domingo, 20 de marzo de 2011

Un cajón de cuentos (XVI): Rip Van Winkle de Washington Irving

El mayor reconocimiento que se le hizo a Washington Irving, autor de prestigio perdido, fue el de  considerarle principal precursor de la literatura norteamericana. En primer lugar con su History of New York donde se aparta del encorsetado provincianismo existente hasta el momento, pero sobre todo con su The sketch book donde se recogen sus más imperecederas narraciones, me refiero a La leyenda de Sleepy Hollow y Rip Van Winkle, donde el autor  adapta con maestría las tradiciones culturales europeas a una evocación costumbrista de su naciente país. 
No puede olvidarse que en sus continuos viajes por Europa conocerá, entre otros, a un personaje decisivo en el desarrollo de su carrera, el escritor escocés Walter Scott, quien contagiará a Irving del naciente romanticismo y le dará a conocer el acervo de las narraciones populares que tanto peso tendrán  en su obra. Valga como ejemplo la narración de Rip Van Winkle que está inspirada en un cuento popular alemán titulado Peter Kraus, el cabrero, algo que sus críticos han querido ver como una falta evidente de originalidad argumental, pero lo cierto es que sus mejores historias superan la anécdota del cuento para evocar con gran dosis de comicidad y gusto por el detalle los ambientes de una nación en pleno desarrollo.
En nuestro país, Washington Irving es además reconocido como uno de los primeros autores extranjeros que se siente fascinado por el pintoresquismo romántico del territorio.Calvo Serraller en La imagen romántica de España distingue entre viaje ilustrado y viaje romántico para descubrir el interés que movió a tantos escritores y pintores por esa deslumbrante España exótica: "Aquellos primeros viajeros ilustrados, más o menos fantásticos, que soñaron países y civilizaciones desconocidos anunciaban ya esa actitud romántica en la que lo exótico serviría para perfilar con justeza la identidad cotidiana. Los países imaginados por un Voltaire o un Swift surgían al amparo de una exigencia de contraste moral: se trataba de abrir un horizonte donde poder precisar los límites verdaderos de nuestro universo cultural; los países románticos, que no van a ser menos fantásticos, carecen, sin embargo, de esa preocupación por la moraleja, sirven como una nueva ocasión para la aventura, la cual existe por obra y gracia de lo misterioso; el viaje romántico es, por excelencia, iniciático".
Y es ese placer de la aventura, ese gusto por las narraciones exóticas -no olvidemos que en aquella época Antoine Galland traducía por primera vez algunos relatos de las Mil y una noches que se verían trasladados poco tiempo después al inglés- harán que Washington Irving escriba una de sus obras más populares, los Cuentos de la Alhambra que suponen una melancólica evocación de un pasado repleto de leyendas muy al estilo de la época, pero esencialmente la crónica de un viaje lleno de sutiles y agudas impresiones procedentes de la observación del viajero.
Aunque lo que mejor ha perdurado en el tiempo son sus sencillas historias basadas en cuentos populares, convertidas ahora en parte de la cultura popular norteamericana. Quizás sea el relato de Rip Van Winkle su historia más encantadora, porque convierte un suceso maravilloso en una leyenda popular que se integra sigilosa pero firmemente en la historia del pueblo. Irving domina como pocos la vena cómica -claro precedente del gran maestro Twain- y posee una capacidad extraordinaria para describir el ambiente y los paisajes y así mostrarnos un hecho maravilloso como algo casi cotidiano. La historia de ese personaje conformista, despreocupado y holgazán que intenta evadirse de los problemas y de una autoritaria mujer en una tranquila villa cercana al río Hudson se convertirá, gracias a un inexplicable hecho maravilloso, en la historia del hombre que durmió durante años. La leyenda es aceptada y asumida y el bueno de Rip Van Winkle tan solo tiene que adaptarse a su nueva vida y de vez en cuando referir su historia. Irving consigue con este relato elaborar un sencillo mito que pervive en la memoria de los norteamericanos y de ahí la trascendencia de esta y otras narraciones.
De sus dos cuentos más memorables, realizó el gran Arthur Rackham unas magníficas ilustraciones que acaban de realzar estas historias.

18 comentarios:

  1. Pues el cuento que recomiendas no lo he leído. Sí he leído los cuentos de la Alhambra, precisamente cuando estuve en la Alhambra. Y pensar que cuando Irving estuvo en Granada se alojaba en la Alhambra que por aquel entonces debía estar en un estado de semi abandono. Siempre me ha hecho gracia la idea de que los románticos considerasen a España un país exótico lleno de todas esas leyendas y tradiciones que ellos buscaban. A Irving le fueron contando esas leyendas otros huespedes que también se hospedaban en la Alhambra.
    Nada que me gustaría leer este cuento del que hablas que por cierto tiene unas ilustraciones preciosas.

