miércoles, 6 de octubre de 2010

Un cajón de cuentos (XII): El nadador de John Cheever


Es notable la influencia que han ejercido los periódicos y revistas a lo largo del siglo XX para el desarrollo del género cuentístico. El relato corto se acomodó perfectamente a estas publicaciones y dio a conocer a un nutrido grupo de escritores que de otra manera no hubieran tenido oportunidad de publicar o en todo caso de llegar al gran público. La importancia de estos semanarios en la Norteamérica de postguerra fue crucial para  la aparición de nuevas voces que empezaron a hacer tambalear el sistema de vida estadounidense, ese denostado american way of life que tan profundamente había arraigado en la sociedad norteamericana; escritores convertidos en críticos periodistas que no sólo desarrollaban sus opiniones a través del artículo o la entrevista, sino que radiografiaban esta sociedad a partir de la ficción en corto.
De todos ellos, la figura más preclara y quizás para mí uno de los mejores cuentistas del siglo es John Cheever, superando incluso a geniales constructores de miniaturas como Raymond Carver o Ernest Hemingway. Incluso el pope Harold Bloom incluye en su discutible canon de cuentistas a este genio del relato, aunque no se extiende demasiado en sus alabanzas. Cheever constituye la imagen más clara de lo que antes apuntaba, es decir, un escritor que publicó sus relatos casi exclusivamente en la revista The New Yorker, desde donde se dedicó a describir la sociedad norteamericana de su tiempo con una exquisita finura y precisión de cirujano.
Para mí John Cheever es la consciencia norteamericana despojada de su envoltorio y expuesta a la luz pública. El denominado Chéjov de las urbanizaciones o de las afueras, comparte con el insigne escritor ruso esa capacidad de sacar a flote las miserias humanas de la clase acomodada, aunque Cheever nunca se sitúa por encima de sus personajes porque sabe que no es mejor que ellos y que su infortunio y sus dramas escondidos tras el alcohol son los suyos propios. Sabe adentrarse en el mundo de los sentimientos, de las pasiones, de las mentiras y las certezas con un dominio literario absoluto y con una exactitud milimétrica al escoger las palabras. Sus personajes se mueven entre la luz y la sombra de vidas regidas por los convencionalismos y la hipocresía.
En España se han publicado en una excelente edición sus relatos en dos volúmenes y una selección prologada y antologada por Rodrigo Fresán titulada La geometría del amor que puede ser una buena manera de introducirse en este autor. De sus abundantes piezas maestras me quedo con una de sus historias más reconocidas, el cuento de El nadador o la insólita historia de Neddy Merrill, quien en un soleado y apacible domingo de verano decide volver a su casa desde la piscina donde se encuentra, atravesando las piscinas de sus convecinos a lo largo de trece kilómetros, en lo que llamara el río Lucinda en honor a su mujer. Pero no todo es lo que parece y ni siquiera podemos estar seguros de que todo se inicia plácidamente.
Se ha comparado esta historia con el tormentoso viaje de Ulises y ciertamente es una auténtica odisea reveladora, un viaje interior de descubrimiento a través del agua, un trayecto vital que conseguirá despertar al personaje para que asuma la verdad de su drama. El viaje se convierte así en el símbolo del ciclo vital, pues Neddy Merril envejece en una sola tarde. Además El nadador es un relato que va paralelo al tiempo meteorológico, pues comienza esperanzador y luminoso como el día para ir desembocando en un triste y desolador final anunciado por una tormenta.  Desde el confuso inicio de las primeras escenas, Cheever nos va llevando de piscina en piscina para radiografiar todos los males de la sociedad norteamericana acomodada y el protagonista ejerce de cebo donde todos acaban arrojando su hipocresía y egoísmo arribista.
Sobre este relato, Frank Perry realizó una película que no le hace entera justicia. La concisión simbólica lograda por Cheever se pierde en una historia demasiado larga que abusa de las execrables técnicas del momento, como zooms, ralentís o filtros borrosos. Pese a la correcta interpretación de Burt Lancaster, la película no posee la misma fuerza dramática que el cuento. Donde mejor se ha sacado partido al mundo creado por Cheever es en una serie norteamericana actual, pero ambientada en los años 50, me refiero a Mad Men, que plasma la sociedad desde el emergente mundo de los publicistas. Y es que incluso las ficciones más modernas deben recurrir a los clásicos, pues leerlos ayuda a comprender todo mucho mejor.

