Hector Hugh Munro, conocido con el sobrenombre de Saki, es uno de esos autores cuyo nombre aparece en muchas antologías de cuentos pero al que pocos suelen dar una oportunidad más allá. Probablemente, el desconocimiento sobre su obra se deba a que ésta es muy corta y -hasta hace relativamente poco- de difícil acceso. La parte más admirada de su narrativa, donde se le reconoce auténtica maestría, pertenece al relato breve que ha sido recogido en seis colecciones y algunas piezas sueltas.
Aunque muchos lectores tuvieron noticia de este autor gracias a la inclusión que hicieran Borges, Bioy-Casares y Ocampo en su imprescindible Antología de la literatura fantástica, su conocimiento nos llegó de forma muy sesgada durante años, pues iban apareciendo algunos de sus relatos en antologías diversas y no fue hasta la selección que Borges realizara para su mítica colección de La biblioteca de Babel que los lectores no pudieron disfrutar breve pero intensamente con la obra de este excepcional cuentista. Desde entonces el panorama fue poco alentador, hasta que la editorial Valdemar se decidió a publicar algunas de sus mejores colecciones de relatos y Alpha Decay se encargó de recopilar en un solo volumen toda su obra cuentística. Por mi parte, de entre todos sus libros de cuentos, siento preferencia por Crónicas de Clovis y Animales y superanimales porque contienen al mejor Saki posible, al irónico e ingenioso, pero también al gran fabulador de historias. Y aunque existen piezas de genio creativo en sus otros libros, creo que estos dos son una sucesión permanente de pequeñas obras maestras del relato corto. En cualquier caso, leer cualquier Saki enriquece y genera movimiento neuronal permanente.
Este autor comparte con Oscar Wilde el placer de ser ingenioso a costa de esas clases que se encuentran por encima a nivel social, pero que arrastran sus míseros defectos permanentemente. Su agudo ingenio es elegante, al mismo tiempo que afilado y despiadado y actúa como una especie de justicia social que arrolla con todo pero sin moralizar. No pretende sentenciar, ni tan siquiera ejemplificar cuales son las malas actitudes y conductas que han llevado a esa decadente clase alta hacia su final, sino mostrar con la finura de un lenguaje conciso e impecable estos comportamientos que acaban demostrando su ridiculez per se. Cuando se habla de Saki, vienen enseguida a la mente aspectos como humor negro, cinismo, crueldad, crítica social, venganza o acidez, algo que domina con implacable maestría. Es probable que pocos escritores hayan conseguido radiografiar una clase social con tanta precisión y concisión, y es que la capacidad para atrapar todas las miserias de la alta sociedad y en una vuelta de tuerca final hacerlas risibles en breves pero intensos textos es una de las características que más se aprecian en Saki. Y aunque hay quien no gusta de esos inesperados giros finales, en este autor son parte indispensable de su mecánica narrativa, pues todo el texto se encamina hacia ellos con puntillosa facilidad y convierte todos sus relatos en piezas maestras de orfebrería.
Pero ante todo en Saki hay un placer por narrar y sus cuentos pueden ser leídos pero también son excelentes para ser escuchados. Tiene relatos que apelan directamente a la pasión fabuladora y donde los personajes ejercen de contadores con buenas o malas intenciones. A veces el mismo título nos lo advierte, como en esos dos maravillosos relatos titulados El contador de cuentos y Los fabuladores donde se demuestra el poder que puede tener una buena historia bien contada, en un claro homenaje a la fantasía creadora de los grandes literatos. Otras veces la fabulación proviene de una mente imaginativa con capacidad para concebir historias en cualquier circunstancia como en la magistral La ventana abierta, una de esas historias donde el matiz de la línea final es capaz de derrumbar toda la estructura del relato contado.
Para desmenuzar toda la hipocresía que le envuelve, el autor utiliza tres tipos de personajes: por un lado encontramos al joven perspicaz, burlón y algo disoluto —Reginald y Clovis son el alter ego del autor- que, armado de una mordaz ironía, es capaz de despellejar con sus comentarios e ingeniosas salidas, a los adultos simplones que pueblan las tediosas veladas de la alta sociedad. Los animales, esencialmente gatos, constituyen uno de los personajes críticos más sorprendentes de sus cuentos como en ese excelente Tobermory, donde un gato al que se le ha enseñado a hablar es capaz de destapar las miserias de un ocioso grupo de clase alta, el cual acaba viendo un hecho sorprendente como algo insoportable. Aunque donde Saki clava sus venenosos dardos con mayor eficacia es, a mi modo de ver, cuando utiliza a los niños para destapar los males de los adultos. El materialismo, las apariencias o la hipocresía sufren el ataque de unos personajes sinceros que en ocasiones muestran crueldad –como olvidar al trío vengador de La penitencia o al paciente niño de Sredni Vashtar- pero que aún así son simpáticos a los ojos del lector. Relatos como El contador de cuentos, El trastero, Los juguetes de la paz o Morlvera hacen surgir una sonrisa cómplice porque las conductas llenas de falsedad son ajusticiadas.