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  2. Anabel, yo también aproveché mi paseo por la Alhambra para leer ese libro tan sugerente y aún teniendo en cuenta su inestimable interés como testimonio de una época, aderezado con relatos de corte fantástico, me parecen mucho más atractivos estos relatos que ya son clásicos fantásticos, sencillos y amenos.
    El retraso cultural español fruto de nuestra santa inquisición hizo que los autores ilustrados no tuvieran cabida, pero a cambio se mantenían las supersticiones, creencias y todo ese acervo popular tan querido de los autores románticos. Lo curioso del caso, como ya hablamos una vez, es que se diera tan poca literatura fantástica (y romántica) en nuestro país.
    Por cierto el señor Irving tiene mucha culpa de la introducción de figuras como Santa Claus o las calabazas de Halloween.
    Las ilustraciones de Rackham, como ya deje claro en otra entrada, son una maravilla.
    Un beso.

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  3. Es totalmente cierto que los americanos tienen en mucha estima a Irving, apareciendo siempre, como perfectamente dices como precursor de las letras americanas, junto a otros como Nathaniel Hawthorne. Y aqui en España, encontrar mucho más que las leyendas de la Alhambra no es fácil . Tengo una bonita edición de los dos relatos mencionados en tu entrada pero luego estuve buscando alguna otra para un regalo y fue imposible. Una gran recomendación, Carlos.

    Y por cierto, a colación de lo que hablais también, hace poco me invitó un amigo a ir a Granada en abril porque había visitas guiadas por la Granada Romántica de Washington Irving- Por si a alguien le pilla por allí y le apetece.

    http://www.ciceronegranada.com/espanol/web/lagranadaromanticaywashingtonirving1148.asp

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  4. Pues esos dos relatos están en la edición Gótica de Valdemar junto con nueve historias más (cinco de ellas pertenecientes a los "Cuentos de la Alhambra"). Creo que es la mejor edición existente (aunque no contiene las ilustraciones que si estaban en las de Olañeta para estos dos relatos).
    Oscar, tomo nota de tu recomendación para ese paseo para cuando vuelva a Granada.

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  5. Y más aún, querido, si nos retrotraemos a la prehistoria... Al benemérito Washington Irving se le reconoce, sobre todo, que nosiguiesen quemándose los artesonados milenarios de la Alhambra para hacer fuego... En cuanto a sus relatos, demasiado tiempo sujetos a ese pésimo folklore. Leeré tus recomendaciones. como siempre.
    Abrazos!

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  6. Cierto, cierto Ana. Sólo por dignificar La Alhambra y su entorno al recogerlo en su testimonial libro, Irving me merece todo el respeto. Pero además los norteamericanos le reconocen la capacidad de haber despertado su literatura al mezclarla con tradiciones ajenas.
    Un placer tenerte por aquí. Un abrazo.

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  7. Carlos, leí "Rip Van Winkle" en Felices Pesadillas y veo que tengo subrayadas dos frases. Una, cuando se entera de su viudez: "Era lo único reconfortante que oía" y otra, cuando estrena su nueva vida de reposo: "...esa edad feliz en la que a un hombre se le consiente la dedicación plena a la holgazanería".

    Una perla que nos muestras como tú sabes hacerlo querido profe.

    Un abrazo.

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  8. Thornton, esta obra es un prodigio de humor como bien has sabido entresacar de sus frases. El personaje es encantador y el cuento, con toda su sencillez, merece la pena rescatarlo.
    Lo de ser holgazan se te da muy mal aunque lo intentes. Un abrazo.

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  9. Parece que toda alma inquieta vuelve de Granada con "Cuentos de La Alhambra" debajo del brazo.
    Me he acordado de la célebre frase: "Dale limosna mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada".
    Que no nos falte nunca sentido alguno para poder disfrutar de estas recomendaciones tuyas.
    Un abrazo.

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  10. ¿Tu también hijo mío?. Pues sí, parece la mejor manera de acercarse a Granada para abstraerse de las mareas humanas de La Alhambra.
    Mis recomendaciones son buenas porque me lees con buenos ojos. Tus sentidos parecen más despiertos que nunca a tenor de las historias que nos traes. Un abrazo.

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  11. De Cuentos de la Alhambra tengo un volumen de tamaño reducido editado en 1945 y con ilustraciones en blanco y negro que son como postales, pues se pueden despegar de la hoja a la que están enganchadas. El papel está ya amarillo y huele mal, pero le tengo un cariño especial a este libro porque cuando lo leí estaba descubriendo a su autor y me gustó. No he leído, sin embargo, los cuentos que mencionas. Respecto a que los románticos se sintiesen tan atraídos por España, culpa de ello la tiene la prolongada presencia de los árabes en ella. Cuando Washington Irving recoge estas leyendas sigue una tradición cuentística ya presente en la Europa medieval, que hunde parte de sus raíces en un terreno que tiene su ubicación en Oriente. Aunque de esto seguro que Ana tiene muchísimo más que decir que yo.

