El escritor belga Jean Ray supo crearse una vida
acorde con sus personajes y envolverla del misterio y suspense que tan bien
desarrolló en sus narraciones. Hoy en día casi nadie lo recuerda, pero aquellos
que se acercan a su obra intrigados por el halo subyugante que desprende su biografía,
quedan hechizados por sus fantásticas historias. El malditismo de Jean Ray lo
ha convertido en una figura de culto, oscura y casi inaccesible, que merecería
mayor fortuna editorial.
Nacido
Jean-Raymond-Marie de Kremer en 1887 en la ciudad de Gante, habitó en la calle
Ham, situada en el barrio portuario que tanto marcaría sus obras. Publicó ya
sus primeros escritos juveniles en flamenco mientras trabajaba en la
administración y aunque utilizó diferentes seudónimos en su carrera literaria: John
Flanders, Tiger Jack, Kaptain Bill o John Sailor, su reconocimiento vino
asociado al nombre de Jean Ray, con el que publicó su primera colección de
cuentos verdaderamente importante en 1925, Los
cuentos del Whisky.
Pero en su
biografía destaca un hecho que marcaría poderosamente sus escritos y que el
mismo autor utilizaría en su provecho para magnificar la leyenda. En 1919
comenzaba a trabajar para el agente de cambio Auguste van Boegarde y seis años
más tarde se instruía un caso de apropiación indebida contra éste y Jean Ray.
Al parecer, el dinero defraudado se utilizó para financiar el contrabando de
alcohol en Estados Unidos en plena época de la ley seca y por ello el autor
sería condenado a seis años y seis meses de cárcel, que se vieron reducidos a
cuatro y de los cuales sólo llegó a cumplir algo menos de tres. El altercado le sirvió a Jean
Ray para escribir unos años después un artículo donde aumentaba de forma
considerable su pasado filibustero y de paso se creaba una descendencia
legendaria con orígenes de una abuela mestiza sioux y un padre marinero. El
caso es que esta historia caló y además encajaba perfectamente con sus
narraciones fantásticas y aventureras repletas de personajes marginales y
vividores y de lugares siniestros y fantasmagóricos. Mucho narró Jean Ray sobre
misteriosas calles y casas, oscuras tabernas, cementerios olvidados o barcos
malditos, pero también lo hizo al contar su vida de contrabandista, pirata y
pendenciero.
En la cárcel
siguió escribiendo –entre otros su memorable relato de La callejuela tenebrosa-, pero al salir tuvo que utilizar uno de
sus numerosos seudónimos para evitar que su historia repercutiera en la
publicación y venta de sus libros. Entre la enorme cantidad de obras que
escribió de todo tipo, se dedicó a traducir del alemán las historias de un
personaje creado a imagen y semejanza del exitoso Sherlock Holmes. Se trataba
del detective Harry Dickson, del que, cansado de la mala calidad de los
originales, decidió crear historias nuevas, sucediéndose así más de un centenar
de su propia cosecha. Era evidente que no le faltaba capacidad de trabajo y que
además su técnica iba depurándose.
Con la llegada
de la guerra, al cerrarse las fronteras, empezaron a aparecer numerosas editoriales
de literatura popular y es aquí donde se
inicia el despegue del gran Ray que nos ha llegado pues, bajo el manto del
fantástico, creará sus obras más representativas y alguno de los hitos del
género para la segunda mitad del siglo XX. En 1942 aparece El gran nocturno, en 1943 Los
círculos del espanto, Malpertuis y La
ciudad del miedo indecible, en 1944 Los
últimos cuentos de Canterbury, en 1947 El
libro de los fantasmas y en 1961 su celebrada recopilación Los 25 mejores relatos negros y fantásticos.
Y es que aunque escribió muchísimo, en estas obras se encuentra lo
esencial de Jean Ray, las obras de corte
fantástico que dieron inicio a la llamada “escuela belga de lo extraño” que
agruparía a autores como Franz Hellens, Marcel Thiry, Paul Willems o Thomas
Owen y que abogaba por un fantástico cotidiano surgido de nuestra propia
sensibilidad.
Jean Ray se
muestra como heredero de los grandes maestros del fantástico, pero su universo
fantástico no recurre a entes físicos. Su narrativa intenta perturbar el orden
cotidiano de nuestro mundo en equilibrio mediante la irrupción de lo siniestro
inexplicable y además creando la sensación de algo inevitable. En sus historias
los temas son muy variados aunque los
mundos paralelos, el miedo y el misterio que evocan las calles oscuras y
estrechas o las casas misteriosas son bastante recurrentes. Su estilo es eficaz
porque combina la agilidad y rapidez de los grandes maestros anglosajones con
un barroquismo repleto de palabras cultas y neologismos; con pocas frases y
cortos diálogos provoca la inquietud necesaria que nos imbuye del espíritu
ominoso. Su miedo no tiene forma, rehúye la descripción física mediante el
recurso de la no-concreción o imprecisión y nada permite identificarlo con
alguna realidad reconocible. Marinos, ladrones, funcionarios y gente corriente
son las criaturas que aparecen en sus relatos, en lugares que recuerdan a su
Gante natal de calles sombrías y poblado de tabernas que parecen santuarios de
lo esotérico y donde el whisky se convierte en el líquido que insufla la vida a
lo más recóndito y secreto.