Pero no todas sus historias se vinculan a la crítica social, pues también existe un narrador nato que es capaz de revisar el mito del hombre-lobo en Gabriel-Ernest, de contarnos la maldita suerte de un perdedor en Los perros del destino o sorprendernos con la emotiva historia de Los pájaros en el frente occidental. El ingenio de Saki es tremendamente eficaz, pues produce el máximo efecto con un mínimo de recursos y es por ello que entre sus textos encontramos una gran cantidad de obras maestras del género.
Los biógrafos de Saki han recordado siempre dos apuntes macabros en su vida. Su madre murió arrollada y corneada por una vaca cuando él era niño y el mismo autor pereció trágicamente en el frente de la I Guerra Mundial, al recibir un disparo en la cabeza por un francotirador, mientras recriminaba a algún compañero dentro de la trinchera: “Put that damned cigarette out!” (“¡Apagad ese maldito cigarrillo!”). Dos finales dignos de su narrativa.
Un comentario muy completo, como siempre, Carlos. Gracias por traer a colación a este gran narrador, lamentablemente poco conocido. Yo lo leí hace muchos años, gracias a una antología (creo que sudamericana) que había en la biblioteca de mis padres titulada "Cuentos de un soñador". Desde entonces, no lo he olvidado, esas historias tan ingeniosas, sutiles y precisas me parecieron admirables.
ResponderEliminarUuups! Mis disculpas. ¿Dónde tengo la cabeza? Esos "Cuentos de un soñador" eran de otro fabulador inglés, Lord Dunsany. La antología de Saki tenía otro título, pero francamente no lo recuerdo. Agujeros negros...
ResponderEliminarSí Elena, Dunsany es otro gran narrador pero muy diferente a Saki. Vale la pena recuperarlo. Saludos.
EliminarYo hace tiempo leí una antología de Saki en una de esas ediciones baratas de Penguin y me parecieron unsos relatos extraordinarios. Recuerdo muy bien el que mencionas, La ventana abierta, y otro sobre un artista cuya obra maestra es un tatuaje que hace sobre la espalda de alguien. Recuerdo pensar ¿cómo va a salir el autor de ésta?, y me deslumbraba una y otra vez. Reginald y Clovis, madre mía ¡qué miedo!, la mordacidad se hizo carne.
ResponderEliminarTengo en casa rondando desde hace tiempo sus Complete stories. A ver cuándo les hinco el diente, aunque creo que Saki es uno de esos autores que en grandes dosis pueden resultar agotadores, y que es mejor, como dice el tópico, saborearlo poco a poco.
Todo un personaje este Saki. En la foto que ilustra tu excelente entrada se ve su lado más extravagante, aunque en las que se pueden hallar en google se puede ver a un hombre verdaderamente triste.
Malditas vacas y maldita guerra.
Un abrazo.
Niño Vampiro, es que una vez leídos hay muchos de sus cuentos que se recuerdan y como digo se disfrutan contando. Si lo tienes por casa es que tienes buen gusto y por tanto los disfrutaras en cualquier momento. Como te doy la razón en eso de que se debe saborear poco a poco (hubo varios momentos en que aparqué su lectura y la intercambié porque ciertamente me agotaba su humor), deberías probar con los 6 o 7 siete que nombro por aquí, pues son relatos muy cortos pero geniales para un momento de felicidad lectora.
EliminarDe las fotos que existen de Saki, era esta la única posible. En ella se intuye a Clovis y a Reginald y su aire de sarcasmo.
Un abrazo.
Es probable que el compañero de Saki en la trinchera, una vez recuperado del pasmo, ya no volvería a encender un cigarro más en su vida…..O quizá, tomando conciencia de lo aleatoria que es la muerte, pensó que no merecía la pena privarse de un placer como es el fumar, y una vez limpiada la sangre que le salpicaría, encendió otros muchos cigarrillos durante su vida, aunque es de pensar, que durante algún tiempo el “clikp” del encendedor o el “chisss” de la cerrilla no le traerían gratos recuerdos, o, vete a saber, a lo mejor le reafirmarían en su voluntad hedonista.
ResponderEliminarComo siempre Carlos , un placer leerte, y un nuevo descubrimiento.
Un abrazo.
Nicolás, alguién debía cerrar ese final y tu lo has realizado al más puro estilo sakiano. Espero que puedas disfrutar un rato con algunos de esos relatos tan ingeniosos y llenos de buen humor.
