"Cínico: Un sinvergüenza cuya defectuosa visión ve las cosas como son, y no como debieran ser. De ahí la costumbre entre los escintios de sacarle los ojos al cínico para que viese mejor.
Sátira: Tipo de creación literaria ya obsoleta en la que los vicios e ineptitudes de los enemigos del autor eran expuestos con una ternura imperfecta. En este país, la sátira nunca ha existido excepto en un estado enfermizo e incierto, ya que su esencia es el ingenio, el cual es extremadamente escaso por aquí.
Ingenio: La sal con la que el humorista americano estropea sus guisos intelectuales al no utilizarla nunca".
Con el sobrenombre de “Bitter” (amargo) fue conocido el escritor norteamericano Ambrose Bierce. Pero esencialmente Bierce era un cínico que despreciaba las convenciones sociales y que utilizaba su mordaz ingenio para crear geniales sátiras en forma de breves cuentos, fábulas o en definiciones como las anteriores pertenecientes a su vitriólico y perenne Diccionario del diablo, donde se nos muestran esas sensaciones entre jocosas y desazonadoras que son comunes a todos sus textos.
Ambrose Bierce fue un reconocido escritor y periodista que ha pasado a la posteridad por ser el creador de una narrativa breve ferozmente crítica, irónica y de corte grotesco. La lectura de sus obras más emblemáticas como Cuentos de soldados y civiles, ¿Pueden suceder tales cosas?, Diccionario del diablo o Fábulas fantásticas siguen siendo fuente inagotable de comicidad y angustia a parte iguales. Es muy probable que Bierce necesite un reconocimiento urgente que le autorice como una de las voces narrativas más influyentes de la literatura y el cine norteamericanos del siglo XX y que supere su status de creador de literatura de género. Quizás la reedición de sus más significativas obras en Alianza, acompañadas por la eficaz tarea que ha realizado Valdemar con buena parte de sus textos signifique que se empieza a revalorizar su figura.
Y es que el humor y el dramatismo parecen ir hermanados tanto en su vida como en su obra. Ambrose fue el décimo de trece hermanos que compartieron, verbigracia de su progenitor, la curiosa e hilarante idea de comenzar todos sus nombres de pila por la letra “A”. Su azarosa vida le llevaría a alistarse en el ejército de la Unión como combatiente y vivir así los horrores de la guerra en primera fila, experiencia que quedaría reflejada como pocas veces se ha visto en sus Cuentos de soldados y civiles. Las muertes de sus hijos o de su segunda esposa agriaron un poco más el carácter de tan pesimista personaje y así, cansado de la vida y tras acabar de recopilar sus obras completas, decidió marchar al México de la revolución donde su rastro se perdería para siempre. Antes de partir enviaría una carta a la esposa de su sobrino, donde dejaría patente ese menosprecio vital y un irreverente sentido del humor, como el que le hizo famoso en sus narraciones y artículos periodísticos:
“Querida Lara: Mañana parto para una larga temporada, de forma que esta es sólo para decir adiós. Creo que no vale la pena añadir nada más; dado lo cual esperarás, por supuesto, una larga carta. ¡Cuan intolerable sería este mundo si sólo dijéramos lo que vale la pena decir! Y no hiciéramos nunca nada estúpido, como ir a México y Sudamérica (…) ¡Que le den a la civilización! Yo prefiero las montañas y el desierto.
Adiós. Si oyes que me han puesto contra un paredón mexicano y disparado, por favor, piensa que yo lo veo como una bonita manera de partir de esta vida. Supera en mucho la vejez, la enfermedad o una caída por las escaleras de la bodega. ¡Ser gringo en México: eso sí es eutanasia!
Con cariño a Carlt, afectuosamente tuyo, Ambrose.”
