lunes, 11 de abril de 2011

Un poeta en Granada

Ha pasado demasiado tiempo desde que su corazón dejó de latir, pero su recuerdo permanece  muy vivo. Y todavía siento "escalofríos de pena" al escuchar sus canciones, aunque también la sensación de que un compañero del alma sigue a mi lado, puesto que con Carlos Cano tengo una querencia intensa a sus letras, su música y su personalísima voz.
Se ha relacionado mucho a Carlos Cano con la copla, pero sería injusto hablar sólo de esa faceta. Carlos fue el cantor del pueblo andaluz, sarcástico con los poderosos y sabio vocero de la alegría triste de los oprimidos. Como escribió José Saramago: "Carlos es aquel que canta las historias que los propios hombres son. Por eso sus poemas están cargados de gente, por eso su música es la de las voces de los cuatro caminos.  Cantor de la compasión y del sarcasmo, tiene hoy, delante de sí, un mundo que, mereciendo el sarcasmo, necesita la compasión. Con el corazón vuelto hacia el sur, donde los dolores son mayores y las esperanzas inmortales".
También fue Carlos Cano un poeta generoso y solidario que se apasionaba contra las injusticias, situándose a la altura de la misma morralla "que da la batalla y no recibe ni una medalla", pero exigiendo compromiso al mismo pueblo que defendía: "no sé porque te lamentas en vez de enseñar los dientes y porque llamas mi tierra aquello que no defiendes" para poder acabar con los abusos todos juntos. De sus primeras letras más combativas donde cantaba a la especulación, a los milagreros del Palmar de Troya, a la triste historia del caso Almería o, en un emocionante tango, a las madres de mayo, pasó a letras más poéticas y amorosas  pero sin olvidarse nunca de los oprimidos ni de las causas que  merecían ajusticiarse con su voz, como estos versos contra los violentos en uno de sus últimos discos:
"Los que matan la luna son los mismos de siempre,
los que arrancan las flores con sus botas de muerte.
Los que amargan la vida y asesinan los sueños
que cantan los poetas buscando un tiempo nuevo.
No gozan del amor, ni tocan los tambores,
ni cantan el bolero, ni pintan corazones
en los árboles verdes y en las playas de arena,
ni bailan el merengue para echar fuera sus penas"
En sus delicados versos aparecieron los mejores homenajes  posibles a gente como Gerald Brenan, Amalia Rodrigues, Rafael de León, Miguel de Molina, Mª Teresa Gómez, Edith Piaf, Rigoberta Menchu, Al-Mutamid, Jose María "el tempranillo", Jaume Sisa o el pintor Ocaña. Fue amigo de muchos compañeros de profesión y querido por casi todos debido a su calidez  y compromiso.
Y es que Andalucía no ha tenido nunca un cantor como Carlos Cano, que aunando sabiduría popular y sentimiento lírico, consiguió entregarnos un compendio de canciones imperecederas que ahondan en lo más profundo de ese entrañable sur. De su voz algunos aprendimos palabras como chusmerío, farfolla, morralla, cherlón, rebujar, mejorana, sarpullío, triquitraque, jipijapa, gacho, mala follá que denotaban la voz del pueblo. Y también el mundo arábigo-andaluz fue constante en su obra, desde sus Crónicas Granadinas de 1978 hasta su postrera Kalam Garnata.
Pero es bien cierto que su voz significó el aire fresco que la copla necesitaba, después de la mala fama que se había ganado como música casi oficial de una época. No sólo hizo una nueva lectura de las más grandes coplas, aquellas que compusieron maestros como Rafael de León, Antonio Quintero, Manuel López Quiroga, Ramón Perelló, Juan Mostazo y Federico Valverde, dignificándolas con la emoción de su canto, sino que entregó unas cuantas piezas más que ya forman parte del acervo cultural. Pocos supieron como Carlos encontrar esa raíz musical y abrirla a los nuevos tiempos.
Siempre que escucho a Carlos Cano me uno a su voz y me dejo acompañar por sus palabras. No me cuesta volver una y otra vez a él y cuando me reúno con mi amigo y poeta Paco Gómez, acabamos invariablemente entonando sus canciones porque sentimos sus palabras como propias. Con este escrito he pretendido manifestar mi gratitud hacia el poeta granadino que tanto nos ofreció y airear a los cuatro vientos la perdurable frescura de sus canciones.

16 comentarios:

  1. Me ha emocionado mucho este precioso texto.
    Carlos Cano es uno de mis artistas preferidos, un hombre con el alma en la palma de la mano, esa que se aprieta con los amigos.
    Yo también canto con él cada vez que pongo un disco suyo y oigo sus versos, su voz.
    Y, a pesar de lo mal que canto, creo que a él le gustaría.

    Un abrazo agradecido.

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  2. Agradecido estoy yo por encontrar otra alma sensible a la voz de este andaluz genial y así lograr hacer extensivo el reconocimiento tan necesario. Ahora me siento mejor acompañado Elías.
    Un abrazo.

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  3. Yo también me he emocionado con lo que has escrito.
    Como vosotros fui y sigo siendo seguidora de Carlos Cano.
    Un abrazo

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  4. Madison, seguir siendo fiel a Carlos Cano tiene un gran valor y asegura la felicidad musical. Un abrazo.

