Entre los renovadores del terror contemporáneo, quizás sea Arthur Machen uno de los más influyentes en su evolución y sin ninguna duda el poseedor de una de las prosas más exquisitas en ese terreno. Gracias a él, el cuento de miedo sufrió una mutación que lo alejó definitivamente de los misterios sobrenaturales decimonónicos. Como apuntaba el estudioso Rafael Llopis en su introducción a Los mitos de Cthulhu “Machen sintió que era necesario revisar a fondo el cuento de miedo. Y empezó a eliminar de él una serie de elementos caducos: el castillo medieval, el muerto en todas sus infinitas variedades y subespecies, la noche…En una palabra, sepultó la tramoya romántica y se puso a escribir cuentos de miedo a base de luz, de campo, de verano, de cantos de insectos, de piedras y de montes”.
Así, este galés nacido en 1863 fue capaz de renovar el cuento de miedo en los pocos años donde apareció lo más emblemático de su obra, los fundamentales relatos de El gran dios Pan, La luz interior, El pueblo blanco, La novela del polvo blanco y La novela del sello negro –estos dos últimos pertenecientes a su aventurera novela ideada como un puzle de Los tres impostores, una breve y secreta obra maestra según Borges-. Aunque escribió unas cuantas historias cortas más y otras novelas como El terror, Un fragmento de vida o La colina de los sueños, su presencia en la historia de la literatura sobrenatural se debe esencialmente a estas primeras narraciones. De hecho, al ser redescubierto en Norteamérica después de un período de poca creatividad literaria, los críticos le reconocieron su genial aportación y su conexión con un mal metafísico que ya se había desvelado en Poe. Entre sus más reconocibles admiradores se encontraba H. P. Lovecraft, quien incluyó hasta tres de sus relatos entre sus diez preferidos sobre temática fantástica. Además le rindió palabras entusiastas en su fundamental ensayo El horror sobrenatural en la literatura: “Entre los creadores actuales que han alcanzado el mayor nivel artístico en su tratamiento del miedo cósmico, pocos, si es que hay alguno, pueden igualar al versátil Arthur Machen, autor de una docena de relatos, unos largos y otros cortos, en los que el horror latente y el miedo insidioso alcanzan una consistencia y una perspicacia realista casi incomparables”. Es por eso que no es difícil encontrar ecos de Machen en la obra de Lovecraft y su particular cosmogonía, ya que el galés fue el primero en buscar el horror y el misterio “en un pasado bárbaro y terrible que aún acecha en las profundidades” en palabras de Llopis.
Y es que la raíz celta de sus antepasados le sirve a Machen para indagar en un tipo de horror que se adentra en los misterios del culto pagano, en una región de misticismo y oscuridad muy próxima al folklore. El mismo autor escribe en una carta: “Ahora estaré siempre convencido de que no hay nada imposible en el mundo. Supongo que no hace falta añadir que ninguna de mis experiencias tiene relación con imposturas tales como el espiritismo o la teosofía. Pero creo que vivimos en un mundo de gran misterio, de cosas insospechadas y absolutamente asombrosas”. Las historias de Machen resucitan un saber olvidado por la mayoría de los hombres que parece necesario para la exacta comprensión del mundo, aquel que evocan los mitos y libros sagrados y que aparece en la cultura a través de ceremonias y rituales. El misterio insondable que nos envuelve es una realidad oculta según Machen, quien a través de sus relatos nos intenta desvelar esa naturaleza feérica. Y aquí surge el hecho aterrador y desconocido que evita la representación directa, pero que se percibe en la cotidianeidad y se muestra solamente en algunos personajes. Para el resto existe la sola intuición de un misterio.