De su
novelística destaca poderosamente Malpertuis,
una casa que acoge a antiguas deidades clásicas bajo el dominio de un gran
demiurgo. Con una trama ambigua y laberíntica como la propia casa y alternando
puntos de vista, el autor juega constantemente con el lector que acaba
mostrando el mismo desasosiego que impregna la mansión. La ciudad del miedo indecible se presenta como una novela
detectivesca de tonos oscuros, donde todos los hechos incomprensibles parecen
tener una explicación racional pero dejando un incierto sabor ominoso. Y en sus
colecciones de relatos se encuentran algunas de las historias más sorprendentes
y poderosas de la narrativa fantástica del siglo XX como la célebre La callejuela tenebrosa, historia de una
calle fuera del espacio real donde se suceden extraños hechos o la increíble
historia de una casa muy especial en Storchhaus
o la casa de las cigüeñas. También encontramos narraciones marineras que
rescatan el terror al que nos tenía acostumbrado el mejor Hogdson como El salterio de Maguncia, o una historia
vampírica en El guarda del cementerio.
Ciertamente, sus libros están poblados de tantas maravillosas y oscuras
fantasías como La princesa tigre, Dientes
de oro, Busco a Mister Pilgrim, Mister Gless cambia de dirección y tantas
otras, que me cuesta no dejar de recomendarlo encarecidamente.
Lamentablemente,
sus obras son difíciles de encontrar en el mercado español, pues tan solo
existen dos volúmenes que recogen una amplia selección de su obra y algunas
piezas sueltas poco accesibles, por lo que sería necesario que alguna editorial
rescatase a este autor tan interesante para darlo a conocer al menos entre los
aficionados del género fantástico.
Para esta entrada he utilizado las Obras escogidas de la editorial Aguilar
y las de la editorial Acervo (dos auténticas rarezas bibliográficas) que
recogen lo más selecto de su producción. La editorial Júcar publicó además una
amplia selección de sus historias de Harry Dickson en los años 70, que todavía
se pueden encontrar en mercadillos. También he consultado Historia de las literaturas francófonas de la Editorial Cátedra y Escritores delincuentes de José Ovejero.
Hay que volver a todos ellos... y tñu lo haces de modo magnífico... Hay que cortar tanta impostura o ignorancia, más bien.
ResponderEliminarCelebraciones!
Bien, bien Ana. Que vuelvan los buenos y que caigan cuanto antes los impostores de la literatura.
EliminarUn abrazo.
Vaya personaje este Ray. Da para un buen biopic (como dicen ahora los modernos).
ResponderEliminarSu propia vida es toda una obra literaria.
Y esa mirada... parece un Buster Keaton echado a perder
Me gusta la remodelación de tu blog. Esa imagen infantil de la ballena benevolente y apacible que acoge a dos buscadores de tusitalas depara sorpresas de lo más perturbadoras
¡Felicidades!
Hablador, lo que daría para un biopic es la biografía que él mismo se creó. De hecho, probablemente, fue una de sus mejores obras.
EliminarGracias, yo también estoy contento con esta nueva cara. Esos dos tusitalas parecen no entrever las maravillas que se les avecinan.
Un abrazo.
No conocía nada de este autor. Y me ha interesado mucho. Como siempre, la estupidez la tenemos muy presente en librerías, el talento, sin embargo, hay que buscarlo a conciencia y, a veces, lo encontramos en librerías de lance, como este caso.
ResponderEliminarUn abrazo.
P.D. Me encanta la ilustración de cabecera de tu blog.
Pues ya me sorprende que tú no lo conozcas y más me alegra descubríroslo. Ya tenéis trabajo en librerías de lance y mercadillos, eso sí un trabajo difícil.
EliminarLa ilustración la encontró mi mujer y yo dije amén.
Un abrazo.
Yo también desconocía a este interesante autor. Habrá que buscarlo. Gracias por esta exhaustiva información.
ResponderEliminar¡Y muy bonito el nuevo look de tu blog!
Pues sí, mi intuición era correcta. Parece que Ray ha sido totalmente olvidado, pero sé que a partir de ahora está en boca de mentes despiertas como las vuestras y eso no puede caer en saco roto.
EliminarGracias por valorar estos cambios.