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  5. No diré "¡por fin!" porque esa era una broma nuestra sin más trascendencia, pero permítme decir "¡Olé!".
    Y ahí está López Quiroga que si no recuerdo mal fue el que dio origen a esa broma. Aunque no venga muy al caso te confieso que hoy recomiendo siempre que puedo los relatos de Horacio.
    Has escrito con verdadera emoción y con profundo sentimiento, sensibilidad que invita a unirnos a ese canto entre amigos.
    Un abrazo.

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  6. Ya lo diré yo por tí ¡por fin!. Casi desde que empecé este blog había pensado que debía homenajear de alguna manera a Carlos Cano y quizás tu comentario hizo saltar la alarma de que había pasado ya demasiado tiempo. Por ello, también va por tí esta entrada y me une, sin duda, en un canto de amistad con vosotros.
    Don Horacio debe estar contento de que lo pasees tú.
    Un abrazo.

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  7. Preciosa la entrada, que si me da un sarpullío será de emoción y naica hay en ella de farfolla ni de mala follá.
    Cantaba como los ángeles y con su voz dulce lanzaba al viento verdades como puños, las que tú señalas tan bien en tu entrada.
    Grande, muy grande Carlos Cano. Me gustó, me gusta y me gustará.
    Muchos besos, querido Carlos.

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  8. Muy grande Carlos Cano como bien dices. Todavía me invade la pena cada vez que le oigo cantar, pero me encanta escucharle.
    Abrazos Isabel.

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  9. Esperaba esta entrada desde hace ya algún tiempo -ya habías amenazado- pero me ha sorprendido el tono que has utilizado. Un punto de vista que me ha hecho ver otra dimensión más densa de Carlos Cano.
    Ya sabes, porque lo comenté aquí, que soy otro entregado a Carlos Cano, pasa el tiempo y lo sigo escuchando con el mismo arrobamiento y hasta me atrevo con él de vez en cuando.
    Utilizando una palabra que utilizaba mucho el cantante te diré que hasta te has "desabrochao" contándonos tus dúos con Paco Gómez -Otro dardo en la diana- que serán dignos de oírse.

    El vídeo, otro acierto.

    Un abrazo.

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  10. Esta entrada está realizada desde el corazón, ese que nos hizo perder a Carlos. Me he desnudado para deciros que es "mi" cantante, la voz que más siento y por eso este mínimo homenaje. Si además sé que vosotros, mis queridos compañeros-amigos, también lo sentís, mi alegría es doble.
    Me gusta cantar a Cano como a tantos otros, pero con él me emociono (que le vamos a hacer). Algún día nos soltaremos con "La murga de los currelantes" o las "Habaneras de Cádiz". Hasta entonces, un gran abrazo maestro.

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  11. Hola Carlos!
    "La Habana es como Cadiz , pero con más negritos", admirador de Carlos Cano y fiel escuchante de sus canciones, quizas nos falta su a todos un poco su " allez venez vous milord, allez venez vous madame...que aqui no hay nada mejor para el corazón que amar y olvidar..". siempre emocionante Carlos.
    gracias por la entrada

    alberto

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  12. Gracias a tí Alberto por ser fiel a los dos Carlos (ja, ja).

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  13. Querido Carlos, es verdad y muy verdad que no era pecisamente en la copla tradicional donde Carlos Cano tenía su fuerza mayor. Era la canción del pueblo más allá de los estereotipos. No toda andalucía lo quería tanto como nosotros. El pueblo, lamentablemente, suele ser desagradecido más allá de la ignorancia. Carlos Cano fue un compañero de camino que me ayudo a conocer y reconocer el peso hondo de las alforjas. Nos acogió como solo abrazan los que aman la vida. Desveló el más grande secreto del sentido de un verso y por tanto del paso por los días: "De lo más alto que puedo, me tiro abajo a cantar" Ahí es ná. Un fuerte Y entrañable abrazo.
    Paco

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  14. Conozco tus sentimientos por Carlos Cano que comparto como bien sabes tú. Se ha sido ingrato con Cano por desconocimiento, asociándolo únicamente a la copla y, como tal, equiparándolo a la voz masculina de las Rocíos, Isabeles o Marujitas. Nosotros sabemos que Carlos Cano es la voz de un pueblo y nada mejor para atestiguarlo que la confirmación de un poeta. Seguiremos cantándolo. Un abrazo Paco.

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  15. Tuve la oportunidad de verle hace once años en Nueva York y me quedo con la imagen de ese momento y con la pena de no haber hablado con él. Aunque la verdad es que no hubiese sabido qué decir.
    Me lo imagino escribiendo una coplilla dedicada a la crisis y a todos los mangantes. Me lo imagino criticándoles como solo él sabía hacer. Nos quedamos sin el poeta del pueblo.

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  16. Seguro que en esto momentos se tiraría de los pelos, al ver que todos los mangantes siguen en su sitio. Nadie como Carlos Cano escribía contra las injusticias sociales y además con enorme talento poético.
    Bueno Anabel, al menos seguimos gozando de su voz tan especial, capaz de desgarrar un tango y de florear una copla. Un beso.

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