domingo, 6 de diciembre de 2009

Un cajón de cuentos(II): Los siete mensajeros de Dino Buzzati

Uno de los relatos que más admiro es esa pequeña pieza maestra del italiano Dino Buzzati titulada Los siete mensajeros. Lo descubrí en una antología de cuentistas italianos y me pareció un relato tan perfecto y profundo que siempre vuelvo a él para penetrar en su misterio.
Dino Buzzati es un escritor que no ha tenido demasiada suerte y que ha pasado bastante desapercibido, a pesar de tener obras capaces de soportar el paso del tiempo. Borges y Calvino, siempre tan atentos a los grandes creadores, reconocieron su valía y anunciaron su reconocimiento futuro como gran clásico; probablemente no andaban desacertados a la vista de la reedición actual de sus obras en nuestro país.
De una producción literaria no muy amplia sobresalen sus novelas El desierto de los tártaros (su obra más conocida), El secreto del bosque viejo, Barnabo de las montañas o Un amor, pero para mí sus relatos son lo más destacado de toda su obra. Tiene varios libros de relatos, aunque el más célebre es la espléndida recopilación que él mismo realizó en Sesenta relatos, maravilloso compendio de su producción breve. Este libro contiene las mejores fantasías de su especialísimo mundo poético, de su extraña atmósfera capaz de transmitir amplias sensaciones con mínimos recursos.
Los siete mensajeros se presenta como un relato alegórico, cargado de elementos simbólicos: la muerte, los recuerdos, el paso del tiempo, la amistad...tratados a partir de un viaje de ida y sin retorno. El desasosiego producido por el camino emprendido, un viaje de descubrimiento, dramático pero necesario e irrenunciable. Buzzati nos muestra en pocas páginas lo que otros no son capaces de transmitir en una novela. La historia adquiere ese aire de fábula borgiana perdida en el tiempo y el espacio, tiene el misterio de lo antiguo, de leyenda atemporal que hace tan admirable este relato. Principio mágico para un libro extraordinario.

3 comentarios:

  1. No me había olvidado de esta entrada tuya, y además sabes que en muchas ocasiones tus entradas me ponen a investigar y a leer; y es que despiertas el interés.
    Te comenté que estaba leyendo El bosque viejo, y aunque hace tiempo que lo había acabado, se me había olvidado dejar mis impresiones por aquí. Dino Buzzati se merece que se vuelva a él.
    PAra empezar te voy a dar una tarea, que les leas esta especie de fábula a tus hijos. Sé que lo harás.

    -Si no te callas te disparo un tiro- exclamó Procolo irritado [...]
    -Me has herido a traición- dijo finalmente la urraca. Tal vez muera. Déjame, pues, que recite una poesía.
    -¿Una poesía?
    -Sí- asistió la urraca con tristeza-, es mi única distracción. Pero me cuesta. LAs rimas no me salen casi nunca. Necesito por supuesto que alguien me escuche, si no, me es imposible [...]

    Procolo se vuelve tan miserable que hasta su propia sombra decide abandonarlo y a él le da verguenza que le vean sin su sombra. Por otro lado, la sombra regresará al lugar del que guarda los mejores recuerdos, pero vivirá escondida por los rincones.
    Su imaginación, poesía y ternura merece que esté entre los grandes, al lado de Wilde, de Matute y de otros tantos.

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  2. Pues te agradezco tu retorno a esta entrada que se había quedado solitaria y abandonada. Me leeré pronto El secreto del bosque viejo porque Buzzati me llegó bien.
    La historia es encantadora y ya se la he leído. Mi entrada fue corta pero apasionada y pienso que volveré a escribir sobre él ahora que me lo recuerdas. La Matute fantástica es otra pasión.

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  3. La Matute fantástica será mi próxima tarea, sobre todo por como me has hablado tú de Olvidado rey Gudu.

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