41 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo contigo en que es un gran cuentista, aunque yo siento debilidad por los cuentos de Carver.
    Me encanta como escribe Cheever, tengo sus diarios, magníficos, maravillosos, con espléndida introducción a cargo de Rodrigo Fresán.
    Felicidades por tu entrada Carlos, como siempre impecable.
    Buenas noches

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  2. Gracias Madison por esta nocturna llegada. Veo que también compartimos el buen gusto por Cheever, pero no creas que Carver no me gusta. Se deduce que el cuento norteamericano es un pilar del género en el siglo XX. Un abrazo.

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  3. Después de leer esta entrada estupenda me he quedado pensando en cuál sería el periplo equivalente en España al que hizo el nadador a través de las piscinas de sus vecinos, y aunque la película la subtitulan como "Retrato de un seductor", entiendo que hay que quedarse más con ese retrato de la sociedad que tú apuntas en tu texto que con los escarceos amorosos que se le van ofreciendo al protagonista.
    Así, una versión ibérica podría ser la de un tipo que trata de vender sus entradas para la ópera en la cola del INEM.
    Es posible que los productores cinemátográficos encontraran la historia poco comercial, pues cuesta imaginarse al protagonista seduciendo chavalas en esas circunstancias, pero eso no sería otra cosa que minusvalorar las artes de conquista del ligón patrio, con ese irresistible bronceado de lunes al sol.
    ¿De qué estábamos hablando? Tengo la sensación de que me acabo de pasar por lo menos tres piscinas.
    Un abrazo.

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  4. Muy buenos apuntes tuyos para una posible revisión filmica, pero con la cola del INEM el personaje necesitaría varios meses para llegar a su destino.
    Para mí la idea de las piscinas en un gran hallazgo como hilo conductor y Cheever domina los simbolismos como pocos. La lectura de sus cuentos es puro placer para las emociones. La película se queda en intento, aunque un intento curioso por querer plasmar un argumento tan especial.Por cierto, el mismo Cheever hace un cameo en la película para darle más solera.
    Jose, te habras pasado tres piscinas o más pero has llegado donde querías. Un abrazo.

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  5. No he leído nada de Cheever. Y no por nada, sino porque no he encontrado oportunidad. Sí que leído cuentos y poemas de Carver. Me da la sensación, por lo que explicas, de que ambos comparten el mismo punto de vista agrio y gris de la clase media americana, la soledad del indíviduo, la denuncia en la hipocresía de las relaciones sociales, la moral decadente, todo el entramado que sustenta, como bien dices, el modo de vida americano que tanto se admiraba en Europa, pero que escondía sus miserias detrás de las aperiencias. Creo que el pintor Edward Hopper (adoro su obra y su manera tan especial de mostrar la soledad, cierto sentido existencial de la vida en la Amèrica hipócrita y opulenta), ilustra muy bien los temas de, al menos Carver, y seguramente también de Cheever.

    ¡Salud Carlos!

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  6. Totalmente cierto Hablador, Carver y Cheever comparten ese pesimismo crítico con una sociedad tan falsa y llena de hipocresía. Son los que mejor han explicado esa miseria porque también formaban parte de ella ( al menos en el caso de Cheever)y aunque aprecio a los dos me quedo con John porque sabe expresarlo todo con las palabras justas y domina los juegos simbólicos y alegóricos.
    Me encanta que recurras a Hopper porque es en la pintura lo que ellos dos en la escritura. Muy acertado como siempre. Un abrazo.

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  7. Ya se me ha ido el hilo de lo que iba a decir con el comentario de Jose, que me parece buenísimo y un enarbolamiento de las valores patrios. Olé, Jose, que aquí tenemos a Aldecoa y en Argentina a Cortázar, ambos en lengua española.
    ¡Mira que me he reído con este comentario de nuestro Jose!

