso de su gran amigo Robert Stephens, que lo había interpretado antes en la versión de Wilder. Su implicación en el personaje fue absoluta, estudiando cada pequeño detalle de las obras, perdiendo peso, aprendiendo a fumar en pipa e incluso usar la mano derecha aún siendo zurdo. Aportó la ironía necesaria, el amaneramiento de los gestos y un trabajo dramático excelso. La intensidad que mostró en su trabajo durante los años que duró la serie en antena fue una de las causas por las que su salud se resintió y al poco de abandonar la serie murió. Se hace necesario recuperar esta obra televisiva.
La vigencia de Sherlock Holmes es tal, que hace tan sólo diez años se publicó un libro donde se acusaba a Conan Doyle de plagio, adulterio y asesinato por la obra de El perro de los Baskerville. Las pruebas llevaron a Scotland Yard a intervenir, exhumando los restos de la víctima, aunque todavía no hay resultados de la investigación. El mismo Sherlock Holmes estaría encantado de resolver este caso y devolver la inocencia a su padre creador.
Sherlock Holmes nacía de una mezcla entre las aficiones y algunas particularidades del mismo Conan Doyle -fumador de pipa, desordenado con sus documentos o propietario de una enorme lupa- y de las características de su antiguo profesor de medicina, el doctor Joseph Bell, hombre de gran capacidad deductiva. "Bell era un hombre muy notable física y mentalmente. Enjuto, nervudo, moreno, de rostro afilado y nariz poderosa, ojos grises penetrantes, hombros angulosos y andares renqueantes (...) Su punto fuerte era, sin embargo, el diagnóstico, y no sólo de la enfermedad sino también de la profesión y carácter del paciente" nos explica Conan Doyle en Memorias y aventuras, como si estuviera describiendo al mismísimo detective.
El personaje se haría popular desde casi su mismo nacimiento y durante sus cuatro novelas y 56 relatos cortos que componen el Canon. Pero su fama y mitificación no provienen tan solo de esa capacidad racional para resolver problemas; existe algo que se nos escapa, quizás esa pose pedante pero que sabe destilar humanidad, pueden ser sus excéntricas aficiones o es el misterio del mismo personaje, del cual tan poco sabemos sobre su pasado. Ni el propio Conan Doyle entiende el secreto de su creación y comenta: "No quisiera ser desagradecido con Holmes, que ha sido para mí un buen amigo en muchas ocasiones. Si a veces he estado a punto de cansarme de él es porque su papel no admite tonos ni matices. Es una máquina calculadora...".
Sherlock Holmes se ha independizado de su creador y cobrado vida propia. Sobre su figura se han creado multitud de pastiches en base a supuestos manuscritos descubiertos del doctor Watson, con mejor o peor suerte y así lo hemos visto enfrentarse a Jack el destripador, Drácula, Freud,... Incluso su mismo hijo, Adrian, escribió en colaboración con el gran John Dickson Carr un libro de doce relatos titulado Las hazañas de Sherlock Holmes sobre casos comentados de pasada en las obras originales.
El cine también sucumbió al personaje en más de 200 ocasiones, destacando las quince películas que rodaron en los años 30 Basil Rathbone como Holmes y Nigel Bruce como Watson, aunque sus argumentos se fueron alejando paulatinamente de las obras del Canon. Una de las mejores adaptaciones que recuerdo es la versión que Terence Fisher hizo sobre El perro de los Baskerville, con el mejor de los Holmes posibles en el cine, el gran Peter Cushing que lo recuperaría después en varios capítulos de una serie para la BBC. La aproximación más acertada al personaje provino, contra todo pronóstico, de Billy Wilder en La vida privada de Sherlock Holmes, quién supo dar el tono de humor distante adecuado para la desmitificación y a la vez rendir el justo homenaje al personaje.
Pero por encima de todas, quiero destacar aquí la serie creada por Granada TV, probablemente única e irrepetible producción, que intentando ser lo más fiel posible al Canon sherlockiano, adaptó 41 de sus historias. La serie tiene una ambientación, un vestuario y unos guiones que la convierten en modélica, pero sobre todo tiene la interpretación de Jeremy Brett como Holmes. Es curioso saber que Brett aceptó el papel de Holmes gracias al aviso de su gran amigo Robert Stephens, que lo había interpretado antes en la versión de Wilder. Su implicación en el personaje fue absoluta, estudiando cada pequeño detalle de las obras, perdiendo peso, aprendiendo a fumar en pipa e incluso usar la mano derecha aún siendo zurdo. Aportó la ironía necesaria, el amaneramiento de los gestos y un trabajo dramático excelso. La intensidad que mostró en su trabajo durante los años que duró la serie en antena fue una de las causas por las que su salud se resintió y al poco de abandonar la serie murió. Se hace necesario recuperar esta obra televisiva.
