martes, 17 de agosto de 2010

Duelo en la cumbre


Un viaje por los refrescantes Alpes suizos me ha sentado de maravilla. El esplendor de tanta belleza paisajística llega a aturdir y por eso es comprensible que sea zona habitual de esquiadores, alpinistas, senderistas y demás gente que necesite embriagarse de naturaleza al tiempo que practica uno u otro deporte o que sencillamente busque una desconexión con la urbe.
Suiza ha vivido muchos años del turismo que atrae hacia sus increíbles cordilleras alpinas, un turismo de origen británico que empezó a finales del siglo XIX.; donde los suizos veían un amplio espacio para que sus famosas vacas pastasen y así fabricar sus excelentes productos lácteos, los británicos atisbaron un lugar idóneo para pasar sus épocas vacacionales y así se desarrolló en aquel país la afición por el montañismo y el esquí.
Según parece la introducción del esquí en Suiza se debe entre otros a Arthur Conan Doyle -o al menos se jactaba de ello-. En sus Memorias y aventuras, Conan Doyle explica que "me puedo preciar de haber sido el primero en introducir los esquís en el cantón de los Grisones, en Suiza, o al menos en demostrar su utilidad como medio para desplazarse en invierno de un valle a otro". Obligado a pasar algunas épocas en Suiza para que su mujer se recuperara de la enfermedad que le aquejaba y que le llevó al sanatorio para tuberculosos de Davos, (donde también habían pasado Stevenson o Paul Eluard y que más tarde Thomas Mann immortalizó en La montaña mágica), Conan Doyle puso en práctica sus conocimientos de esquí en colaboración con los hermanos Branger que eran negociantes de artículos deportivos del lugar. Las aventuras de sus peligrosas travesías pioneras en un país que en aquel entonces no estaba preparado para ello fueron publicadas en forma de artículos y después recopiladas en sus Memorias y aventuras.
Pero para la historia de la literatura, los escarpados Alpes y sus estimulantes paisajes obtuvieron fama como espacio literario gracias a Conan Doyle y a su legendario personaje de Sherlock Holmes. En estos escenarios, Conan Doyle, ya cansado de su creación, intentó poner fin a sus aventuras y aunque ya había meditado deshacerse de él hacía un tiempo, no fue hasta una de esas visitas con su mujer a las cataratas de Reichenbach en agosto de 1893 cuando decidió finalizar sus historias. El autor escribe "Tras completar dos series de relatos (...) vi que corría el peligro de forzar la mano y de que me identificaran exclusivamente con lo que yo consideraba el nivel más bajo de mis logros literarios. Por consiguiente, como prueba de mi resolución, decidí poner fin a la vida de mi héroe. Con este pensamiento en mente fui a pasar unas cortas vacaciones en Suiza con mi esposa, durante las cuales visitamos las maravillosas cataratas de Reichembach, un lugar terrible, que me pareció que sería una tumba digna para el pobre Sherlock, aunque con él enterrase también mi cuenta bancaria". Queda claro que Sherlock Holmes significaba para Conan Doyle un personaje poco interesante, que le apartaba de las que creía sus obras más significativas. El tiempo ha demostrado que muchas veces las mejores creaciones surgen cuando uno no se lo propone y aunque pienso que sus otros personajes tienen una calidad extraordinaria pues surgieron de una pluma deseosa de embelesarnos, ninguno ha calado tanto como para convertirse en el icono que ahora representa.