    Poniéndome seria ante el señor profe, que no quiero que me expulse, aunque llevo una semana medio exiliada y sin acudir a las clases de lectura rápida, le diré que una de mis grandes lagunas es la narrativa norteamericana contemporánea. Agacho la cabeza y asumo los tirones de orejas. Excepto algún autor aislado, no me ha interesado mucho la producción literaria del imperio romano actual.
    Ves tú, el pintor Hopper que cita el Hablador, me fascina. Y ciertos actores y directores de películas.
    Pero tengo que reconocer que existen excepciones que confirman la regla. De hecho, profeso un gran cariño a ciertos autores americanos.
    A partir de ahora, apunto a Cheever como digerible, porque me fío de tu criterio, Carlos. En concreto, ese cuento que narra todo el viaje iniciático del héroe, un viaje acuático que a saber con qué seres se topa.

    Bueno, querido amigo, no me tomes a mal mis travesuras de hoy. Es que tengo ganas de reírme, eso es todo.
    Tu entrada es divulgativa, analítica y bien estructurada, como siempre lo son las tuyas. Tomo nota de veras y miles de besos muy sentidos y llenos de admiración hacia tu persona.

    P.D.- Ves, ni el verificador de palabras está serio. ¿Te querrás creer que he tenido que poner un tremendísimo taco? Sí, hijo: copon, y para colmo sin acentuar la aguda.

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  8. Qué buen artículo, Carlos. Confieso que tampoco he leído a Cheever, porque estaba en otras cosas. Pero si te gusta el relato norteamericano te recominedo, aunque quizás ya lo conozcas- a Sherwood Anderson.
    Por otra parte me han entrado verdaderas ganas de leer ese cuento, El nadador, que mencionas, con todas esas isotopías del auga. Soy seguidora de la obra de Bachelard, y ese tipo de elemento siempre encierra algo mucho más sutil y profundo a la vez. Me imagino que en este caso concreto, las piscinas simbolizan las aguas estancadas (o sea la crisis que representa a esa clase media que disgusta al autor) y ello mezclado con la tierra, conduzca al movimiento. No lo sé, no lo he leído, me pondré, me pondré, porque me he quedado intrigada.

    Un saludo

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  9. Cómo afinas, profe. Cheever y su nadador.

    Hace unas semanas lo citó de pasada Blanco en su blog y le contesté que acababa de saludarlo en una fiesta,casualmente acababa de ver de nuevo la película.
    Por cierto que me parece una grandísima película. Ver a Burt Lancaster empapado por la lluvia, derrotado, sólo, abandonado, es una imagen que vale más que 15 páginas. Que son en las que se quedaron las 160 que escribió Cheever en apuntes.

    Grandísimo escritor y magnífica entrada.

    Un abrazo, profe.

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  10. Isabel, ya me gusta que tengas ganas de reírte aunque no estén los Marx por aquí.
    No te pienses que yo domino a estos norteamericanos, pues ya sabes por lo que aquí traigo que soy más de los británicos del XIX y por supuesto, comparto contigo en mi olimpo personal a Cortázar, Borges, Dostoievski y muchos más. Pero cuando leí a Cheever realmente vi a un escritor con una extraña profundidad difícil de explicar.Sus relatos no son muy largos y merece la pena conocerlos para saber de primera mano de que pie calzan estos norteamericanos.
    Como ya te dije, tus comentarios son siempre un lujo para esta casa. Un abrazo y a recuperarse.

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  11. Pues tomo nota de tu recomendación Ataúlfa porque aquí cualquier buena aportación es bienvenida y como no he leído a Sherwood Anderson me pongo en su búsqueda.
    Me gusta ese apunte de piscinas con agua estancada simbolizando la crisis de esa clase social. Genial Ataúlfa. Te animo a leer cualquier Cheever, pues tiene historias con mucho fondo. Me alegra ver tu huella tan acertada por aquí. Un abrazo.

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  12. Joder maestro estas en todo, eres un lince (ibérico eso sí). Es cierto lo que comentas, pues ya lo dice en sus diarios y eso da una idea de lo que le costó encontrar el punto adecuado a este magnífico cuento.
    Aunque comparto contigo que Burt Lancaster tiene mucho peso en esa película (que espléndido está para sus cincuenta y pocos), creo que sólo él y el argumento (no olvidemos que es una historia de Cheever)pasan la nota porque la realización es algo torpe y desfasada y esta historia daba para mucho más. El mismo Cheever no estaba muy contento con el resultado y sólo estaba interesado en cobrar los derechos para bebérselos.
    De todas maneras yo siempre agacho la cabeza ante el maestro. Un abrazo.