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  12. Rip Van Winkle es un cuento delicioso, con muchos toques d humor que me fascinaron Recuerdo la descripción de la señora Van Winkle: apoteósica, sobre todo cuando alude al filo de su lengua. También, las reuniones de sabios, maestro y otros holgazanes bajo un árbol, porque siempre es interesante comentar alguna noticia del pasado.
    Por supuesto, lo leí en las "Felices pesadillas".
    Proporciona un rato muy ameno de lectura, y la sonrisa está asegurada.
    Un abrazo.

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  13. Juan Manuel, yo también tengo un libro de los cuentos granadinos que posee grabados de pintores románticos que también se sintieron fascinados por La Alhambra y sus alrededores.
    Respecto a la fascinación romántica por España,también hay algo de lo que comentas, pues en aquella época estaba muy en voga lo oriental a partir de esa traducción de "Las mil y una noches". Pero existen otras muchas razones y lo más curioso es que los escritores españoles no siguieran esa estela marcada por los europeos, es decir, que el romanticismo no fuera un movimiento muy importante en un país que tenía el espacio apropiado.
    Siempre interesante en tus comentarios Juan Manuel. Un saludo.

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  14. Delicioso y divertido como muy bien dices Isabel. Me alegro que te lo hayas pasado bien leyéndolo. Sufrió las agudas iras por ser un cuento incorrecto, al tratar a la mujer de Rip Van Winkle como una arpía y como una liberación cuando se entera de su muerte. Pero creo que también deja claro que el protagonista es un calzonazos. En fin, la buena literatura no debe pasar estas cribas.
    Un abrazo y en seguida leo tu relato.

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  15. Los viajes de los románticos sí, es verdad que son viajes interiores. Los libros de Andersen o de Gautier sobre España son deliciosos, aunque no necesariamente fiables, supongo. Yo le tengo mucho cariño a un pequeño cuento macabro de Irving titulado El estudiante alemán, que en parte parodia a los estudiantes enloquecidos de Hoffmann. Me parece que Irving está en la imaginería de algunos creadores actuales como, por ejemplo, Tim Burton. El otro día volví a ver Big Fish y aquellos primeros narradores norteamericanos, muy apegados todavía a los modelos europeos, estaban por todas partes, en la forma de contar las historias y en la historia misma. Un abrazo

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  16. Rebeca, Irving tuvo la capacidad, no reconocida por muchos, de recoger esos cuentos tradicionales europeos y en muchos casos trasladarlos a su naciente país, mezclándolos con la realidad de los colonos holandeses.
    La imaginería gótica de Burton y su quehacer narrativo es cierto que le debe mucho a autores como Irving (evidente en su relectura de Sleepy Hollow).
    Un abrazo.

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  17. Carlos, ¿no crees que esta idea de que alguien duerma y despierte muchos años después debe tener algo que atrae mucho a la imaginación? Es decir, como el muerto que vuelve de la tumba, o el cuadro que cobra vida, o el ser sobrenatural que concede deseos (sea genio o diablo)sería uno de los grandes argumentos del fantástico. Evidentemente es parte del folklore occidental, y probablemente lo sea del oriente también, pero eso no lo se.
    Se me ocurre como prueba "la bella durmiente", que fue recogida por Perrault. Otra prueba de su carácter arquetípico pudiera ser que todavía uno se encuentra con gente que te dice con toda seriedad que Walt Disney no solo era de Almería, sino que además no está muerto, sino criogenizado. Una leyenda urbana que parece expresar un deseo muy profundo de "dormir, tal vez soñar" y despertar en un mundo mejor. Aunque no hay sueño sin la posibilidad implicita de desbarrar en pesadilla, sobre todo si el vecino empieza a hacer ruidos extraños, o a uno le entran ganas de orinar...

    Hay un ejemplo en la literatura en castellano de recreación del mito "Rip Van Winkle".
    Es el cuento "Rip-Rip el aparecido" del escritor mexicano Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895).
    Se puede leer aquí:
    http://www.utpa.edu/faculty/jmmartinez/Cuentos/cuegurip.pdf

    Un saludo

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  18. Pues ciertamente Manuel, es uno de los argumentos del fantástico más universal y atractivo. Ha sido trabajado de diversas y variadas maneras y aquí lo hace de una forma sencilla y con muy buen sentido del humor. De hecho, se puede considerar una variante del viaje en el tiempo que tan buenas obras ha dado. Cuando el protagonista desaparece por un espacio de tiempo, su reaparición da muchísimo juego literario(lo que pudo perderse, lo que aconteció en su ausencia, las consecuencias de su vuelta, los cambios...).
    No conozco este autor que nos traes, pero a buen seguro será otro más de tus múltiples hallazgos. Un saludo.

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