La vigencia de Sherlock Holmes es tal, que hace tan sólo diez años se publicó un libro donde se acusaba a Conan Doyle de plagio, adulterio y asesinato por la obra de El perro de los Baskerville. Las pruebas llevaron a Scotland Yard a intervenir, exhumando los restos de la víctima, aunque todavía no hay resultados de la investigación. El mismo Sherlock Holmes estaría encantado de resolver este caso y devolver la inocencia a su padre creador.
Leí que el lector de novela policíaca era un lector auténtico, que leía por puro placer y no por ningún tipo de pedantería, no puedo estar más de acuerdo.
ResponderEliminarLa película "El perro de Baskerville" la vi hace muchísimos años en un cine de verano, esa noche no pude dormir y aún hoy la recuerdo perfectamente. La buscaré y la volceré a ver.
Hace un par de años me compré "Todo Sherlock Holmes" de la colección Biblioteca Avrea de la editorial Cátedra, magnífica edición y magnífica colección. Te digo esto por que me pasa contigo como con Jose Lorente, no podemos ser gemelos, trillizos en este caso, pero tengo mis dudas.
Tus comentarios, como siempre, son un regalo.
Un abrazo.
Leí a este Sir en un libro de los años cincuenta, encuadernado en piel roja. Era de mi padre y albergaba las obras completas de este Conan Doyle de quien todavía me acuerdo, alias Sir Arthur. Me cautivaba.
ResponderEliminarComo también devoraba a Agatha Crhistie.
Y recuerdo a Landrú, el asesino y otras perlas de esa calaña.
Me llevaste a la adolescencia, de los 12 a los 16 años. Posteriormente, abandoné la novela policiaca, no sé muy bien el motivo, quizá por rebeldía, quizá por abrirme a otros campos, porque los libros de mi padre eran éstos y los de risa, tipo Álvaro de la Iglesia y cosas así.
De Conan Doyle, guardo muy buen sabor de boca. Después, he disfrutado su creación estrella en el cine.
Como siempre, es un gusto leerte, aprender y hasta recordar facetas olvidadas.
Es un placer enorme leer tus entradas y comprobar que también despiertan el interés de Thornton e Isabel que me son tan afines.
ResponderEliminarDios los cría, ellos se juntan, Holmes los investiga, Wilder los filma y Carlos nos lo cuenta.
Un abrazo y felicidades.
Supongo que sí Thornton, el lector de novela policíaca es un lector que lo hace por puro placer, sin buscar nada más. El perro de Baskerville que yo comentaba era la que hizo la Hammer y por tanto el terror estaba presente seguro.Disfruta de nuevo de esa superedición de lujo, aunque te comento que acaba de salir una espectacular en Akal (de momento solo las novelas)con un monton de notas, ilustraciones y demás. Yo, por mi parte estoy con las nuevas traducciones de Molina Foix para Valdemar, en una edición también muy cuidada. Al menos sabemos que por aquí y otros lugares rondamos gente con buen gusto y eso ya es como una especie de hermandad.
ResponderEliminarHaberte llevado a la adolescencia me ha parecido lo mejor que podía hacer con esta entrada. Sé que para mucha gente Conan Doyle pertenece a una época de su vida, donde se vivían felices aventuras pero te aseguro que con la edad el placer puede ser muy dichoso también (eso me ha pasado a mí, será porque conservo ese punto de la infancia).Sus colecciones de cuentos demuestran que fue uno de los mejores narradores de aquella maravillosa época británica de la literatura.Un abrazo para tí Isabel.
ResponderEliminarDe nuevo coincidiendo Jose. Holmes es de todos, yo lo he contado y tú lo has leído con los ojos del buen lector que agradece que se acuerden de sus héroes. Imagino que mi visión es la vuestra porque la ficción nos une (y muchas otras cosas por lo que veo).
ResponderEliminarEntrar en tu blog es un descanso y un placer. Me reconozco en mucho de lo que escribes. Tanto que me pregunto de qué/quién hablarás pasado mañana.
ResponderEliminarMis experiencias con Sherlock son más bien escasas, aunque de los pocos relatos que leí valoré sobre todo ese giro deductivo que tenía mucho de literario. Porque la literatura en definitiva es contar una historia y sorprender con ella. La literatura siempre pone en escena otras cosas, no sólo palabras (ahí un gran error, pensar que la literatura es lettera solamente). Por eso, porque la lettera está muy bien puesta y las ideas son encantadoras, recuerdo que sentí que valía la pena leer al Sir, como lo llama Isabel, y que no debía olvidar nunca que la literatura llegó para divertirnos y sorprendernos.