Existen en las historias de Bierce una causticidad nada amable que asombra al aproximarse por primera vez. De ahí que cuentos tan directos como Aceite de perro, Mi crimen favorito o El hipnotizador sean tomados como puramente macabros, ya que retratan a personajes que hacen del crimen una virtud irreprochable en contraste con el horror que se deriva de sus acciones, es decir, que el cinismo del autor provoca que veamos acontecimientos totalmente reprobables como actos naturales. Bierce juega con sus personajes, situándolos al límite de lo angustioso y recreándose en su tormento, pero también lo hace con el lector al girar sorprendentemente los acontecimientos con relatos como su célebre Suceso en el puente sobre el río Owl o con tantos otros como Un tiro de gracia, Uno de los desaparecidos, El dedo corazón del pie derecho, Circunstancias apropiadas, etc. El lacónico lenguaje utilizado por el autor convierte muchas de sus historias en piezas perfectas de concisión y eficacia, quizás poco elegantes pero siempre acertadas.
Aunque algunas veces Bierce utiliza explicaciones sobrenaturales, e incluso la ambientación casi onírica de relatos como Chickamauga o Un habitante de Carcosa hace pensar en cuentos de terror metafísico, su horror es más físico y psicológico en la línea de su maestro Poe o del genial Maupassant. De hecho es un escritor esencialmente satírico, aunque su corrosivo cinismo y sus apuntes entre sádicos y nihilistas le han impedido hacerse un nombre entre los grandes de la sátira. Su imagen de sarcástico, pesimista y misántropo ha sido un lastre en su valoración e incluso él era consciente de las limitaciones que esto suponía, llegando a pensar en titular unas posibles memorias como “la autobiografía de un hombre malentendido”. Y es que la sátira que tan bien cultivó deriva de su preocupación por combatir la hipocresía, la mentira y el vicio de una sociedad corrupta. El problema es que sus ataques no se acababan en eso.
En todo caso conviene leer o releer al Bierce de narrativa corta y tener siempre a mano su Diccionario del diablo para encarar la vida con la mente despierta.
Recuerdo haber leído un libro de cuentos suyo hace años. Siempre he relacionado a este autor con el género de terror y desconocía esta faceta crítica y pesimista de Bierce. Hace tiempo se estrenó una película que lo puso de moda, no sé si te acuerdas de ella. Se titulaba Gringo viejo y su protagonista era Gregory Peck (creo que se escribe así), en su último o penúltimo papel para el cine, en la que se nos cuenta el tiempo que pasó en México. Su pareja en la ficción creo que era Jane Fonda. Bien, la impresión que conservo de aquellos cuentos que leí es muy grata, aunque debería de releerlos para recuperar sensaciones y provocar otras que, enriquecidas con tu aportación, seguro que serán de nuevo muy agradables.
ResponderEliminarJuan Manuel, los cuentos de Bierce se suelen ubicar en el terror quizás porque Lovecraft reconoció su influencia. Macabros y crueles sí, e incluso en ocasiones próximos al territorio fantástico. Sus cuentos de soldados, por ejemplo, son relatos modélicos sobre la locura y el absurdo que genera la guerra. El Diccionario del diablo o las Fábulas fantásticas son puro humor corrosivo que heredaron gente como Wilder o Hawks.
ResponderEliminarNo he visto la película, aunque sé que está basada en una obra del mexicano Carlos Fuentes. Lo cierto es que la desaparición de Bierce ha dado origen a algunas obras de ficción y muchas hipótesis, una de las cuales dice que fue el mismo Pancho Villa quien mató al escritor. Desde luego esa frase final de su misiva nos da una idea de su sentido del humor, sabiendo reirse de su propia sombra. Espíritu libre sin duda.
Saludos.
Ya te lo he dicho en mi blog. Tu rigor y lo bien que explicas las cosas a veces me produce hasta desazón, porque dan muchas ganas de ir a buscar libros de los autores de los que hablas, pero el tiempo, maldito...
ResponderEliminarPues anímate con alguna historia corta de Bierce (dos o tres páginas) y lo mismo te contagias.
ResponderEliminarSupongo que en los blogs se puede hablar de literatura de muchas maneras y cada uno elige su estilo y su nivel de exigencia. Ya he comentado muchas veces que el mío es más pasional que otra cosa, pero sin olvidar un mínimo de rigor en las lecturas. Cuando leo y comento acudo a otros libros para documentarme y buscar conexiones, pues pienso que las buenas lecturas han de ofrecerte diversos caminos. Procuro evitar el recorta y pega que te facilita internet y acudir a la fuentes básicas: LIBROS. Asimismo, cuando frecuento algún blog literario exijo algo parecido.