Obra de Edward Miller |
Además de la conexión con la naturaleza de su querido Gales, Machen se sintió inclinado hacia los secretos arcanos de la tradición pagana. Perteneció a la Golden Dawn, una sociedad secreta y de iniciación inspirada en la Rosacruz, donde se practicaba la magia ceremonial para la obtención de poderes y conocimientos secretos. A esta misma sociedad también estuvieron ligados con mayor o menor intensidad, otros escritores como Bram Stoker, Sax Rohmer, Algernon Blackwood o W.B. Yeats. Asimismo, durante su período como articulista para el periódico literario The Academy, escribió varios textos sobre los orígenes legendarios del Santo Grial y otras temáticas religiosas. Más adelante, en The Evening News, ejerció de corresponsal de arte y religión y es aquí donde se produjo un hecho que recuperó al imaginativo escritor para la ficción después de deambular por oficios varios. En septiembre de 1914, en plena guerra mundial, el periódico publicaba un relato de Machen titulado Los arqueros (“The Bowmen”) con la idea de alentar a las tropas británicas; la historia imagina un episodio de la batalla de Mons entre británicos y alemanes, en donde se aparece San Jorge al frente de un batallón de ángeles que son los antiguos arqueros de la gloriosa batalla de Azincourt, para socorrer al ejército británico y diezmar al enemigo. Esta historia, surgida de la imaginación de Machen, empezó a convertirse en leyenda porque Inglaterra parecía necesitar de este tipo de milagros para subir la moral de la población. Decenas de soldados empezaron a escribir diciendo que ellos habían sido testigos de los hechos y nadie hizo caso de sus explicaciones. Así es como, paradójicamente, Machen incorporó sin pretenderlo una de sus historias al mecanismo del imaginario colectivo. Gracias a este hecho y a la posterior reivindicación de su figura en Norteamérica, Machen pudo seguir escribiendo unos años más hasta que su gloria se marchitó. En 1943 Bernard Shaw, Max Beerbohm T. E. Elliot crearon un comité para reunir fondos y así evitar que Machen terminara en un asilo de indigentes.
La cima de su aportación literaria al horror la encontramos en sus relatos, como en el sugestivo y elaboradísimo El gran dios Pan, donde una sucesión de acontecimientos en diversos lugares y años van convergiendo hacia una funesta historia. La maligna figura del ancestral dios Pan resurge de los resortes más oscuros de la mente, de un mundo no visible, para alterar nuestra realidad. El pueblo blanco es una hermética historia que necesita de un lector despojado de prejuicios y que ya desde su prólogo nos plantea la dicotomía entre maldad y bondad, intuyendo que existen seres capaces de actuar perversamente sin sospecharlo. Es una obra muy extraña y misteriosa que nos relata la inquietante historia de una niña que ha dejado escritos sus encuentros con seres del bosque que parecen habitar en otro plano. En su novela Los tres impostores, que Borges emparentaba con las Nuevas noches árabes de Stevenson, aparecen una serie de relatos que se van relacionando en una trama difusa y que parecen embaucar al lector como parte de su juego narrativo. En ese Londres misterioso y a veces desconocido se van trenzando las historias amenazantes y misteriosas, entre las que sobresalen con entidad propia La novela del polvo blanco como un remedo de Jekyll y Hyde, pero con la envoltura de los antiguos aquelarres y el Vinum Sabbati y La novela del sello negro, una brillante aproximación al indescifrable secreto de las civilizaciones milenarias.
Creo que seguiré viajando por los misteriosos caminos abiertos por Arthur Machen.
Magnífica foto del autor. Dicho lo cual:
ResponderEliminarDespués de pensar un rato no logro recordar con exactitud si conocí a Machen antes a través de Borges o (y pienso que esto es más probable) a través de la maravillosa selección de relatos de los "Mitos de Ctulhu" de Alianza Editorial que citas. Fue un enamoramiento instantáneo y aunque no fue el único (Algernon Blackwood, Frank Belknap Long o Robert E. Howard también fueron durante un tiempo habitantes de mis pesadillas), es el que más persistencia ha tenido, junto a Blackwood. El mundo de Machen es increíblemente real, su estilo magnífico y la coherencia d esus historias imbatible. Convertir lo increíble en perfectamente creíble es un arte que no siempre se domina bien por autores de este palo. Muchas veces nos encanta el relato, pero no deja de ser algo fuera de lo ordinario. No es asi con Machen. No me extraña que fuera objeto de culto por parte de Lovecraft (Lovecraft al que yo sigo defendiendo a capa y espada también). Un pedazo de escritor al que por cierto también H.G Wells y Oscar Wilde admiraron mucho.
Que ganas de leerlo ahora mismo siento... Eso debe significar que tue entrada cumple magníficamente su función.
Saludos.
Oscar, las dos formas de conocimiento de Machen son realmente idóneas. Aunque pienso que Borges profundizó mucho más en este autor, mientras Llopis tan sólo presentaba un relato para mostrar su importancia en la evolución de los mitos. La editorial Siruela hizo el resto (junto con los imprescindibles de alianza) y Valdemar puso la puntilla con la recopilación de sus relatos más interesantes.