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  13. Carlos, recuerdo que una vez me lo recomendaste, lo apunté y perdí el papel. Te aseguro que lo voy a conseguir, porque si no lo encuentro en los USA dónde. La historia que has comentado me ha llamado mucho la atención y shame on me, desconocía al autor y eso que vivo aquí.
    Una entrada excelente y la anterior me encantó, sólo leyéndolo ya le aflora a uno un optimismo y unas ganas de reírse y es que no hay nada mejor que saber tomarse las cosas con humor.

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  14. Bueno pues a sacarle punta a estos americanos desde dentro. Si no lo encuentras, ya sabes que aquí te estará esperando para cuando vuelvas.
    Me alegro que te guste en el drama o la comedia. Un beso.

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  15. Comparto tu opinión de que Cheever es uno de los mejores cuentistas norteamericanos. Excelente en su retrato del vacío vital que invade a determinados personajes. Pocoas veces he disfrutado tanto como con sus "Collected Stories": Recuerdo en especial un relato (siento no recordar el título) que se inicía con un protagonista aparentemente profesional exitoso (muy Mad Men, estoy de acuerdo también en eso) que regresa a su casa en los suburbios no sin antes haber pasado por un bar para beberse un par de Martinis. Hasta aquí, todo estupendo: el punto de inflexión viene cuando observa, en la pared de su garaje, la huella de la mano de un niño. Eso le hace derrumbarse y, a partir de ahí, nos damos cuenta de que todo lo anterior era fachada, que se trata de un hombre interiormente deshecho, porque su mujer y los hijos le han abandonado. Creo que sólo Cheever es capaz de decir tanto a partir de un detalle tan insignificante.

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  16. Me pasa lo que a nuestro querido Hablador. ¿Hay ediciones accesibles en inglés?
    Un abarzo!

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  17. Elena te recibo encantado en este modesto rincón de aficionados al libro y la pantalla.
    El cuento que mencionas no lo recuerdo (quizás no lo he leído), pero tu apunte es muy certero. Los detalles en Cheever son fundamentales, pues sólo un buen escritor es capaz de sugerir tanto en tan poco y como dije utilizando las palabras justas. Realmente tiene cuentos fascinantes donde aparentemente no pasa nada, pero un detalle hace que todo se vea desde otro prisma y entonces viene ese retrato de la sociedad tan duro.
    Me paso a ojear tus libros. Un saludo.

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  18. Ana no las conozco porque mis limitaciones de lengua no me han arrastrado a esa indagación y yo me muevo con la edición de Emecé, aunque se que Anabel tenía la intención de buscarlas (si me entero te lo comento). Incluso la gente que no lo ha leído ha aportado cosas interesantísimas que veo como un acertado complemento a mis palabras de positiva valoración hacia este maravilloso escritor. Un abrazo para ti.

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  19. Ana el título de la antología de sus cuentos es The stories of John Cheever y el ISBN es 9780375724428, no sé la editorial.

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  20. Te iba a comentar el otro día pero las prisas matinales son malas consejeras, más que nada porque si uno se pone a teclear pierde el tren de Rodalies... Iba a decirte que me ha gustado mucho tu artículo y que poco puedo decir de Cheever, que aquí ha tenido menos predicamento que algún hermano suyo. Pero hoy paseando por Gràcia he visto en la librería dels jardinets, que es muy potente, la biografía y me he acordado de ti. Hice un curso hace años sobre narrativa norteamericana y a Cheever lo pasaban bastante deprisa, otros interesaban más, pero parece que están cambiando los cánones pertinentes. Está siempre genial poder asomarse a un autor interesante, aunque no creo que la narrativa de Cheever fuera a extrañarme i/o sorprenderme demasiado (no lo digo como algo malo, al contrario). Un abrazo.

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  21. Joder, la i (de i/o)! Tanto corregirla en mis alumnos y mira tú. Podría borrar el comentario y reenviarlo de nuevo pero tiene gracia... los errores siempre tienen su parte graciosa.

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  22. Buen trabajo Anabel. Supongo que Ana te lo agradecerá. Ya me contaras que tal.

