Una excelente exposición sobre laberintos en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona me ha invitado evocar al gran hacedor de laberintos literarios, al escritor que con más insistencia introdujo el laberinto como tema permanente en su obra, al soberbio creador de ficciones Jorge Luis Borges.
La fascinación por el mito laberíntico siempre se ha manifestado en creadores de todas las épocas. Arquitectos, paisajistas, escultores, escritores, cineastas o filósofos han creado sus propios laberintos, reinventando el mito continuamente, seducidos por su simbólico desconcierto y deseosos de dominarlo y comprender el caos que sugiere. Si el mito original nos propone un laberinto unicursal, es decir un camino único más o menos enrevesado con principio y fin, las posteriores creaciones laberínticas nos ofrecen también la oportunidad de un laberinto multicursal o de caminos entrecruzados entre los cuales se ha de escoger y que pueden llevar a callejones sin salida o, como distinguen los teóricos: el laberinto de sinuosa curva y el de red.
Umberto Eco en sus apostillas a El nombre de la rosa nos ofrece una clasificación modélica; para Eco existen tres tipos de laberintos, el primero sería el clásico de Teseo y el Minotauro en el que entras, llegas a su centro y puedes volver si desenredas el hilo de Ariadna; el segundo lo denomina manierista y sería de tipo árbol, es decir, el que tiene una sola salida pero con muchos callejones engañosos; el tercero es el llamado Rizoma y es infinito porque los pasillos se conectan entre ellos y no tiene centro ni salida. Precisamente, Eco dibuja en su obra una biblioteca laberíntica custodiada por el ciego padre Jorge y deja evidente su homenaje porque "biblioteca más ciego, sólo puede dar Borges".
Y es que -volviendo al hilo- Jorge Luis Borges es el autor que más y mejor ha reflexionado sobre los laberintos, uno de sus temas preferidos al que volvía una y otra vez dándoles eternas vueltas como si no consiguiera salir del mismo. En sus modélicas colecciones de cuentos de Ficciones y El Aleph, el laberinto es un tema omnipresente que toma diversas formas y perspectivas y así encontramos la revisitación más clásica en La casa de Asterión, donde el minotauro nos describe su casa transmitiéndonos una sensación semajante a la de una prisión con puertas abiertas y donde espera deseoso a su redentor cansado de vivir. En El inmortal, Borges nos adentra en una laberíntica ciudad donde el personaje pasa años perdido y allí describe que "un laberinto es una casa labrada para confundir a los hombres; su arquitectura pródiga en simetrías está subordinada a ese fin. En el palacio que imperfectamente exploré, la arquitectura carecía de fin. Abundaban el corredor sin salida, la alta ventana inalcanzable, la aparatosa puerta que daba a una celda o a un pozo, las increíbles escaleras inversas, con los peldaños y la balaustrada hacia abajo". Abenjacán el bojarí, muerto en su laberinto constituye un cuento de misterio aparentemente irresoluble donde el laberinto es un camino hacia la muerte, un símbolo de la locura. Es descrito como un círculo tan dilatado que no permite percibir su curvatura, con muchas encrucijadas que exigen siempre girar a la izquierda y con paredes de ladrillos apenas más altas que un hombre. En la pequeña fábula de Los reyes y los dos laberintos, Borges presenta su laberinto más perfecto, el desierto, donde no hay escaleras, muros ni puertas pero sí nfinidad de caminos. Pero el laberinto también puede ser presentado como un recorrido hacia la venganza, como en Emma Zunz, donde la muerte es el final del trayecto. En El libro de arena, la locura de un libro infinito también remite a ese laberinto sin salida posible o como en El jardín de los senderos que se bifurcan que alude a un libro-laberinto donde las diversas alternativas del protagonista son tomadas, creando así distintos tiempos y porvenires que también se bifurcan hasta el infinito.