De todas maneras lo mejor en este blog suelen ser los sabios comentarios que amplían y enriquecen mis palabras.
Gracias a ti Hablador y a los buenos aficionados que pasan por aquí.
Gracias gracias gracias... Carlos. Tomo nota (ecelente9 porque...
ResponderEliminar¡Qué vergüenza!
Decían que sólo la ignorancia es atrevida y...
Abrazos!
Gracias a ti siempre Ana, maestra. Abrazos.
ResponderEliminarNo he leído nada de Bierce, aunque desde hace tiempo le tengo echado el ojo a su Diccionario. Con esta excelente entrada, quedan pendientes también sus cuentos.
ResponderEliminarSu curioso final me recuerda al de un enigmático escritor, B. Traven, que supuestamente también murió en México.
Un abrazo.
Pues ese Diccionario es una joya que se ha intentado imitar en muchas ocasiones, pero nada como el original. Ahora lo tienes fácil con las sencillas ediciones que ha sacado Alianza. Son cuentos muy cortos y punzantes la mayoría. Si algún día te topas con uno de esos relatos, procura no hacerle un feo al señor Bierce, pero también procura no leerle a tus hijos las historias de "El clan de los parricidas" para no dar ideas.
ResponderEliminarBernard Traven. Muy apetitoso también. Rondan por mi casa sus dos obras emblemáticas. A ver si me decido.
Un abrazo.
La carta que reproduces Carlos de Bierce a la esposa de su sobrino, no tiene desperdicio; es todo un sucinto Manifiesto contra lo establecido y un canto a lo “Jeremías Johnson” del valor de la naturaleza y de la aventura interior que esta nos puede conceder.
ResponderEliminarSucede en ocasiones que lo más novelesco y ejemplar de un conocido escritor es su propia vida. Rimbaud, Lord Byron o Pavese, podrían ser un ejemplo. La de Ambrose Pierce desde luego lo es, empezando por el nombre impuesto por su neurótico progenitor y acabando por su “volatilización” allá en Majico.. .. Pero claro es que “la vida” no se encuentra encuadrada en ningún género literario, aunque ya se sabe que los “géneros“ son cosas académicas que están ahí, cada día más, para destruirlos o trascenderlos.
La película de la que ha hablado anteriormente Juan Manuel, interpretado Bierce de forma magnífica por un Gregory Peck “ya de vuelta”, y basada en la novela de Fuentes, “algo” manifiesta de su brumoso espíritu, romántico, disconforme, amargo y ácrata…
No existe este o aquel género, este o aquel estilo, existe tan solo como decía Blanchot “buena o mala literatura” , y la de Bierce es de las primeras: Se ha situado ya en el universo de los buenos escritores sin punto de retorno. Otra cosa es su difusión actual, y su entendimiento: eso es algo que fluctúa. Denunciar mediante la sátira y el cinismo, la hipocresía, la mentira y la sociedad corrupta mediante la literatura tiene “poco recorrido”. Todo, TODO, se digiere en esta sociedad del espectáculo.
En todo caso esta claro que conviene leer a Bierce. “El Diccionario del diablo”, que no lo conocía y algún termino de él he leído hoy en Seva, seguro que lo incorporo. Seguro. Me atraen mucho esos textos que “dislocan” las palabras; las miran de cerca y les crean significados no comunes, como hizo también Flaubert con el suyo.
Un abrazo y felicidades
Que buena intuición has tenido Nicolás con la carta de Bierce.
ResponderEliminarSucede muchas veces que esas vidas tan intensas suelen aproximarse a lo dramático, y es que si andas por la cuerda floja permanentemente...Es evidente que en la vida de Bierce siempre se destacan esos elementos más llamativos, con la intención de comprender al personaje capaz de crear tales textos. También sucede con Quiroga o con Maupassant (aunque en este caso el viaje es más interior).