EliminarAdoro esa capacidad de hacer creíbles los misterios más insondables. Probablemente se deba a que creía en ello firmemente. No es autor impostado en temas de misterio, sino sabe impregnar sus narraciones con un tono irreal y creíble a la vez.
Un saludo.
Seguimos viajando por nuestras bibliotecas hermanas. Machen es otro de los autores mayores del género de terror y, claro está, de obligada lectura. Aquel que tenga la suerte de leerlo por primera vez que procure paladear el momento.
ResponderEliminarParece que jugar de niño entre cementerios y ruinas romanas ya te predispone a escribir este tipo de historias y pertenecer a sociedades como la Orden del Amanecer Dorado.
Siempre me ha encantado fumarme clases -aprendía más fuera de las aulas que dentro de ellas- y sin embargo no falto a las tuyas, se me hacen cortísimas.
Un abrazo, profe.
P.S. Mi diminuto granito de arena: "El esqueleto de la señora Morales".
Maestro, pensaba en tus "azules" (envidioso que es uno, ya sabes)cuando perpetraba esta entrada.
ResponderEliminarImbuido de tanto misterio natural, no es de extrañar que una mente como Machen nos hiciera participe de sus secretas visiones. Buscaré el resto de su obra porque en sus mejores momentos creo que este autor es sublime.
Un abrazo.
Hola Carlos. Soy nueva aquí; te he descubierto por "el pobrecito...."; tus entradas en tu blog me gustan y voy a seguirte aunque la literatura fantástica es una baza muy desconocida para mí; espero poder aprender.
ResponderEliminarDices que buscas los tesoros de las palabras y a sus soñadores. Yo también. Encantada de conocerte.
Ester
Ester, encantada de tenerte por esta casa. Reconozco mi pasión por el fantástico (literario y cinéfilo), pero aquí en general se habla de buena literatura y buen cine a secas (y muchas otras cosas de refilón).
ResponderEliminarUn saludo.
Los relatos de terror son una de mis numerosas lagunas literarias, aunque los libros de Machen siempre me han llamado la atención. Interesantísima la entrada, y maravillosa la leyenda sobre San Jorge en las trincheras.
ResponderEliminarY tras investigar por ahí, estimulado por tu entrada, he visto que la vida de Machen fue verdaderamente interesante e intensa.
Por suerte, en mi biblioteca he encontrado Los Tres Impostores. A ver si cae pronto.
Un abrazo.
Niño vampiro no te voy a hablar yo de mis lagunas porque se me cae el alma al suelo. Pero uno va mejorando lo que puede, aunque reconozco que en el terreno fantástico (más clásico) me muevo bien y por eso te recomiendo esa novela chiquitita de Machen y quizás una pequeña selección de sus cuentos (existe una con los cinco más relevantes en Valdemar). Además tú disfrutaste con las "Nuevas noches árabes" de Stevenson y, salvando las distancias, se acerca bastante a sus maneras.
EliminarUn abrazo.
Gracias de nuevo, Carlos, por tus tan estimulantes lecciones. A este paso voy a plagiarte si me veo en un apuro "fantástico". Un abrazo!
ResponderEliminar(Por cierto, en tus entradas a menudo echo a faltar las referencias bibliográficas, los sellos editoriales que publican los libros de que nos hablas: Pragmatismo, sorry!)
Tengo que desconectar a veces del fantástico porque me absorbe muchas lecturas y de hecho me he forzado con la última.
EliminarTienes razón con las referencias bibliográficas, aunque doy por supuesto que la gente interesada hace la búsqueda adecuada. De todas maneras como te doy la razón, pues eso, ahí van:
De Machen "Los tres impostores" en Alianza, "El gran dios Pan y otros relatos de terror sobrenatural" en Valdemar, "El horror sobrenatural en la literatura" de Lovecraft en Valdemar, "Historia natural de los cuentos de miedo" de Rafael Llopis en Júcar, "Los mitos de Cthulhu" antología prologada por Rafael Llopis en Alianza y el resto de obras de Machen que están publicadas en Siruela.
Un abrazo
Teniendo en cuenta que mi conocimiento en lo referente a la lectura fantástica deja mucho que desear: quizá te pongo en un aprieto, ¿cual es el mejor relato o novela fantástica, a tu parecer?