Coetzee decía que el modelo borgiano es llevar una hipótesis hasta sus vertiginosas consecuencias. Sus cuentos exploran esos límites laberínticos, donde se siente la necesidad de que exista un centro explicativo ante la perplejidad de los intrincados caminos. El fantástico borgiano nace de ese obsesivo exceso, de la capacidad de hacer creíble lo imposible, de convertir lo infinito en cotidiano como en Funes el memorioso, personaje capaz de recordarlo absolutamente todo o La biblioteca de Babel, capaz de albergar en sus infinitas galerías todas las combinaciones de libros posibles. De hecho, infinito, espejos, dobles y laberintos son temas comunes en la obra de Borges y nos provocan inquietud, desasosiego y auténtico vértigo literario.
En el epílogo de El hacedor, escribe Borges: "Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias... Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara".
Las ilustraciones que os traigo pertenecen a las célebres Carceri de Piranesi, que tanta influencia ejercieron en los laberínticos pasajes borgianos, a las sabias líneas clásicas de Escher y a las modernas pinturas de Fabrizio Clerici. El vídeo es un fragmento de la película-documental Los libros y la noche (2000) de Tristán Bauer, donde nos habla de Borges y sus obsesivos temas y donde se representan algunos de sus más célebres relatos como este de La biblioteca de Babel.
Carlos, fantástica entrada. Los juegos de espejos, que no dejan de ser igualmente otra forma de laberinto, dan paso a las diversas maneras de pensarlo. Y Borges describió miles de laberintos; su obra misma lo es.
ResponderEliminarSiempre me han fascinado y me han dado miedo a la vez. Jung decía que allí es donde habitan domados los monstruos de nuestra razón.
Además, cuando tenemos que tomar una decisión importante, ¿no es como si tuviéramos que encontrar ese centro laberíntico? Da para mucho el tema, para muchísimo. Por cierto, "El jardín de los senderos que se bifurcan" es uno de mis cuentos borgianos preferidos; me dejó literariamente extenuada.
Te aplaudo.
Un abrazo
Mi hijo Manrique, con su primer sueldo me regaló las obras completas de Borges. Ahora tú me regalas esta entrada, con un texto impecable y con un vídeo de un documental que no conocía -ya voy tras él- y que me ha dejado impresionado.
ResponderEliminarQue un Tusitala hable de Borges no es más que justa correspondencia: "...el descubrimiento de Stevenson es una de las perdurables felicidades que puede deparar la literatura".("Biblioteca personal").
Decía el porteño ciego que bastaba una dosis tímida de alcohol -o de distracción- para que cualquier edificio provisto de escaleras y corredores resultara un laberinto.
Profe, vengo contento a tus clases y me marcho cantando.
Un abrazo.
Muy cierto todo lo que apuntas Ataúlfa, se nota que eres una lectora atenta de Borges. Cuando repasaba todos estos cuentos para la entrada, me daba cuenta de esa inquietud que provoca Borges con sus juegos laberínticos pero a la vez sentía la necesidad imperiosa de penetrar en ellos porque ejercen un magnetismo de atracción muy especial. Son un derroche de inteligencia e imaginación.
ResponderEliminarLa toma de decisiones es un buen ejemplo de laberinto vital. Habría que discutir que tipo de laberinto representa cada toma, de ida y vuelta o de ida solamente.
A mi me es difícil decidirme por un cuento de Borges porque me gustan tantos. Si acaso me decido por sus dos libros más emblemáticos, El Aleph y Ficciones. Pero además me encanta leerme sus pequeñas introducciones sobre otros autores, porque me aportan mucha luz.
Te devuelvo los aplausos. Un abrazo.
De todos los posibles laberintos que propuso Borges creo que el más terrorífico es el desierto por la infinidad de caminos posibles, todos inciertos.
ResponderEliminarHe visitado la exposición y una de las cosas que me gustó saber es que en la edad media las catedrales proponían a sus feligreses adentrarse en laberintos para, de manera simbólica, recorrer el camino que conduce a Jerusalem.