Que Bierce pertenece a la buena literatura no me cabe ninguna duda y que, como apuntas, hoy en día son necesarios esos genios capaces de satirizarlo todo para darnos cuenta de la importancia real de las cosas y de lo volubles que pueden ser ciertos pensamientos e ideas fijadas. El Diccionario del diablo debería ser una lectura que nos recordara permanentemente nuestra pequeñez y un "arma" (pues no existe mejor arma que la palabra)contra las miserias que desgraciadamente pueblan nuestra actualidad.
Una vez se lo recomendé a un tipo tan ingenioso como Jose Lorente (cuánto cinismo debió beber el maestro Wilder de allí ¿verdad?) y ahora lo hago contigo y toda la troupe.
Un abrazo y gracias por tus siempre apropiadas e interesantes palabras.
P.D. No puedo dejar de copiarte otra definición de gran actualidad.
Política: Un conflicto de intereses que se enmascara como una discusión de principios.La utilización de los asuntos públicos para obtener beneficios privados.
Lamentablemente hay innumerables malentendidos, pero contigo no hay equívocos: grandes personajes siempre. Y me alegra acabar el año con uno que conozco, aunque menos de lo que quisiera.
ResponderEliminarNAVIDAD: Día apartado para consagrarlo a la glotonería, la bebida, la sensiblería, la recepción de regalos, la estupidez en público, y quedarse en casa.
Un abrazo fuerte y felices sátiras.
Jose siento admiración por los grandes creadores de sátiras, ingeniosos, humoristas con algo de cinismo (no sarcasmo) y gente que sabe reírse de sí mismo. Pues eso, te admiro.
ResponderEliminarAdmiración: Nuestro cortés reconocimiento del parecido de los demás a nosotros mismos.
Un abrazo.
La primera vez que lei a Bierce fue casi de casualidad, en una librería abri la edición de Edhasa de los "Cuentos de Soldados y Civiles" y me lei del tiró allí mismo "Un incidente en el puente sobre el río del buho" y me quedé tan flipado que no solo compré el libro sino que estuve dando la tabarra a mis dos amigos mas lectores acerca de este autor más de un mes. Conseguí más obras en la "Biblioteca del Terror" y precisamente ayer vi que efectivamente Alianza lo ha republicado. Es un autor maravilloso, no me canso de leerlo y (como tu) recomendarlo. Fue de los primeros que leí en su idioma tras aprender inglés y con todo merecimiento es un imprescindible de la literatura americana.
ResponderEliminarHace unos dos meses precisamente releí "Gringo Viejo" de Carlos Fuentes, en un arrebato pasional hacia Bierce más que hacia Carlos Fuentes. Lo había leido hace años y la verdad, me defraudó un poco (tanto que tras tener escrita media entrada sobre la obra para mi blog, no la publiqué). No reconozco a Bierce en esa obra por muy de obra de ficción que sea. De hecho tampoco reconozco al mejor Carlos Fuentes.
Saludos y gracias por traer a este gran invitado por aquí. Otro más que compartimos.
PD: He disfrutado como un auténtico enano con "El secreto del Bosque Viejo" de Buzaati. Gracias también por ese.
Oscar es fácil compartir contigo lecturas siendo tan buen lector como eres. Cuando hablas de todo lo que has leído y releido, sólo me queda pensar que cuando coincido con alguna de tus lecturas estoy en el buen camino. Tu blog como el de Niño Vampiro son referentes en lectura para conocer cosas interesantes. Ahí queda dicho.
ResponderEliminarLo de Bierce es evidente que puede atraer desde una primera lectura. No falla porque, a pesar de tener algún cuento más irregular, se puede decir que es uno de esos autores que no suele defraudar. Impacta con sus escritos porque es como un golpe directo a la cara. Además es un magnífico satirista a rescatar.
Para quien no tenga lo publicado en Valdemar (allí está lo mejor en las mejores ediciones), estos cuatro libritos de Alianza son la mejor adquisición posible por económicos y buenas traducciones.
Un abrazo Oscar.