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  23. Ramon, yo te recomendaría que le echaras un vistazo a alguno de sus cuentos. Si personajes tan exigentes como Nabokov, Capote o Hemingway alababan sus relatos es que tienen una fuerza especial, aunque yo puedo hablar por impresiones propias y debo decir que es uno de los mejores cuentistas que he descubierto en los últimos años (y te digo que el cuento es mi género favorito como se desprende de muchos de mis escritos).
    Te agradezco que seas tan generoso con mis palabras y más viniendo de un tipo que escribe tan bien (lo de las faltas en las respuestas es algo común, no te preocupes aunque sé que como profe te altera un poco más). Un abrazo y ánimo para superar malos rollos.

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  24. Acabo de enchufar el ordenador y vengo rápida aquí, pues he cogido un dato que saca hoy Literatura Noticias, donde se alude a una editorial, Tropo Editores, que trae a Cheever.

    Ahí va el enlace:
    http://literaturasnoticias.blogspot.com/2010/10/72-tropo-editores-presenta-fall-river.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+LiteraturasNoticias+%28LITERATURAS+NOTICIAS%29

    No sé si merecerña la pena, pero por si acaso...

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  25. Gracias Isabel por tu diligencia y tu saber compartir.

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  26. Aparte de la recopilación titulada "La geometría del amor", publicada por Emecé, hay en Proa (2007) una edición en catalán de los "Contes" de Cheever que, si no es completa, al menos debe ser muy amplia, porque tiene casi 900 páginas. Para los que lo puedan leer en ese idioma, creo que puede ser una buena opción para acercarse a este autor imprescindible dentro de la cuentística contemporánea.

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  27. Es cierto Elena, está la edición de Proa en catalán. Pero además en Emecé también se publicó esta misma recopilación en dos volúmenes (Relatos 1 y 2). Lo que ahora nombra Isabel me parece que son relatos que no entraron en esta amplia selección, es decir, rescate de sus primeras obras. Gracias también por tu aportación para el resto de gente.

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  28. Bueno, me ha costado decidirme a comentar.
    Diré simplemente que me ha gustado sumergirme en esta piscina y he disfrutado del saber literario, tanto del autor del blog, como de los comentaristas.
    Un saludo

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  29. No he leído a Cheever, pero sí a otros cuentistas americanos, ya sean del sur o del norte, que me parecen son los que mejor han sabido explotar este género a los largo del siglo XX. En España también los tenemos, y excelentes. Aparte de Aldecoa, Merino o Juan Eduardo Zúñiga. Con todo, siempre me ha gustado ese modo sobrio de narrar que tienen los estadounidenses, que con pocas palabras son capaces de diseccionar una sociedad tan representativa de nuestro mundo como es la americana. Aprovecho, aunque no pertenezca a esa tendencia realista de la que son exponenetes Cheever o Carver, para recomendar las Crónicas marcianas de Ray Bradbury que, si bien son cuentos que pertencen al género de la ciencia ficción, exponen de un modo sobrecogedor las debilidades humanas, esas mismas a las que no saben cómo enfrentarse los personajes tan bien retratados por Hooper.

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  30. Camino a Gaia, me alegro que te hayas sumergido en esta piscina, donde nadie se ahoga y donde lo importante es hablar sobre literatura, cine o lo que sea. Te animo a zambullirte siempre que quieras. Un saludo.

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  31. Juan Manuel comparto tus apreciaciones sobre la capacidad analítica de los americanos en sus relatos breves y reconozco que son los grandes creadores del género más realista en la segunda mitad del XX. Ray Bradbury es otro de los cuentistas que más aprecio y sus Crónicas Marcianas, pero también muchos de sus centenares de relatos, son perlas preciosas que nos hablan del ser humano desde la ciencia ficción. Espero traerlo pronto por aquí porque ya había pensado en él.
    Aún así, me siento muy a gusto con cuentistas como Borges o Cortázar, es decir, el fantástico más sugerente. Un saludo.

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  32. Como siempre llego tarde a casi todo...

    Por aquí otro que tampoco ha catado todavía a Cheever pero no por falta de ganas, a ver si pronto tengo la oportunidad de leerlo.

    Mi pequeño aporte es este magnífico blog de Montse Vega sobre el autor norteamericano:

    http://cheever.wordpress.com/

    Un saludo y felicidades por tu blog, una delicia.