Querido maestro Torthon a ese tipo de regalos aspiro yo también alguna vez. Que detalle más bonito el de tu hijo.
ResponderEliminarYo creo que fue Borges quien primero me habló de Stevenson y su felicidad (y de tantos otros que también me han hecho feliz). La deuda con el Borges lector la voy saldando poco a poco, pero la de esta entrada era con el Borges escritor que tantas buenas horas me ha dado. En mi época universitaria tenía mis ínfulas borgianas, ahora me doy cuenta que con leerlo bien ya me basta.
Más feliz quedo yo con tus cantares. Un abrazo.
Juan Manuel la exposición es muy brillante y esclarecedora. Los laberintos dan tanto juego creativo que no me extraña que los buenos creadores profundizaran en ellos y se recrearan. A mi me gustó la idea del laberinto de Versalles como camino formativo con diversos entrecruzamientos y sin centro reconocible (muy cercano al tipo de jardín-laberinto de descubrimiento que comenté en la entrada sobre Bomarzo).
ResponderEliminarUn abrazo.
Interesante entrada. Me ha gustado especialmente el video, y ver a Borges hablando sobre los laberintos. No pensaba que la exposición del CCCB pudiese dar tanto de sí. Me acercaré a verla, desde luego
ResponderEliminarCarlos, he aprendido más de Borges hoy, que en cinco años que pasé en la facultad. Te lo digo muy sinceramente, y sin un ápice de exageración. Nos lo liquidaron en 30 mnutos y lo que nos dijeron es lo que todo el mundo sabía.
ResponderEliminarA Borges lo he leído, y he leído sobre Borges, y conozco su vida y su trayectoria (Zarraluki, Sucre, o La biografía de Edwin Williansom, que me parece estupenda. Sobre todo en lo que toca a su infancia y a la relación tan tremenda con su madre: intuyes el porqué de muchas cosas relacionadas con su modo de ser y de escribir) Aun así, me parece un escritor frío, técnicamente perfecto, pero sin alma. Un virtuoso, pero que a mí, particularmente, no me llega, a excepción de sus cuentos más "arrabaleros" y de algunos poemas soberbios.
A Borges, y permíteme la broma, me lo imagino muchas veces con la cara de A. Perkins en Psicosis. Algunas veces incluso he llegado a pensar ( y ahora es cuando me gano la excomunión) que está sobrevalorado. Leyendo a Borges me ocurre lo mismo que escuchando a determinados músicos de Jazz, que gozas viendo cómo ellos se lo pasan bomba, pero la música no llega. Debe ser incapacidad intelectual mía, la misma que me ha impedido leer a Joyce.
Hace un par de años escribí una serie de entradas sobre Borges después de haber leído la biografía de EW. Me llegó al alma el pobre Georgie, con su vida, pero no con su obra.
http://elpobrecitohabladordelsigloxxi.blogspot.com/2007/05/primer-intento-para-explicar-qu-pas-en.html
http://elpobrecitohabladordelsigloxxi.blogspot.com/2007/05/segundo-intento-para-explicar-qu-pas-en.html
http://elpobrecitohabladordelsigloxxi.blogspot.com/2007/06/tecer-y-iltimo-intento-para-explicar-qu.html
¡Salud Carlos!
Bibliotecas infinitas que se multiplican, espejos que reflejan más allá de la apariencia, laberintos cretenses, medievales, benedictinos..., laberintos interiores que abren puertas con preguntas y desembocan en tortuosos senderos que nunca concluyen en ningún lugar seguro, laberintos y más laberintos, querido Carlos, el viaje iniciático del héroe literario, la necesidad de crear rizomas, de desviarlo del camino recto que no concluye en ninguna meta propia, el viaje iniciático del héroe, la salida del mismo del mundo feliz y la entrada en el laberinto para hacer ese viaje. Alcance o no la ayuda de Ariadna, el solo hecho de sumergirse en un laberinto ya es signo de identidad, de búsqueda de esa identidad perseguida.