EliminarEl placer, como bien sabes, es mío.
Un abrazo.
Ejem. Voy a confesar.
ResponderEliminarYo llegué, efectivamente, a Saki a través de Borges. Cuando le leí (a Borges) hablar de ese maestro del relato, sobre todo humorístico, ese exponente del humor británico, ese narrador sin igual... He de confesar que cuando leí su primer volumen de relatos (en tu querida Valdemar) me decepcionó. No conseguía engancharme al relato y no me hacía nada de gracia, la verdad. Hablo de memoria y creo que era una recopilación de cuentos de animales (no se si la misma que tu mencionas). Desde entonces me he ido encontrando a Saki en cada antología de relatos y solo hace seis meses, en una recopilación de relatos de fantasmas en inglés(maravillosa por cierto), me encontré con un relato de Saki acerca de unos fantasmas, pero narrado en clave de humor, con el que me partía de la risa (iba en un avión) y ahí atisbé el Saki que refería Borges.
Es indudable que le debo otra oportunidad.
Si tanto lo apreciáis me debió pillar en un momento flojo.
Saludos.
Aunque Saki debe sacar alguna sonrisa, no creo que sea su principal virtud. Su capacidad crítica, ironía y muchas veces sarcasmo con cierta sociedad y ciertos personajes desde un cierto sentido del humor, pero no solo. Yo desde que lo descubrí, me dí cuenta de que era un auténtico maestro del relato breve con una capacidad extraordinaria para presentarlo todo en pocas líneas y con la virtud de ir dirigiendo todo el relato hacia finales demoledores. Roald Dahl, a quien también admiro, lo reconoció como maestro y es que en parte podría ser su único continuador.
EliminarAunque saturados como estamos de lecturas, no debo insistir en leer algo que no te ha llegado, creo que Saki sí merece esa segunda oportunidad, pero en pequeñas dosis. Prueba con alguno de los relatos mencionados.
Un saludo.
Leí a Sakí en la colección "La Biblioteca de Babel", ya el prólogo de Borges te prepara para una lectura apasionante y desde luego que no quedé decepcionado. Es "horriblemente bueno" como diría aquel pasajero narrador de cuentos.
ResponderEliminarEl cuarto trastero, El marco, La puerta abierta, Sredni Vashtar...ninguno de sus relatos deja de sorprenderte.
Carlos ya sabes que coincidimos en este tipo de lecturas y que me encanta ver cómo animas a leerlas. Tus cuidadísimas -mimadas- entradas siempre me aportan algún detalle del que tomo buena nota.
Un abrazo, profe.
En la recopilación de Borges se encuentran algunos de los mejores, por no decir los mejores directamente (y es que Borges sabía seleccionar bien). Si leíste esos, creo que ya te debió quedar el buen sabor de boca que genera Saki.
ResponderEliminarPues sí maestro, nuestras coincidencias en el fantástico ya sabes que me hacen pensar que voy por el buen camino.
Un abrazo.
Tipo lee entrada interesantísima sobre escritor que le es desconocido pero le resulta atractivo y trata de retener su nombre para la próxima visita a la librería.
ResponderEliminarTipo entra en librería y se dirige a dependienta atractiva. Le pregunta si tiene algo de "Sake". La chica se tapa el escote con lo que parece una hoja de pedidos y responde que no tanto como él, pero que si lo que quiere es seguir dándole al pimple, hay un japonés en la misma acera a tres portales.
Tipo avergonzado vuelve a casa a releer la entrada.
Tipo se dirige a librería distinta de la anterior con la lección mejor aprendida y compra "Cuentos de humor y de horror", aunque duda si llevarse los cuentos completos.
Tipo lee "La penitencia", "Sredni Vashtar", "Gabriel-Ernest" y "Tobermory" siguiendo las impagables recomendaciones del rastreador de tusitalas.
Tipo volverá a alguna librería en busca del resto de relatos.
Vaya un tipo. Un tipazo diría yo.
EliminarUn abrazo de parte del linotipista que te metió en un lío de este tipo.
"El reloj dio la hora con la respetuosa prudencia de alguien cuya misión en la vida es ser ignorado. Cuando el paso del tiempo hiciera imperativas la abstinencia y la migración, las luces darían la señal en la forma acostumbrada."
EliminarLeer cosas así es un verdadero placer.
Gracias.
Y mira que me lo encontré por ahí... pero que el nombre, como que no.
ResponderEliminarGracias por enjuagarme mis telarañas y... ¡VER!
Un abrazo!
Es un nombre que lleva a engaño. ¿Autor japonés?
EliminarCuál es el destino del gato y de su maestro? del cuento tobermory
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