martes, 15 de diciembre de 2009

Saul Bass o la película empieza en los títulos de crédito

Hace poco más de cincuenta años Saul Bass, un creativo diseñador gráfico de Nueva York, se introdujo en el mundo del cine gracias al visionario director Otto Preminger y revolucionó un aspecto que hasta ese momento no había tenido apenas interés: los títulos de crédito. A partir de entonces los espectadores empezaron a comprobar que los minutos iniciales de una película podían constituir una síntesis de lo que se iba a proyectar o una presentación de personajes, tramas, etc. Saul Bass también se mostró como un extraordinario cartelista que aportó su estilo abstracto al diseño de carteles cinematográficos, allí donde antes sólo se mostraba la figura de los principales intérpretes. El cine evolucionaba hasta en sus detalles más nimios gracias a Bass y su influencia llega hasta nuestros días, pues a su sombra han surgido grandes artistas que han creado excelentes cortometrajes e introducciones antológicas llenas de creatividad.
La innovación creativa de Bass durante toda su vida, con sus diseños abstractos de alto contenido simbólico, con su maravillosa utilización del color, con sus variadas formas geométricas, hacen que sus títulos de crédito sean toda una experiencia visual. Pero además, Saul Bass entendió que la música tenía un papel fundamental en este inicio y por esto colaboró estrechamente con los músicos en algunas de sus brillantes aportaciones: Elmer Berstein, Jerome Moross, Bernard Hermann, Alex North, Victor Young, Ernest Gold o Leonard Berstein fueron algunos de los grandes compositores que vieron como sus introducciones eran asociadas a un diseño que simbolizaba y resumía lo que el espectador estaba a punto de visualizar.
Dentro de mis preferencias personales están La vuelta al mundo en 80 días de Michael Anderson, Alien de Ridley Scott, La edad de la inocencia de Martin Scorsese, Espartaco de Stanley Kubrick, West side story de Jerone Robbins/Robert Wise, El hombre del brazo de oro, Anatomía de un asesinato de Otto Preminger(su director más fiel) y por supuesto las tres grandes obras de Alfred Hitchcock, Con la muerte en los talones, Vértigo y Psicosis. En todas sus obras se aprecia, cada una en su estilo, un trabajo de síntesis excepcional donde es capaz de introducirnos en el estado emocional que requiere la película y simbolizar a la perfección la historia que se va a narrar.
Se dice que también planificó la magistral escena de la ducha en Psicosis, aunque Hitchcock también se apropiaba de la idea. Nunca se ha aclarado si fue obra de uno o de otro o de ambos, aunque lo mismo da, pues los dos acumulan suficiente cantidad de méritos como para pasar a la historia del cine.
Probablemente, muchos cortometrajistas han sabido aplicar las enseñanzas sobre economía narrativa de este gran creador e incluso han surgido buenos profesionales de títulos de crédito con excelentes obras, pero ante el alarmante retorno que se está produciendo hacia las simples rotulaciones, se echa de menos la mano de este maestro irrepetible y único. Conviene revisar sus obras y dejarse llevar por su calidad.



5 comentarios:

  1. Qué interesante entrada, la verdad. Quizá porque me muevo en otros campos en los que estoy más acostumbrado a ciertas opiniones y observaciones. Si una peli se supone y presupone como una obra de arte es cierto que todo debe estar cuidado de una forma artística. Con las nuevas tecnologías se ha perdido parte de esa gracia original, pero el arte y la sensibilidad dependen de otras cosas que según como también parece que se han perdido. Me fascinó la de Vértigo: dos minutos que son puro cine.

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  2. ¡cáspitas! ¡cómo aprendo! No salgo de mi asombro, Carlos. Es una maravilla.
    Un fuerte abrazo.
    Paco

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  3. Tú los has dicho Eastriver, obras de arte cuidadas hasta el mínimo detalle. Los buenos cineastas como Hitchcock bien lo sabían y Saul Bass es un personaje a reivindicar como gran creador de imágenes.Es un placer sentir tu paso por mi pequeña morada.
    Paco gracias por tus siempre generosas palabras hacia mí. Me estimulas mucho.

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  4. Tengo que venir más a menudo, Carlos. Quiero aprender de cine. Un beso muy fuerte. Y ya ves, compartimos el gusto por Italo Calvino. Esa imaginación desbordada que tiene, me subyuga .
    Ahora que he vuelto más tranquila, me quedo. No quiero perderte de vista.

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  5. Siempre de amables palabras Isabel.En el intercambio aprendemos todos. Por cierto, un saludo muy especial para una murciana, pues de allí son mis raíces paternas. Ahora las siento más cercanas.

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