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  33. Gracias Custardoy por tus generosas palabras, pero sobre todo gracias por traernos una aportación tan interesante y completa como la página que citas. Ahora sólo te falta leer a Cheever. Un saludo.

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  34. Este fin de semana he visto la película con detenimiento y me ha parecido más interesante y sórdida de lo que tanto el subtítulo como el cartel sugieren. Evidentemente chirría en algunos detalles pero me atrevería a recomendarla con cierto entusiasmo. Se nota que detrás hay un sólido relato. Haré lo posible por leerlo cuanto antes en alguna de las ediciones recomendadas.

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  35. Buena tarea Jose. Efectivamente la historia da mucho de si y la película aunque no es redonda apunta buenas cosas. Cheever tiene otros muy buenos relatos, pero además este tenía el añadido de contar con una versión cinematográfica y debía de traerlo en un blog como este. Un abrazo.

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  36. He leído el relato y me ha parecido maravilloso.

    Al final he optado por la edición de emecé de La geometría del amor, aunque me ha tentado mucho también la edición catalana de Contes en Butxaca, recopilación más extensa.

    Decir nuevamente que la película no desmerece en absoluto el relato, al contrario, introduce algunos matices que enriquecen la narración, incluso añadiendo algunos personajes que complementan la descripción psicológica del protagonista. Como dije en el comentario anterior, muy recomendable, siempre que se esté dispuesto a aguantar más de noventa minutos a Burt Lancaster luciendo palmito.

    Fantástica recomendación, Carlos.
    Muchas gracias una vez más.

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  37. Estoy encantado de que te lo hayas pasado bien con esta historia y ahora ataca el resto porque este libro tiene algunos relatos memorables.
    Como dije, el palmito de Lancaster es impresionante. Con lectores como tú me siento muy honrado en mis recomendaciones Jose.

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  38. Si me permitís opinar, exquisitos contertulianos, yo -que primero leí el cuento y luego vi la película- creo que hay detalles únicamente sugeridos en el cuento que me rechinaban en la versión cinematográfica por aparecer demasiado explícitos. El cuento me pareció perfecto dentro del género, ya que mantiene ocultos algunos datos argumentales que se revelan...eclosionan al final de la historia dando una vuelta de campana al devenir lógico de los acontecimientos. Una maravilla.
    Por otro lado, si no lo habéis hecho ya, sí que os aconsejo que veáis MAD MEN, donde podréis disfrutar al máximo de personajes complejos y debilidades humanas. Creo que se puede ver en verión ONLINE. (Nunca una invitación me salió tan barata)

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  39. Supongo que el problema en mi caso es haber cometido el error de ver en primer lugar la película, pues eso simpre condiciona en cierta medida la lectura.
    El relato es más sutil y sugerente, y ese afán de explicitar (necesario en un largometraje) puede restarle encanto. Estoy de acuerdo contigo, Is@Hz, pero también pienso que las aportaciones que hace la película (supongo que libres) no distorsionan la esencia de la historia. Estoy pensando en el personaje de la niñera joven que no aparece en el relato y tiene un peso importante en el film, o el desarrollo del encuentro con la examante que me pareció una escena de gran tensión emocional sin desvirtuar en absoluto la narración.
    Creo que el director entendió muy bien la atmósfera que transpira el relato de Cheever e hizo una meritoria adaptación, si bien es cierto que el poder evocador de la literatura se mitiga al ser filtrado por la visión del cineasta que nos ofrece una de las posibles interpretaciones, la suya.
    Si ya es enorme el placer de dejarse aconsejar por Carlos en referencias literarias y cinéfilas, éste aumenta aún más al compartir la experiencia con todos vosotros.

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  40. Esta semana me ha llegado su libro de relatos, por cierto, en película muy bien El Nadador.

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  41. Bueno, bueno Jose y Jesús os acabaré dando un poco la razón sobre la película (aunque la dirección no me parece muy acertada). La historia es muy buena y a veces amplia sus significados (el guión, el guión). Además Jose, te confieso que vi la película mientras doblaba la ropa.
    Lo mejor de todo es que en esta entrada se han recibido excelentes aportaciones que han mejorado y ampliado mi visión. Un abrazo Jose y un saludo Jesús y gracias por tu paso por aquí.

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