ResponderEliminarUf, me temo que me pasé, querido Carlos. Pero esto consigues con estas magníficas entradas. Un día te sacaremos aupado, subido sobre nuestros hombros.
En realidad, toda esta perorata se resume en: magníficos Borges y Eco, pero, sobre todo, Borges. Y me alegro de esa exposición sobre laberintos; sé que la habrás gozado como un niño.
El vídeo que has traído es una perlica. Me ha hipnotizado totalmente.
Besos, gracias y más besos, querido amigo.
P.S.- ¿Te gustaron las bibliotecas que te envíe? Algunas las considero excesivamente barrocas. Me gusta más la del vídeo que has traído, ya que los libros exigen una cierta contención de formas.
Me ha encantado la entrada.
ResponderEliminar"En el palacio que imperfectamente exploré, la arquitectura carecía de fin." Déjame tu abanico, Carlos, para escribir en él: "Por fortuna esta frase es de Borges", aunque tengo la sensación de haberla hecho mía hace ya mucho tiempo.
Ahora no digo más y espero tu respuesta a Hablador sacándole punta al lápiz con el que dibujaré el laberinto en el que os metéis.
Por cierto, Hablador, estaba pensando hacer una entrada sobre jazz y esa sensación de que no llega, no acaba de llegar..., ¡hasta que llega! En mi opinión no tiene nada que ver con incapacidades intelectuales.
Y no digo que volveré porque aquí me quedo.
Elena la exposición no tiene desperdicio (con un guía mucho más clarificadora)y bueno de ella yo me he decantado por el bueno de Borges como excusa para traerlo por aquí. Pero hay mucho más, como toda la parte cinematográfica. Un saludo.
ResponderEliminarLo primero y justo es agradecerte tu exagerada valoración sobre mi escrito.
ResponderEliminarCon Borges no es necesario entrar al trapo, pues se que hay quien como tú no acaba de entrarle por esa frialdad que describes.Pienso que hablar de Borges como escritor sin alma es mucho decir, pues seguramente no hay escritor más apasionado por los libros y la literatura que él (quizás ahí resida el problema de la frialdad que comentas, porque sentir pasión por los libros no es lo mismo que por un personaje, por un paisaje o...).
"Escritor frío y técnicamente perfecto". Para mí Borges es un nuevo creador, nadie había escrito a su manera inventando sobre libros y sobre mundos casi imposibles con una técnica perfecta pero no fría,sino apasionada con otro tipo de materias nunca antes tratadas. Sus ensayos sobre otros libros y escritores siguen siendo palabras constantemente citadas, pues destilan amor por la literatura.
Aún así puedo entender perfectamente tu distanciamiento. La academia sueca justificaba la no concesión del premio al hecho de que se repetía constantemente (¿y que hace un escritor en toda su obra?). Creo que cualquier escritor reconoce el magisterio de Borges, aunque nadie ha sido capaz de emularlo (lo cual da significado de su enorme valía, una voz personalísima).
En fin Hablador, obviaremos lo de Perkins y el jazz aunque te agradezco tu opinión discrepante. Un abrazo.
Isabel gracias por tus bibliotecas. Dan ganas de patinar por ellas, aunque ciertamente las barrocas no me acaban de encajar, pues parece que dejan un hueco entre tanto arte para poner los libros. Lo único que son tan infinitas que no puedes abarcarlas y sólo deleitarte con la vista (a no ser que seas un verdadero Borges, un ciego bibliotecario).
ResponderEliminarBorges es un placer para el intelecto, un constante despertar de neuronas y a la vez un gozo de temáticas de corte filosófico.Todos los que amamos los libros aspiramos a Borges, a hablar con la sabiduría y el placer que destilan todos sus escritos. A inventar o dejarse atraer por sus historias sobre libros y más libros, a dejarnos envolver por todas las hojas y tapas que nos va ofreciendo. Borges, Borges, que grande eres.