ResponderEliminarSaludos, Ester
Difícil, muy difícil Ester. Desde luego los primeros capítulos de Drácula, con Jonathan Harker en el castillo son memorables. En relatos me costaría decidirme por una historia, pero por ejemplo "La pata de mono" es un relato ejemplar. Claro que alejado del terror, existe otro tipo de fantástico que me apasiona, por ejemplo el de Borges o Cortázar. Pero ya te digo que es muy difícil elegir. En todo caso, lo que traigo aquí es sinónimo de calidad contrastada para mí.
ResponderEliminarSaludos.
No lo dudo. Gracias.
ResponderEliminarEster
También yo espero Carlos, seguir viajando durante tiempo por tu blog, y adentrarme con tu ayuda y conocimientos, en los misteriosos caminos de la literatura fantástica y en los diversos ordenes literarios donde se va realizando. Contigo Carlos, los voy descubriendo y poniendo nombre a sus excelentes escritores, y al mismo tiempo que disfruto leyéndote, y leyéndolos, corroboro aquello de que “ lo fantástico se dice de muchas maneras ” .
ResponderEliminarYo me quedé, en el maravillosa, fantástico e insondable mundo de Alicia y en la “tramoya romántica” de Stoker, Shelley, Doyle. .etc. Por ejemplo, a Machen, sólo lo conocía de “oídas” a través de Borges; otro fantástico que he leído y sigo releyendo ahora con más fruición que antes, y que parece transmutar (?) el género de lo feérico con sus misteriosas y asombrosas historias contadas en un brillante castellano.
La última vez que yo vi “mostrar” de forma sobrecogedora el ambiente interiorizado del “miedo cósmico”, y en general de lo desconocido “otro”, fue a través de un maridaje perfecto de música e imágenes en la película de Lars Von Trier , “Melancolía”; especialmente en el oscuro y enigmático personaje de Justine.
Un abrazo.
Nicolás, tú ya perteneces a esta tripulación por méritos propios.
ResponderEliminarEl siglo XIX es la explosión del género fantástico. Me queda mucho por abarcar y prometo traerlo con la misma pasión. Pero como he dicho antes no quiero centrarme ahí, pues cada vez que veo un libro interesante de cualquier temática (novela o no) me dan ganas de merendarlo. Ahora mismo, por ejemplo, acabo de poner los ojos en "La conspiración de Cristo" de Acharya y mientras, sigo leyendo a Zweig. Entre medio me espera ansiosamente Chéjov, Dinesen o Melville pero quizás se antepongan Fernández Cubas o Calvino. ¡Es complicado tener tantas novias!.
Borges aparece mucho por aquí porque a él le debo todo lo que he aprendido en este género, o al menos ha sido un buen guía ciego. Su "Antología de la literatura fantástica" fue el gran libro que marcó esta pasión y todo lo demás se ha ido haciendo solo.
Desconozco la película de Von Trier,pero intentaré hacerme con ella.
Un abrazo.
Como suele ser habitual con tus recomendaciones, soy de los que lo leerán por primera vez, así que, según Thornton, debéis estar todos muriéndoos de envidia por mi suerte. Probablemente hay peores desgracias. ¡Haber pedido susto!
ResponderEliminarGran entrada, en tu línea.
Un abrazo.
Hombre Jose, pero ¿no estabas metido de lleno en Proust? o ¿necesitas mojar melindros de vez en cuando?. Ya ves, te tengo envidia pero por otras causas.
ResponderEliminarUn abrazo.
No he podido terminar con "El pueblo blanco", y eso que me van quedando pocos prejuicios. Después de sesenta páginas del más soberano de los aburrimientos no estaba ya con ánimo ni con esperanzas de ser sorprendido en las últimas quince.
ResponderEliminarVuelvo a Proust después de este paréntesis.
Abrazo.
Ja, ja, ja. Avisé que era complicada y en verdad en su primera lectura hace años me dejó con cara de pasmo. Solo al retomarla me he adentrado un poco en su misterio y no obstante entiendo que haya quien no le diga lo más mínimo. La más accesible de sus obras es sin duda "Los tres impostores", pero bueno ya me lees demasiado y por tanto no insisto. Además debes continuar con tu gran obra.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D. Supongo que ya acabó la carrera