Después de proponérselo, Conan Doyle tuvo la osadía de acabar con su criatura en el relato El problema final que pertenece a Las Memorias de Sherlock Holmes. Para ello contó con un enfrentamiento entre el detective y el maestro del crimen, el profesor Moriarty, otra de sus célebres creaciones. Moriarty se había convertido en su doble negativo, un personaje odiado y admirado por el propio Holmes y por ello la única figura adecuada para enfrentarse en un duelo titánico de grandes genios. El relato no contiene ningún caso de investigación, pues sólo trata de ir acercado a los personajes hacia su destino fatal, un desenlace que se produce en un escenario que Conan Doyle conocía muy bien, las cataratas de Reichenbach, donde las dos grandes mentes despojadas de cualquier arma se enfrentan en un primitivo cuerpo a cuerpo.
La muerte de Holmes dejó huérfanos a tantos miles de admiradores fieles a una ficción que provocó un alud de protestas. Es difícil imaginarse en la actualidad a la población en masa reclamando más historias literarias y eso hace que Holmes me resulte aún más simpático.
La terquedad de Conan Doyle que se oponía a resucitar a Holmes duró unos años. Finalmente resurgió a través de la extraordinaria novela El sabueso de los Baskerville, una historia que sucedía en fecha anterior a su muerte y que supuso un suculento aumento en sus tarifas como escritor. Más adelante se animó a la redacción de nuevas historias cortas para su personaje, que milagrosamente se había salvado de la muerte y viajado errante por varios países antes de su reaparición. De hecho, aunque Conan Doyle se deshizo de él, tuvo la precaución de no dejar testigos ni cadáveres, con lo cual se aseguró una posible reaparición. Nadie fue capaz de discutirle su manera de rescatarlo porque estaban todos deseosos de volver a disfrutar con nuevas aventuras.

15 comentarios:

  1. Es que existen personajes que nos engullen y si les damos cuerda acaban con el resto. No me extraña que Conan Doyle quisiera acabar con el suyo más célebre. Seguro que su alma necesitaba transitar por otros espacios mentales. Pero lo dicho, determinados personajes son cabezotas y perviven no obstante las ansias destructoras de sus autores.

    Has citado también a Thomas Mann, autor por el que siento una gran debilidad y del que me he leído una buena lista de sus obras, que son muchas, ya que fue un autor muy prolífico. Su montaña mágica la gocé como un bocado exquisito. Más que recomendable, junto con el doctor Faustus y "Muerte en Venecia".

    Me ha gustado tu frase: "El tiempo ha demostrado que muchas veces las mejores creaciones surgen cuando uno no se lo propone". Cierta y redonda.

    Me alegro de que te hayan sentado tan bien las vacaciones. El escenario fue de lujo, querido Carlos.

    Besos.

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  2. Lo único que puede irritar de Conan Doyle es que no amara tanto a su personaje como lo han hecho millones de personas (bueno y su afición espiritista llevada hasta el paroxismo en sus últimos años). Cualquiera que se haya acercado a sus otras creaciones ha disfrutado seguro, porque no se puede negar que este escritor tenía una necesidad de contar historias innata.
    Siempre me dejas de piedra con todo tu bagaje de lecturas, aunque todo encaja con tu sabiduría.
    Has de saber que estas vacaciones en Suiza han estado impregnadas por la palabra de tu querido Miguel Espinosa al que he dado buena cuenta. Si cada lectura tiene su espacio, Escuela de Mandarines ha caminado por los Alpes suizos con paso firme. Gracias de nuevo y besos también para ti.

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  3. Carlos, yo me alegro mucho de que se te hayan acabado las vacaciones. Como ves, estoy en plan egoista, así que ahora a tu blog, que es tu obligación.¡¡hombre!!. ;)

    Esta entrada tuya es espléndida porque aprovechas tu experiencia y tu viaje para introducir en él detalles jugosísimos de tu admirado Doyle, con lo cual uno no puede dejar de leer con los ojos como platos.

    Una percepción. Doyle era un poco chulito, ¿no?. Quizá fuese su conciencia imperial británica, dueña del mundo en la época. ¡Inventar los esquís en Suiza! Es como decir que fue al Polo e inventó el Iglú...

    Me alegro mucho de tu reentré: efresca el verano

    ¡Salud!

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  4. Hablador me hace gracia lo de chulito, pero te lo explicaré como él lo contaba. Al parecer conoció el tema de el esquí en Noruega donde estaba bastante avanzado y en su viaje a Suiza (hablemos de uno de sus cantones para ser exactos)se dió cuenta de que siendo un paisaje tan montañoso y nevado en invierno, nadie utilizaba los esquís para desplazarse porque las montañas eran espacio rural y nada tenían que ver con lo actual. Conan Doyle precisa que fue uno de los introductores con la ayuda de gente suiza y siempre pensando en los turistas británicos.
    Me alegra saber que te lo pasas bien leyendo estas entradas y te agradezco que me lo hagas saber. Intentaré hacerte caso en las obligaciones que me recriminas. Un abrazo.