La exposición que visitamos toda la familia fue un buen descubrimiento y me hizo recuperar muchas cosas: El cine laberíntico por ejemplo. Hazte con la película-documental pues tiene otras perlicas. Un abrazo amiga.
Jose, Borges es tu arquitecto de cabecera, no lo dudo. Por cierto, ve corriendo a ver la exposición si no lo has hecho ya.
ResponderEliminarYo tampoco creo que sea cuestión de capacidades intelectuales, pues entonces yo no habría entrado en el mundo de Borges. Con este autor hay que dejarse llevar por sus imaginativos mundos, por sus laberintos.
Te agradezco tu estancia por aquí pues siempre se siente uno a gusto entre amigos. ¿Que tal con Cheever? Un abrazo.
Una estupenda entrada, Carlos, te felicito.
ResponderEliminarA mí me sucede con Borges como al Pobrecito hablador, que me resulta frío, salvo en algunos poemas en los que se muestra quizá menos técnico y más humano. Un tipo especial: sin lugar a dudas la ceguera es un laberinto demasiado exigente.
Ha sido genial leerte y volver a sentir esa fascinación de los espejos y los laberintos.
Un saludo.
Como siempre, felicidades por tan magnífica e instructiva entrada Carlos, me ha entrado el gusanillo de acercarme a ver la exposición, ya veremos.
ResponderEliminarReconozco que Borges es enorme como artista, pero a veces, en algunas cosas no me cae demasiado bien, de todos modos siempre le estaré agradecida porque él me llevó a Macedonio Fernandez, otro grande.
Buenas noches Carlos
Leo, me ha gustado eso de que la ceguera es un laberinto demasiado exigente y es que sus temas son tan universales.
ResponderEliminarTu lo has dicho, fascinación por temas que hacen reflexionar mucho. Entiendo, como le dije a Hablador, que no llegue a todos pero creo que es necesario leerlo. Gracias y un saludo para ti también.
Madison, no dudes sobre la exposición porque los laberintos dan para mucho (no sólo Borges).
ResponderEliminarComo apuntas, también existe el Borges descubridor de escritores o piezas maestras y eso es impagable ("que otros se jacten de las páginas que han escrito; a mi me enorgullecen las que he leído"). Un abrazo
Carlos la entrada te ha quedado magistral, una gozada, lástima que desde mi computadora no se escuche el vídeo. Te cuento que a mí me ocurre con Borges justamente lo contrario de lo que algunos han comentado aquí. No puedo entender como un ser tan anodino, neurótico y falto de vida tuviese un mundo interior tan rico, o quizás por eso. Que conste que mi opinión sobre su vida la saqué después de ver una película argentina sobre su vida en la que sus obsesivos miedos llegan a exasperar. Y es que ya lo dijo él mismo en un poema:
ResponderEliminarSi pudiera vivir
nuevamente mi vida
en la próxima trataría
de cometer más errores.
No intentaría ser tan perfecto
me relajaría más.
Sería más tonto de lo que he sido
de hecho tomaría muy pocas cosas en serio.
Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, contemplaría más amaneceres.
Subiría mas montañas, nadaría mas ríos.
Iría a más lugares donde nunca he ido.
Comería más helados y menos habas.
Tendría más problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui de esas personas que vivió
sensata y prolíficamente
cada minuto de su vida […]
Para mí Borges es uno de esos autores a los que siempre recurro, sobre todo en mis clases, ya sea en poesía o en cuentos, otro de ellos es Neruda, sé que no me van a fallar. Ya era hora que te acercases a los autores latinoamericanos, con excepción de Mujica Laínez, sabes que lo estaba esperando y es que tengo la sensación de que en general en España se desconoce su literatura y a ti que te gustan tanto los cuentos…
Anabel ya sé de tu querencia por los latinoamericanos y,aunque yo ando más limitado, hay unos cuantos que me son imprescindibles y que tendrán que aparecer por aquí.