Ramón me quedo con todo lo que dices porque lo dices bien. El placer de la literatura es sentir las historias que nos cuentan y apropiarnos de ellas que es lo que me pasa con todo lo que aquí traigo. Volveré más de una vez a Conan Doyle porque lo merece, aunque sólo sea por haberme hecho pasar tan buenos momentos. Me gusta que aprecies lo que hago, porque significa que comparto bien.
ResponderEliminarMuy interesante incursión a lo mejor que ha surgido a partir de estas historias (es un artículo genial). Acabo de ver la última película y sin duda me gustaría retomar a Conan Doyle en una de esas ediciones que se han mencionado aquí.
ResponderEliminar¡Un saludo!
Agradecido por el piropillo de una buena comentarista. Acabaré viendo la última película pero sin intención de asociarla demasiado al personaje, es decir para pasar un rato con la acción y punto. El artículo venía a ser un intento de recuperar las buenas adaptaciones de un personaje tan brillante, con especial enfasis en la serie televisiva. Recupera su lectura por el placer de las buenas historias con intriga y sobre todo pásatelo bien.
ResponderEliminarCarlos, aprendo mucho en tu blog. Explicas las cosa en profundidad,con rigor y amenidad. y además contagias la pasión que sientes por aquello de lo que hablas.
ResponderEliminarEn cuanto a Conan Doyle, el personaje de Holmes, como dices, es más real y vivo que todos nosotros. Este fenómeno se produce muy de tanto en tanto. Se me ocurre que también ocurre con D. Quijote y Sancho. En este último caso lo entiendo, porque DQ y Sancho contienen rasgos universales del ser humano . Pero en el caso de Holmes me sigue pareciendo un misterio. ¿Sabes si se puede encontrar en algun sitio alguna explicación razonada?
Y finalmente, no sé si conoces la obra de Wilkie Collins. En "La piedra Lunar" aparece el primer detective inglés de la Historia de la literatura: el sargento Cuff. Años después vendría Holmes. Apuesto un vinito a que Doyle leyó a Collins.
¡Salud Carlos!
Mariano, seguro que no tanto como yo con tus enormes artículos.
ResponderEliminarTienes razón en cuanto a la pasión y es que la literatura sin esa pasión sería simplemente lectura.
El personaje de Holmes ha sido tan analizado,incluyendo biografías ficticias, obras casi enciclopédicas , ensayos sobre la obras e incluso multitud de sociedades que hablan de absolutamente todo que poco se puede decir de nuevo. A mi me gusto un pequeño análisis de la atracción que este personaje tiene en "Los mitos de la novela criminal" de Salvador Vázquez de Parga.
Me alegro mucho que cites "La piedra lunar", porque es la última novela que he leído y ya te imaginas lo que he disfrutado (no he leído nada malo de Collins, que es mucho decir). Por supuesto, estoy contigo en que Doyle se fijó mucho en los métodos del sargento Cuff y los llevó al límite. Un abrazo Mariano.
Yo es que he quedado muda con tu magnífico comentario Carlos. Ya me sucedió cuando leí tu entrada sobre Tolstoi.
ResponderEliminarTras leerte creo que volceré a echar un vistazo a la colección que hice hace muchos años de Conan Doyle. Hubo un tiempo que leí mucha novela negra, pero ultimamente no lo hago
Y me ha parecido muy interesante lo que dices de Valdemar
Qué suerte haber encontrado tu blog Carlos.
Muchas gracias por esas sinceras palabras que motivan mucho.Conseguir que se retorne a un personaje tan popular es agradable para mí. Si puedes hacerte con esa serie que corre en dvd, también te la recomiendo.
ResponderEliminarDe Valdemar, supongo que te refieres a lo de las nuevas traducciones de J.A. Molina Foix. Lo cierto es que soy muy fiel a esta editorial porque tiene un catálogo que me atrae muchísimo.
Me alegro que gente tan interesante se acerque por aquí.
Hola Carlos, sí me refiero a las traducciones de J.A.Foix.
ResponderEliminarA mi tambien me encanta esa editorial, creo que se esmeran y cuidan todo lo que publican.
Madison, en Valdemar llevan publicadas seis de las nueve que consta la colección. Son cuidadas ediciones con estudio introductorio y notas muy suculentas,con fotografías e ilustraciones. Bueno si frecuentas Valdemar, ya sabes lo bien que trabajan.
ResponderEliminarEfectivamente Carlos, tengo varios de esta editorial, entre ellos algunos de Jospeh Conrad también recuerdo tener Paraisos artificiales de Baudelaire, y alguno más todos clásicos y es un lujo de ilustraciones y calidad del papel, además de la traducción claro.
ResponderEliminarYa he mirado los títulos que dices y me gusta, me gustan mucho.