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  5. Ahora trasladaros a los Alpes e imaginaros a Carlos explicándonos anécdotas sobre Conan Doyle mientras disfrutábamos de caminatas inolvidables por alguno de los senderos que serpentean junto a los canales de riego... ¡Una maravilla!

    Con su permiso,(es decir, sin su permiso) os muestro una imagen del lugar: http://picasaweb.google.com/lh/photo/ZOhi8WPxM1SlUMKlQ6MUwKkM024q4EzzP27Q-V9d_Vw?feat=directlink

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  6. Se ha abierto la escuela, estamos de enhorabuena.

    Te imagino por los montes suizos empapándote de tanta belleza, contando historias y tu tribu escuchándote como a un Tusitala.

    No he sabido abrir la dirección que nos manda Isabel y me encantaría ver esas fotografías de los Alpes.

    Por cierto, no dejes de escuchar la "Sinfonía Alpina" de Richard Strauss. Se trata de un poema sinfónico que describe la ascensión a una montaña de los Alpes. Los momentos en la cumbre te harán temblar de emoción.

    Otro por cierto, no sé si conoces el librito de Hermann Hesse, "El caminante". Sería un postre perfecto para ese festín.

    Un abrazo, profe.

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  7. Querido maestro, un placer recuperar tu voz en mi guarida. Supongo que sigues con tus eternas vacaciones mientras otros debemos vivir de historias pasadas y adaptarnos a la vida de la urbe (también me complace saber que sigues disfrutando ).
    Respecto a la fotografía, he visto que ha colgado una sola pero te puedes imaginar que la belleza de aquellas cumbres es a veces impactante. Sólo tienes que copiar la dirección que te marca y pegarla y tendría que salir sola.
    Gracias por la recomendaciones. Ya sabes que esta parte es la que más me divierte, conocer a partir de lo que te recomienda gente afin.
    Un abrazo de retorno para ti.

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  8. P.D. Se me olvidaba, la entrada tan cuidada como siempre. No has perdido la forma.

    Otro abrazo.

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  9. Querido Thornton, no me han permitido enlazar el álbum de otra manera, así que debes copiar desde http hasta el final y pegar en la barra de direcciones. Sé que lo conseguirás...
    Un abrazo.

    http://picasaweb.google.com/cfrutos31/DropBox?feat=directlink

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  10. Lo conseguí. He visto tres fotos y hasta las he comentado. Ni sé cómo lo he hecho, jajaja.

    Qué hermosura de lugar, Carlos. No me extraña que te hayan sentado de maravilla las vacaciones.

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  11. Bueno Isabel ya sabes tu lo que son los Alpes. Estas en todo muchacha. Un abrazo fuerte.

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  12. Veo que el nivel sigue alto incluso el primer día de clase después de las vacaciones (Doyle, Mann, Hesse, Strauss, Espinosa...)
    Me vuelvo a matricular ahora mismo.
    Supongo que para un escritor de ficción lo peor no es tener que acabar con uno de sus personajes, sino que alguno de sus personajes quiera acabar con él.
    Me ha encantado la entrada.
    Un abrazo para todos.

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  13. Bienvenido a tu rincón Jose.
    Tal como tu lo explicas, pues parece que el avispado Sherlock ha acabado con su autor. De hecho sigue viviendo constantemente nuevas aventuras en las manos de otros, mientras Conan Doyle va adquiriendo aspecto de momia decimonónica (por cierto que los mejores relatos de momias se los he leído a él).
    Me alegra verte de nuevo por aquí. Un abrazo.

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  14. Carlos, ese la suerte inigualable de la ficción: el poder absoluto sobre los propios personajes, sobre la realidad que se va creando. No me extraña que eso fuera lo que más fascinó a los románticos en aquellos años de inicio de los estudios literarios. Luego vendrían semióticas más complicadas, léxicos oscilantes (existen siete nombres para designar la misma cosa, dependiendo de la escuela... manda huevos), hermenéuticas diversas y teorías de la recepción. Pero lo primigenio fue eso: la fascinación por el autor demiurgo que hace con sus personajes lo que desea. Un abrazo. Y por cierto, qué suerte la montaña suiza, mira que tengo familia ahí y no he estado nunca. Una abraçada.

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  15. Ahí salió el profesor de lengua y literatura bordando el análisis. Una abraçada per tu també Ramon.

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