ResponderEliminarTe recuerdo leyendo Borges desde hace muchos años y detrás tuyo yo recogiendo tus lecturas. A mi hace tiempo que se me instaló y siempre vuelve a salir de una manera u otra. Sus obras completas, como las del maestro Thornton, me hacen feliz desde hace muchos años.
Todo lo apuntado es cierto. El personaje en sí no atrae lo más mínimo y por eso se convertía en el habitante de sus cuentos. Por cierto ese poema creo que es apócrifo pero le viene al pelo. Un beso.
Estupenda tu entrada y estupenda la exposición, de las que hacen soñar. Entre otras cosas, me encantaron un par de monedas que daban ganas de romper el cristal de la vitrina y robarlas, escapando después a través del semi-laberinto del CCCB, para acabar en... ¿el laberinto de "El resplandor"? Como afirma el lema del laberinto del Palazzo Ducale de Mantova (también en la expo) "forse che si, forse che no".... De todos modos, revisité la peli al día siguiente y, aunque Kubrick es Kubrick, Jack Nicholson ya no da tanto miedo como en los ochenta... ¡ai las! Un saludo. VICTORIA
ResponderEliminarMariví, a mi no era tanto Nicholson como ciertas escenas inquientantes las que me provocaban pánico.
ResponderEliminarLa exposición da mucho juego laberíntico. Me alegro que hayas encontrado un camino de salida y te pases por aquí. Un saludo.
Carlos y MJ,
ResponderEliminarPese a mí comentario y a que muchas cosas de Borges me gustan, otras no tanto, el comentario del Pobrecito Hablador no va tan desencaminado. Os recomiendo la lectura de Beatriz Sarlo (Intelectual y Profesora de la UBA). De igual modo existe desde hade algunos años un debate estupendo en la literatura argentina acerca de este tema: ¿por qué tanto Borges y tan poco Roberto Arlt? Si os interesa el tema, la info es muy interesante. Se me ocurre que la respuesta sea quizás más política que literaria, pero...el debate sigue en marcha. Ocurre igual con Cortázar y Rodolfo Walsh. En fin, ahí va una defensa de Hablador, pero sobre todo de la buena literatura.
Un abrazo
Pero Ataúlfa mi entrada no es contra nadie, sólo un homenaje a quien tantas buenas horas me ha dado y sigue dando. Que resaltar a Borges o Cortázar no es original ya lo sé yo, pero es que también poseo muchas lagunas (literatura argentina por supuesto). La otra razón clara es que me siento afín con el fantástico (como se comprueba por mis entradas)y claro, estos dos representan tanto en este género que...
ResponderEliminarCuando contestaba a Hablador, lo hacía defendiendo a Borges por lo que yo siento (pues este blog está realizado más desde el corazón que de la crítica en sí a la que no aspiro). Pero como todo debate tiene cosas buenas, tu aportación no queda en saco roto y desde tu enorme conocimiento de las letras argentinas nos iluminas con más autores a descubrir. Un gustazo seguir contando con tus aportaciones. Un abrazo.
Carlos, que conste que no pretendía hacer ninguna crítica, ni a tu blog, ni a tu persona, ni a los otros comentaristas. Simplemente era una idea que me ha surgido al leer el comentario de MJ. Espero que no te sientas molesto.
ResponderEliminarUn abrazo
Ni mucho menos Ataúlfa. Supongo que no lo he explicado adecuadamente y lamento el equívoco. Cuando digo lo de tus aportaciones es totalmente sincero (me refiero a las que traes aquí, a otros blogs y al tuyo, por supuesto)y lo demás creo que se entiende. Un abrazo.
ResponderEliminarQué bien se encuentra uno en este Blog, de verdad. Buena compañía, buena conversación , temas interesantes, posturas que se postulan con pasión y respeto, propuestas literarias, descubrimientos... ¡qué más se puede pedir!