Estimado Carlos:
ResponderEliminarEste Jean Ray del que también has sabido retratar, el escritor, tiene para mí ese encanto de la fuerza natural, de los giros macabros y de las atmósferas oníricas urbanas. No sé si me equivoco en aproximarlo a Robert W. Chambers el del Rey amarillo. Aunque muchos la dejan como menor en calidad, su producción de Harry Dickson que también mencionas es una catarsis de aventuras, terror, misterio y siento por ella una debilidad especial. Hubo rumores que Valdemar tenía preparando algo de este autor.
Y una vez más, felicitarte por estas aproximaciones a estos mundos fabulosos de tu blog tan próximos a los míos.
Un saludo, Raúl.
Pues a mí me faltan los Harry Dickson y eso que tengo varios por casa. En el fantástico, ya me perdonaran, pero creo que es de lo mejorcito que se ha producido en la segunda mitad del XX y por eso me parece imperdonable que siga oculto.
EliminarPues sí, mantenemos afinidad por esos mundos oníricos y extraños. Me alegra compartirlo con tu gran blog.
Un saludo.
Yo empezaré felicitándote también por el nuevo diseño del blog.
ResponderEliminarCómo se nota tu labor de infatigable rastreador de mercadillos. Yo a Ray tampoco lo conocía, pero tiene muy buena pinta. Esa ilustración de Harry Dickson es irresistible. A ver si alguna editorial te hace caso y reeditan a este autor.
Un abrazo.
Hay que airear esto un poco y de ahí los cambios. Yo también estoy contento con esta nueva casa.
EliminarComo he dicho, cuando se descubre a Ray uno se pregunta ¿por qué sigue oculto este autor, mientras las mesas de novedades no paran de crecer con literatura tan poco creativa e interesante? Cosas del mercado. Imagino que Valdemar, más tarde o más temprano se decidirá por Jean Ray (de hecho ya publicó "Malpertuis" y ahora es inencontrable.
Un abrazo.
Por desgracia y debido a lo que comentas he leido poco al señor Ray, pero sin duda es adictivo. "Malpertuis" es una obra de arte vertiginosa y dos o tres de sus novelas de "Harry Dickson" pueden ser considerados algunos de los más descacharrantes y divertidos misterios post-pulp de la historia. Si es cierto además que, leidos algunos de sus cuentos cortos, este hombre debería ser mucho más apreciado de lo que es en la actualidad, por lo que Valdemar o Cátedra Letras Populares deberían tirarse a la piscina y editar un buen recopilatorio.
ResponderEliminarExcelente post, como siempre.
Un saludo!!
Un placer su visita señor Wolfville. Ya leí su excelente aproximación a Harry Dickson, al que también le tengo muchas ganas. Yo creo que sus cuentos cortos triunfarían hoy en día, pero también "La ciudad del miedo indecible" y por supuesto, entre los menos atrevidos con el género "Malpertuis" es una obra magna de la literatura.
EliminarUn saludo.
Me permito inmiscuirme en vuestros comentarios para informar de que la ilustración de cabecera del blog es de Tatsuri Kiuchi, un ilustrador japonés que combina magistralmente sencillez con sutiles mensajes que incitan a la reflexión.
ResponderEliminarhttp://tatsurokiuchi.halinc.jp/
Efectivamente, ella es la culpable del cambio.
ResponderEliminarQuerido profe, ya sé que este curso suspendo tu asignatura. Ni siquiera aparezco por clase y hoy que he decidido asomarme veo a esa chica tan guapetona hablando japonés y se me va el santo al cielo. Un fuerte abrazo a los dos.
ResponderEliminarYa sabes que tienes matrícula siempre porque cuando el maestro sabe más que el profe no quedan más bemoles. Me he querido internacionalizar y si tú te vas con los chinos, yo con los japoneses.
ResponderEliminarAbrazos maestro.
P.D. Por cierto, no sé si sabes que Valdemar tiene ya en la imprenta un imponente "Cuentos completos" (pero de verdad, no como Mondadori) de Stevenson. Más de 1200 páginas traducidas y anotadas por Molina Foix para emprender una aventura este verano.
No lo sabía y te lo agradezco. Chivatazo por chivatazo: el último libro del Reino de Redonda es "De vuelta del mar". Antología poética. R.L. Stevenson. Prólogo Luis Antonio de Villena. Selección y traducción Javier Marías.
ResponderEliminarUn abrazo, profe.
Me encantan los personajes en los que resulta difícil o imposible desligar la biografía de la obra. Sus creaciones suelen acercarse mucho a lo auténtico.
ResponderEliminarGenial la nueva cabecera.
Sigues "on fire".
Abrazo.
A mi me encanta que siempre te asomes un ratito a esta ventana. Pues sí, cada vez me gusta más esta cabecera.
ResponderEliminarUn abrazo.