ResponderEliminarEn cuanto al debate sobre Borges, sin ser un experto, tan sólo un lector con diploma firmado por J.C Borbón, creo que buena parte de la obra de autor entra en el terreno de la filosofía más que en el de la literatura. Es muy difícil hacer un ejercicio de alteridad con Borges, quiero decir, ponerse en su pellejo, en su circunstancia para pdoer entender su obra, porque como bien dice el poema que cita MS, fue algo que no quiso ser y su existencia se pobló, se llenó, de pura intelectualidad vacía de experiencia vital. Borges es toda una contradicción atormentada, castrada, que proponía ir vírgenes hacia los libros aunque, sin embargo, él sabía perfectamente que para entenderle a él hacía falta contar con unos cuantos referentes de altura...
Y después, se ha generado alrededor de su obra un halo de culto que ha ocasionado que se le lea acríticamente, por miedo, o por temor a hacer el ridículo. Quiero decir que lo que se perdona a este autor no se le perdona a otros. Ataulfa nombra a Arlt, superior a mi parecer en imaginación, técnica y además, con el alma en cada página...
En fin
¡Salud amigos!
La tragedia de Borges es que no supo/pudo salir de su propio laberinto. Y eso se refleja en su obra, para mí hermética, inaccesible. Él decía que en literatura sólo existían 3 metáforas, pero toda su energía creadora es un esfuerzo titánico por dejar marcadas algunas más.
ResponderEliminar(esto es lo que pensaba cuando ya me había ido, y he vuelto enseguida para compartirlo)
Bueno, ya
Me alegro de que continúe el debate Hablador pues eso es lo que nos mueve en rincones como este. Estas muy en los cierto con esa frase que dice que su existencia se llenó de pura intelectualidad vacía de experiencia vital. Está claro que su vida no tiene casi interés y, si me apuras sus pensamientos son a veces aborrecibles. Por eso mismo se inventó su personaje que poblaba muchos de sus cuentos, un personaje que transpira literatura. Pero yo me reafirmo en lo de que Borges fue un creador único, capaz de hacer lo que nadie había hecho antes, jugar a inventarse la literatura.
ResponderEliminarUn ensayista que me gusta mucho y que suelo sacar a relucir por aquí de vez en cuando, Fernando Savater, escribió en aquel memorable La infancia recuperada unas palabras muy clarificadoras: "Todos los escritores tienen secretos; si no ¿de qué iban a escribir? Secretas angustias, secretas deficiencias, secretas ambiciones, secretas concupiscencias, desórdenes secretos. Lo fundamental de Borges es el carácter primordialmente literario de todos sus secretos. Nada tan sorprendente como hallar, por fin, alguien realmente poseído por la literatura, que obtiene de ella todos sus puntos de referencia y le debe todos sus contentos. Borges, el poseso de poesía, el hechizado por cuentos y tratados. En esto reside la singular, conmovedora limpidez de Borges: ningún secreto extraliterario, pero toda la vastedad inabarcable de la literatura como secreto".
Los autores que me acercáis los recojo con gran placer, pues aquí aprendemos todos y salimos ganando. Un abrazo.
Pues ya me vale tu recomendación, Carlos...
ResponderEliminarPorque, superados (es un decir) los laberintos borgianos, y agotados los juegos (con mis hijos, ya sabes), me queda esa nostalgia.... Vuelvo de visitar la clínica Teknon, cuyo jardín remeeda... pero es La prosa de la realidad...
frente a la poesía del corazón, que les explico a mis alumnos de Romanticismo.
Kisses!
La realidad puede ser un buen laberinto. Te equivocas, vuelves atrás y sigues en tu camino hasta llegar al fin. El jardín que te lleva a la clínica es uno más de tus caminos donde recuperas energía y vuelves a tomarla con tu laberinto vital. More kisses
ResponderEliminarEstoy disfrutando con Cheever. He leído algunos relatos más y me parecen fascinantes, si bien no tanto, de momento, como "El nadador", quizás porque este fue el primero y la novedad golpea con más fuerza.
ResponderEliminarTengo ganas también de recuperar "El Aleph" y de ponerme con "Ficciones". Estuve en la exposición y la encontré tremendamente interesante, muy didáctica y con una gran habilidad para conjugar en torno a la idea del laberinto todas las artes: cine, pintura, escultura, danza, música, arquitectura, literatura.
En relación a Borges tu entrada aún me parece más meritoria ahora, pues vas más allá de donde llega la exposición, que de hecho se queda casi en lo anecdótico.
"Plein soleil" de Clément con música de Nino Rota en la Filmo esta semana.
Un abrazo.
Jose, vaya avalancha cultural la tuya. Me enorgullece compartir contigo tantas buenas historias.
ResponderEliminarLo de Cheever fue un gran descubrimiento para mí. El sonido de su flauta me llegó a partir de un comentario en el programa de Catalunya radio de "L'ofici de viure" que también recomiendo fervientemente.
Si estuviste en la exposición, comprobarías que no era difícil inclinarse por Borges. Nada más entrar empecé a discurrir sobre una entrada al respecto para rendirle un justo homenaje personal. A mí también me encantó recuperar "El Aleph", "Ficciones" y algunos cuentos más. Pero como dices la exposición da para mucho más y en concreto el cine me llamó mucho la atención. Ya he revisado obras como "Dentro del laberinto" o "El nombre de la rosa", porque es una exposición que despierta la chispa del interés.
Gracias por la información que nos traes de la Filmo. Esa película me parece soberbia y Alain Delon está que se sale de perverso. Además Nino está por ahí (que buen ojo tienes). Un abrazo para un tipo siempre tan atento y perspicaz (mi mujer dice que tus comentarios siempre tienen un punto de vista diferente y alternativo, como si miraras con otra lupa y yo lo corroboro).
Sí que es extraordinaria esta entrada. Siento verdadera fascinación por Borges, también por el Borges poeta. Y salgo todavía hoy extenuado (Ataulfa dixit en su comentario) de la lectura de algunos cuentos. Cuando acabo me ocurre algo maravilloso; la conciencia de que debería escribirse un cuento con aquello. ¿Un cuento? Pero si lo acabo de leer. ¿Se debería escribir un cuento sobre lo que dice un cuento? La locura me alcanza en ocasiones, ya ves. Esta sensación me ha alcanzado en otras ocasiones, siempre con textos muy potentes y muy destilados.
ResponderEliminar¿Conoces el poema del cuchillo de Borges? Lo llevé escrito en la carpeta de estudiante muchos años, sin poner de quién era, porque no quería estar leyendo todo el rato esas seis letras que se reían de mí. Es la historia de un cuchillo que anhela el ruido de la carne desgajándose al entrar... bueno, he logrado olvidarlo bastante afortunadamente.
Recuerdo el jardín, Funes, Pierre Menard, recuerdo el libro de arena, con esos símbolos sobre el infinito y la finitud (porque siempre están los contrastes, la arena y los mapas, estas antítesis tan de su gusto). Bueno, digamos que me pierdo en Borges seguramente porque no lo entiendo del todo. Y me encanta que sea así.
Bueno, y pido disculpas por los errores de redacción (repeticiones, etc.). No se puede escribir rápido y corregir debería estar obligado.
ResponderEliminarPues creía que Borges no era de los tuyos por algún comentario lejano (seguramente una mala interpretación mía). Ahora compruebo felizmente que Borges también te pertenece Ramon.
ResponderEliminarYo también he tenido una sensación análoga con sus cuentos, sobre eso de que el cuento se expande y requiere otro cuento y hasta el infinito. Es fácil perderse con Borges, porque requiere una lectura muy atenta (y probablemente más de una) para darse cuenta de la potencia a la que aludes. Lo único que tengo claro es que pocas veces he tenido la sensación de dejarme perder plácidamente con narraciones tan imaginativas. Un buen abrazo para un gran lector.